Alan está seguro de un par de cosas: quiere un año normal, no se quiere enamorar y, también, de que alguien lo ha estado intentando asesinar.
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M O O N L I G H T
Alan Thompson...
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ALAN THOMPSON
¿Por qué tenía que ser de esa manera? ¿Por qué Dylan no podía ser malo conmigo y que eso me hiciera desenamorarme de él? ¿Por qué era tan difícil separarme de él? ¿Por qué tenía que ser tan diferente y hacer latir mi corazón de forma desenfrenada? No se comparaba con nadie, nadie me había hecho sentir mejor.
Ojalá lo hubiera conocido más. No sabía nada de él y me intrigaba la forma en la que era su vida. La forma en la que vivía. Quería conocer sus gustos y sus adicciones, y ver si compartíamos algo en común. Tal vez compartíamos un mismo gusto, tal vez odiábamos las mismas cosas.
Había una parte de mí que me hizo pensar que también le gustaba, una parte de mí estaba seguro de ello. Pero por más que lo sentía cerca era como si fuera inalcanzable. Sólo quería una señal que me hiciera dar un paso adelante. Tal vez piensen que yo sólo fui un cobarde por esconderme de Santiago y no decirle lo que sentía. También tienen razón con que debía decirle lo que sentía a Dylan. Me di cuenta del tiempo que perdí al darle vueltas a las cosas, cuando ya no estuvo para mí. Pero era ese miedo que vivía en mi interior, ese miedo al rechazo, ese miedo que día a día me golpeaba a martillazos el corazón.
—Alan, volviendo al tema de la aplicación, ¿cómo funciona? —me preguntó. Estaba sentado en el filo de la cama y me daba la espalda. En su regazo tenía su maleta y buscaba algo en ella.
—Las personas que quieran escriben sus historias y tú las lees. Lo bueno de esa app es que puedes votar en cada capítulo y dejar comentarios donde quieras. Por eso amo tanto la aplicación —le expliqué quitando los ojos de la página.
Estaba apoyado en el respaldar de la cama, con las piernas cruzadas y en las manos tenía el libro que Dylan me había devuelto. Y otra vez, no había avanzado. Sabía que eso pasaba porque él estaba presente. No obstante, en ese momento que me sentí más seguro en la habitación. Un rato antes había jurado que Dylan era YourLover, pero en ese entonces que sabía que no conocía la aplicación, podía estar más tranquilo. Eso quería decir que no era quien me había escrito.
—¿Y tú, has escrito en la aplicación? —me interrogó y me quedé paralizado.
No sabía qué debía responderle. Si le respondía que sí, tal vez insistiera que le indicara y si leía mis borradores se daría cuenta que había cosas escritas sobre él. No quería tampoco que supiera por lo que estaba pasando con YourLover y con Santiago, no quería involucrarlo más con eso.
—La verdad es que no. —Dejé el libro en la mesita de noche junto a la lámpara.
—¿Y por qué no? —Se volteó para verme. Sus ojos hermosos y luminosos. Me hizo odiarme que tuviera sentimientos hacía él. Ojalá fuera más fácil para un gay saber quién lo es también para poder declarase con confianza y no estar inseguro todo el tiempo.
