Capitulo 26

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Hola... les traje un nuevo capitulo ante la insitencia de algunas jajaja

Me emociona saber que les gusta la novela y que se sienten compenetradas en la historia de Jason y Keyla. Agradezco a quienes se toman un minuto de su tiempo para hacerme saber sus opiniones!!!

Saludos y que disfruten!

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-¿Quieres dejar ese maldito teléfono y prestarme atención? -masculló Jason cambiando su vista de Micah a la carretera.

Cuando su hermano no le respondió, él giró momentáneamente a verlo. Estaba observando su móvil como si el Papa le hubiese escrito. Una mezcla de confusión y terror surcaban su rostro.

-¿Qué demonios sucede?

-Estaciona el auto -pidió Micah alzando la vista -. Allí -señaló un lugar vacío lo suficientemente grande como para que él pudiera aparcar sin problemas.

-Maldición Micah, ¿qué te pasa?

-Maya...

-¿Maya? ¿Qué pasa con ella?

-Estaba enviándome mensajes con ella, pasando el rato, ya sabes.

-Ahórrame los detalles -resopló Jason.

-De acuerdo. Ella me dijo que no sabía dónde estaba Keyla y creo que pensó que podía estar contigo, ya que cuando le dije que estaba enseñándote a conducir, dejó de escribirme.

-Bueno, es obvio que ella no está conmigo. Posiblemente está con Philip -escupió el nombre como si estuviese quemándole los labios.

-No -Micah negó con la cabeza y mordió su labio nervioso -, no está con él.

-No puedes saberlo. Te sorprendería lo rápido que las mujeres se recomponen de una ruptura amorosa.

-¡Demonios, Jason! Te digo que no está con él.

-¿Qué...? -antes de que pudiera acabar la frase, Micah plantó su móvil frente a su rostro, revelándole un mensaje. Las palabras Keyla y hospital St. Andrew quedaron grabadas en su retina. Apartó el teléfono de un manotón y bajó del auto. Lo rodeó hasta llegar a la puerta de Micah y la abrió -. Muévete.

-¿Qué haces?

-Tengo que ir a verla y no puedo conducir. Muévete y llévame hasta el St. Andrew, ahora -exclamó sintiendo su voz temblar.

-De acuerdo, tranquilízate. No sabemos qué sucedió.

-Por eso mismo es que no estoy tranquilo, Micah. Hasta que no vea que ella está bien, no puedo relajarme. Ahora por favor, llévame.

Micah se cruzó al asiento del conductor sin siquiera bajarse y puso en marcha el motor, una vez que ambos tuvieron los cinturones puestos, aceleró.

-Agárrate hermano, llegaremos en cuestión de minutos.

Fiel a su palabra, Jason se aferró al tablero del vehículo como si su vida dependiese de ello. Por más que odiara la velocidad, sabía que necesitaba llegar al hospital cuanto antes. Si Keyla estaba herida... descartó los pensamientos en su mente, tratando de ser positivo. Creer que ella estaba sufriendo lo ponía más nervioso y en ese momento era contraproducente.

***

Edward miró el mensaje por décima vez esa mañana. El trabajo está hecho pero hubo una complicación, decía. No quería ni imaginar a qué se estaba refiriendo Sullivan, pero necesitaba saber. Tomó el teléfono y marcó, una ronca voz contesto después de esperar lo que pareció una eternidad.

En Brazos de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora