Capítulo 16

60 40 64
                                    


Después de cinco años, el templo había sido invadido. Unos mercenarios trataban de quedarse con la fortuna que guardaban y con la propiedad.

Después de cinco años, Mara y Lee Yang se volvieron a encontrar.

Mara no había cambiado nada. Por lo menos no su apariencia.

La puerta del cuarto en el que se refugiaba Lee Yang, había sido derrumbada. Del otro lado se encontraba el, con una espada en sus manos.

— ¡Aléjese! ¡Váyase! Se lo advierto.— Gritó Lee Yang con los ojos cerrados.

— ¿Mm? — Dijo Mara con una sonrisa maliciosa.— Que tenemos aquí...¿Eh? ¿Niño?

— ¿Eh? ¿Mara? — Dijo Lee Yang antes de salir corriendo para abrazar a Mara mientras lloraba.

— No estaba segura de que siguieras aquí.— Dijo Mara melancólica.

— He estado aquí todo el tiempo.— Dijo Lee Yang.

— Justo cuando entré, me hablabas formalmente.— Dijo Mara.— Al fin aprendiste un poco, pero no debes desperdiciar esas palabras y mantener la compostura frente a alguien que no lo merece.

— ¿A qué te refieres? — Dijo Lee Yang.

— Vayámonos de aquí.— Dijo Mara.— Yo te protegeré.

— ¡No! ¡Hay que ayudarlos! — Gritó Lee Yang.— Están siendo asesinados...

— ¿Por qué quieres proteger a esta gente? — Preguntó Mara.

— Porque ellos me ayudaron todo el tiempo, me mantuvieron a salvo, me dieron un techo, una familia, un lugar al cual pertenecer. — Dijo Lee Yang.

— ¿Aún cuando ellos me hicieron daño? — Preguntó Mara con una cara neutral pero con una vibra pesada.— Si te vas conmigo te protegeré, te daré todo lo que desees, algo real, no cómo está farsa que te montaron.

— ¡No digas eso! ¡No es ninguna farsa! — Gritó Lee Yang.— Ellos me ayudaron cuando más lo necesité, cuando tú me abandonaste.

— ¿Así piensas? — Dijo Mara.— Bien, aunque déjame decirte que estás completamente equivocado, ellos me manipularon, me usaron para que estableciera paz entre Grakan y Kangar, de donde tú vienes, ellos no te salvaron, yo lo hice cuando visité Kangar, le pedí al templo que te aceptara y te cuidara. Ellos en un futuro pensaban manipularte también, toda nuestras vidas han sido una mentira.

— No es cierto, por qué mientes.— Dijo Lee Yang.— ¿Qué te da el derecho de discriminarlos de esa forma? ¿Por qué no quieres salvarlos?

— ¿Para qué los salvaría después de haber contratado a toda esta asquerosa gente para deshacerse de ellos? — Dijo Mara con una sonrisa tenebrosa.

— ¿Fuiste tú? — Preguntó Lee Yang.

— ¿No lo acabo de decir?.— Dijo Mara

— ¡Aléjate de mi! ¡No te acerques! — Gritó Lee Yang mientras corría y tomaba la espada del piso.

— ¿Dónde están tus modales, niño? — Dijo Mara.

— ¡Largo! ¡Largo! — Dijo Lee Yang.— Lárgate o la usaré.

— Cállate.— Dijo Mara agarrando la espada de Lee Yang y enterrándosela a el.

Lee Yang empezaba a escupir sangre, no pasó tanto tiempo antes de que cayera al suelo.

— Lástima, yo te quería de mi lado, niño.— Dijo Mara sacándole la espada a Lee Yang dejando que desangrara.— Cinco años más y hubiéramos firmado el trato.

Mi visión se oscurecía, la verdad era solo yo, quedándome sin energías, cerrándo los ojos, pero antes de quedarme completamente sin vista alguna, una persona apareció.

Al despertar, me di cuenta que era uno de los monjes del templo, me di cuenta que me había llevado a otro lugar.

El me había empezado a curar, a cerrar la herida, pero lo demás lo había echo mi cuerpo por si solo.

Me explicó sobre mis poderes y muchas cosas más. Como la situación de Mara.

Era mucha información que asimilar, sobre todo después de lo que había ocurrido.

Mara tenía razón, pero de alguna manera, no creí que justificara lo que había hecho.

La realidad era la misma que conocía, siempre había estado ahí, solo que había una parte que no conocía. No porque se ocultara sino porque no la quería ver.

Me enteré de cosas que nunca llegué imaginar. Con el tiempo sabía más y más.

Después de un tiempo, decidí infiltrarme en Kangar, la galaxia a la que pertenecía y ejercer el plan que acababa de crear.

"¿Cómo es que todavía me acuerdo de eso?" Pensó Lee Yang volviendo en si. Al presente. En dónde Mara ya no era la misma y Lee Yang tampoco.

— Lee.— Dijo Mara.— Yo te sacaré de aquí y te ayudaré a vivir una vida normal, te daré lo que necesites.

— ¿Ah, si? — Dijo Lee Yang.

— Pero quédate a mi lado.— Dijo Mara.— Cásate conmigo. Como hubiera sucedido hace cinco años. Solo imagínatelo, la ley nos uniría y la galaxia nos alabaría.

— Pero ya estás algo vieja.— Dijo Lee Yang.— ¿Cuántos tendrás ahora? ¿Treinta y dos? Pero, ¿Acaso usas un hechizo para verte de diecisiete?

— Una maldición.— Dijo Mara.— ¿Eso cuenta?

— Ya veo, tiene sentido.— Dijo Lee Yang fastidiando a Mara.

— Entonces...— Dijo Mara antes de ser interrumpida.

— ¿Es esa mi respuesta final? — Terminó preguntándose Lee Yang a sí mismo lo que Mara le preguntaría.

— Ya déjate de rollos y respóndeme.— Dijo Mara molesta.

— No, no lo es y lo sabes muy bien.— Dijo Lee Yang.— Jajaja, que irónico.

— ¿Ah?— Dijo Mara.

— No es nada.— Dijo Lee Yang.— Bien, me casaré contigo.

Akira: "Diosa De La Guerra"حيث تعيش القصص. اكتشف الآن