Tú y Yo

6 0 0
                                    


  Estamos sentados en mi cama, arrodillados, sindecirnos nada, solo nos miramos. Yo, te he llamado pidiéndote que vinieras,pero no te he dicho por qué. A ti, te ha faltado tiempo para venir, tú, queseguramente estabas estudiando para aprobar el examen de esa asignatura quetanto te cuesta. Ahora, hay un nudo en mi garganta que no me permite hablar,una barrera dentro de mí, que tú respetas, hasta que una lágrima empieza a caerpor mi mejilla, entonces, no aguantas más y me abrazas, rompiéndola. "Es que...mi her... mano es un cap...», sollozo yo, «Lo sé, no tienes que decir nada», medices tú, mientras mojo el hombro de tu camiseta con mis lágrimas, mientras intentasser una esponja que absorba todo lo malo a base de caricias en la espalda. Nosé cuántos minutos han podido pasar, pero seguimos abrazados. Yo sigo llorando,tú, tú sigues estando...ahí. Te separas un poco de mí, para secar con cuidado losrestos de unas lágrimas que parece que han cesado, pasando tus dos dedospulgares por las pestañas de mis ojos cerrados. «Gracias», digo, con un hilo devoz. Tú, me acaricias la barbilla, haciendo que me acerque a ti otra vez, ponesla mano izquierda en mi mejilla y con la otra, me deshaces la coleta que me hehecho esta mañana antes de ir a clase, poco a poco te me acercas más. Yo, tengolas manos apoyadas en tus hombros. Tú, bajas la mirada hacia mis labios y mevuelves a acariciar la barbilla, tus labios se abren paso entre la pocadistancia que nos separa y rozan los míos. Nos separamos un milímetro para vernuestras caras, los dos tenemos la misma sonrisa. Yo, te rodeo el cuello conmis brazos, te atraigo hacia mí y te vuelvo a besar, abriendo los labios. Tú,respondes a mi beso con otro, los dos tenemos ganas de deshacernos dentro delotro. tus manos van a los botones de mi camisa, los desabrochas poquito apoquito, dejando un camino de besos por mi cuello. Te juro que ahora mismo, nohay sensación más liberadora que esta, la de sentir el roce de la ropa mientrasme ayudas a quitármela, te lo juro, es como si me estuviera quitando un pesomuy grande de encima. Yo, apoyo las manos en tu pecho, pasándolas por debajo detu camiseta, quitándotela. Me tumbas, acariciando lentamente mis caderas, y, medoy cuenta de que, cada vez que nos escuchamos coger aire después de un beso,nos morimos de amor, de que, tu piel y la mía son tan diferentes, pero encajantan bien. Entonces, me pregunto por qué tuvimos tanto miedo de querernos, sícada vez que nuestras manos se rozan, el mundo se para, si cada vez que suspiroen tu oído, te derrites, y a mí me pasa lo mismo cuando lo haces tú, no loentiendo y creo que nunca llegaré a hacerlo. Por si aún te quedan dudas, déjamedecirte que, si ahora mismo pasara algo y el mundo volviera atrás en el tiempo,volvería a pasar todo lo que he pasado contigo, porque, he comprendido que «Túy yo», es la frase más bonita que se le puede susurrar al oído a alguien    

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 17, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Yo y mi plumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora