diez

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Parecía que estar sentada en un helicóptero sin saber dónde estaba tu marido te ponía nerviosa. Con cada pista ganabas terreno, pero a estas alturas ibas a empezar a lloriquear si no lo encontrabas pronto.
Fue un vuelo bastante corto. Al aterrizar te diste cuenta de que sabías dónde estabas: ¡Malibú! Intentaste reprimir los pensamientos atrevidos sobre una noche mágica.
Bajaste del vehículo y te subiste al siguiente. Dave te abrió la puerta del coche. En el asiento había un corazón granate. Lo tomaste y te pusiste el cinturón.
La pista decía:

Jugar en la arena. Bailar un poco. Dormir en la misma cama.
Estoy seguro de que tu padre me habría matado si hubiese podido. Tu amiga parecía agradable, pero tú no eras tonta.

"Que el corazón te guíe" ©️ Finn Wolfhard Where stories live. Discover now