Capítulo 2.

74.6K 6K 2.8K
                                    

2 | El doble adiós.

2 | El doble adiós

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

ALAN THOMPSON

Era un novato en los juegos del licor, así que no fue sorpresa que ya anduviera borracho con tres copas. Lo único que quería hacer era olvidar lo que había visto esa noche. Mi hermano me llevó a casa. Quería tumbarme en mi cama y llorar hasta que me deshidratara. Pero pobre de mí, mi abue nos esperaba en la puerta con correa en mano.

—¡Alan Thompson!

—¿Qué?

—No se dice "qué", se dice "mande" —me corrigió cuando yo me acercaba a su lado, colgado del brazo de mi hermano. Él solo se reía de mi grandioso estado.

—¡Ay! —exclamé de fastidio.

—Muy bonito pues —lo dijo como cantando y lo acompañó con un aplauso.

—Por favor, abuela, no empieces. —Mi abue estaba de brazos cruzados y con un bata rosa puesto; estaba molesta porque yo nunca le respondía así.

—Vea pues, se creció el señor. Cree que por ya es todo un adolescente puede ir por allí nada más. Me has tenido con el Jesús en la boca toda la noche y andas por ahí de borracho.

—No estoy borracho, puedo ponerme en cuatro si quieres.

—¿Crees que nací ayer, Alan?

Y de repente recordé la cara de Santiago y vomité en los pies de mi abue. Ella chilló y mi hermano lanzó carcajadas.

—Creo que debes ir a dormir —sugirió él.

—Está bien. ¿Me ayudas?

A la mañana siguiente me desperté con la horrible resaca y con el miedo de que mi abuela me diera unos buenos correazos por lo de la noche anterior. Pero no pasó nada. Creo que mi hermano se echó la culpa de mi estado. Días después, aún no podía dejar de pensar en Santiago y lo que hizo en la fiesta. Si antes había estado con la intención de dejarlo, en ese momento me sentía seguro de hacerlo.

—¿Qué haces? —Mi hermano se asomó en la puerta de mi habitación. Yo estaba frente a mi ordenador, con la misma hoja en blanco de Word abierta—. ¿Otra vez estás intentando escribir?

—No me fluye nada.

—No te estreses, Alan. —Se paró atrás de mí y me tocó el hombro—. La inspiración llegará a su tiempo. Por lo pronto, descansa. El colegio se ha acabado.

Llevaba sin poder escribir desde mucho tiempo. Un día la inspiración se fue y no llegué a encontrarla. Intentaba buscar caracolas, pero todo era arena que se escurría entre mis manos.

—Mi abue dejó un yogurt para que nos lo repartiéramos. —Miré a mi hermano.

—¿Qué haces puesto mi camisa?

MOONLIGHT Ⓓ (#1) (EN FISICO)Where stories live. Discover now