Un sollozo se escapó de sus labios cuando dio los primeros pasos, resguardando la inútil esperanza que alguien le jalaría de su abrigo como esa vez, que ese alguien sería él y le abrazaría con fuerza.
Pero no ocurrió cuando dio otros dos pasos más, ni cuando dobló la esquina de aquel semáforo defectuoso, ni cuando un par de personas chocaron con él, de seguro apresuradas por sus trabajos.
Sus manos taparon con fuerza su boca para cuando frenó en una esquina, apoyándose en un árbol que había ahí, intentando respirar correctamente, pero se le era tan malditamente difícil, que sus ojos no podían siquiera entreabrirse por la fuerza con la que arrugaba su entrecejo ante el mar de lágrimas que se había convertido.
Le había mentido, se había reído de él, no cabía duda.
Unos pasos apresurados que frenaron a unos metros de él, según lo que pudo escuchar, le hicieron girarse para no recibir burla alguna al estar llorando desconsoladamente como un imbécil en una esquina.
Pero esos pasos volvieron a escucharse, y no alejándose, sino que acercándose a él, y Jimin quería salir corriendo al existir la posibilidad de que quisieran robarle, pero sus pies parecían no querer reaccionar.
Era lo único que le faltaba para terminar de hacerse mierda, que le robasen.
Se aferró a la bufanda cuando una respiración agitada llegó a su campo de audición y su brazo fue tomado con fuerza, esperando el golpe que le hiciera caer con el único fin de robarle lo poco que traía encima.
Pero no fue así.
Se vio obligado a entreabrir sus ojos, de vista borrosa y húmeda tras sus largas pestañas empapadas, para ver el por qué el retraso del golpe de aquel ladrón.
Y su corazón golpeó contra su pecho tan fuerte como para hacerle abrir sus ojos de par en par.
Él, con sus cabellos ahora negros alborotados, cayendo en su frente sudorosa con un contraste a sus mejillas rosadas y su boca que buscaba aliento con desesperación bajo un argolla plateada que decoraba su labio inferior, estaba frente suyo, al borde de las lágrimas según el rojo brilloso de sus ojos al mirarle.
"Mocoso de mierda" Fue lo único que dijo.
Su voz sonó más áspera de lo que recordaba, y se veía incluso más alto para su propia baja estatura.
Algunos vellos sobresalían apenas de su mentón, y el olor a cigarro era más que palpable ante la corta distancia que estaban el uno del otro, pero el aroma cítrico de su perfume podía sentirse entre todo aquello, acelerando aún más el corazón del menor que seguía petrificado bajo su agarre.
Jimin seguía llorando, en silencio caían lágrimas de sus ojos cada vez que parpadeaba en un intento de verificar que no estaba soñando y que todo aquello era tan sólo una alucinación que le trajeron sus noches sin dormir.
Pero el agarre era real, la mata de cabello negro despeinada era real. Él era real.
Su entrecejo se frunció, su estómago se comprimió y la palma de su mano quedó ardiendo luego de que la dejara estrellar contra la rosada mejilla del mayor, logrando que ahora se pintara de un fuerte rojo como el que él mismo tenía en las suyas de la fiebre que le había causado toda esa espera malditamente agobiante.
Jimin se soltó de su agarre y se echó a correr.
Lo quería abrazar, dios, sus brazos gritaban por rodear su cuerpo para palpar, como debajo de aquella chaqueta, aun se encontraba la delgada cintura que le gustaba abrazar con fuerza. Pero no podía, no luego de haber esperado dos malditas horas por él.
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bus 🚌 yoonmin
Fanfictionla sonrisa de YoonGi al pasar por las ventanas del autobús y ver al pequeño castaño. 🚌🚌🚌🚌🚌🚌🚌🚌🚌 ©irregularvoice
