Capitulo 8

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Eran ya las 6 de la tarde del miércoles, estaba demasiado cansada, ya estaba en mi apartamento, demasiado cansada, no había visto de nuevo a Joel y a Martín desde el momento incomodo en la cafetería, el resto del turno estuvo igual de terrible a como lo había estado desde temprano.

Ya me había bañado y quería comer, pero estaba demasiado cansada como para cocinar, claro, si mencionar que odiaba cocinar, pero era una de las cosas a las que tenía que resignarme a realizar por el gran hecho de ahora vivir sola, pero mi cansancio era la excusa perfecta para no hacerlo, así que llame a un restaurante de comida china y pedí un servicio.

Andaba puesta una de mis pijamas más cómodas, era una pequeña camisa de tirantes y pantaloncillos cortos, ambos de algodón, mis piernas lucían muy bien con estos pantaloncillos, pude notar al muchacho que me trajo la comida como las veía a lo descarado cuando me estaba entregando mi servicio de comida, que Gracias al Cielo llego antes que el sueño le ganará la batalla al hambre.

Una vez termine de comer no dude ni por un segundo irme a dormir, necesitaba mis horas de sueño, pero justo cuando estaba a punto de acostarme, alguien toco mi puerta, dude en abrir, además no sabía si era alguien conocido, las únicas personas que saben que vivía aquí eran mis padres y Joel, bueno ahora hasta Martín, pero en todo caso los dos últimos salieron de turno esta tarde, así que lo más seguro es que estén descansando y mis padres terminan su viaje hasta dentro de dos semanas.

Siguieron insistiendo en la puerta, así que me decidí en ir a ver quién era, pero estaba lista para no recibir visitas, y para decirle a sea quien sea que se retirara, pero cuando abrí la puerta, sabía que sería incapaz de hacerlo.

-Joel, ¿qué estás haciendo aquí? Creí que estabas descansando.

-Pues eso quería hacer la verdad, pero- Se rascó la cabeza y bajo la mirada- Traje cervezas, necesito hablar contigo- Lo miré muy sorprendida, no es que yo no tome, o que no lo haya hecho ya delante de él, pero el hecho de que este aquí luego de una guardia tan agotadora, en la puerta de mi casa, y con cervezas en la mano y que quiera hablar conmigo se me hacía raro.

-Está bien, pasa- Le dije tratando de cambiar mi cara muy expresiva.

-Pero cálmate mujer, que no te ofrecí LSD ni nada por el estilo, esto es legal- Dijo riéndose. Con él no me resultaba nada incomodo andar vestida de la manera en la que estaba, el hecho de haber crecido con él y verlo siempre como un hermano, me hacía poder estar delante de él con toda la confianza, y es muy cierto que muchas cosas han cambiado desde que éramos niños y que ambos ya éramos dos adultos, pero el amor y confianza jamás cambia.

-No estoy diciendo lo contrario Joel, siéntate por favor, y siéntete cómodo.

-Tenía mucho tiempo de no venir a este lugar- Dijo en un tono apenas audible para mis oídos.

-Ya se cara dura, no me quisiste venir a ayudar con las cosas de la mudanza, ni creas que se me ha olvidado ese detalle- Le dije simulando un reproche, el cual me contestó con una gran sonrisa, mientras se recostaba en el sillón de la sala. Se quitó la chaqueta negra que traía puesta y se quedó solo con una camiseta de mangas cortas que traía por dentro, y sus pantalones jeans, hasta había olvidado lo apuesto que podría llegar a ser Joel.

-Lo siento pequeñina- ASH! (Otra palabra que odiaba me dijeran)- Sabías que estaba de turno.

-No te preocupes, lo sé, sé cómo es esto, pero decime, además de las cervezas, ¿qué te trae por aquí?

-Podrías poner algo de ambiente al menos primero, las cervezas se beben con música de fondo-Dijo mientras él por su cuenta y puso uno de esos canales en los cuales pasan reproduciendo videos musicales todo el tiempo, me senté justo en frente a él, para poder hablar con él, sus ojos verdes se conectaron a los míos marrón- Vine a decir lo siento, no sé qué carajos me pasó hoy en la madrugada, sigo sin dejar de sentirme como una mierda cada que recuerdo lo que pasó y cómo fue que pasó todo, de verdad lo siento, no quise dejarte allí sola, bueno, sola con Martín e irme así sin más, es sólo que siento que a veces debería de verme fuerte para ti, y no me gustaría que me vieras de esa manera.

-Joel, por favor-Dije tomando sus mejillas con ambas manos- Eres uno de los hombres más fuertes y valientes que he conocido en toda mi vida, mírate quién eres, estas a punto de ser uno de los mejores cirujanos del país, eres de los seres más importantes en mi vida, esta situación aún nos afecta a todos, fue algo horrible, y entiendo que te sientas así, pero no tienes por qué pedirme disculpas por eso.

Y sin esperarlo, Joel me tomó por los brazos y me besó, con furia y pasión, ¿Estaba mal? No lo sé, pero no pude evitar responder el beso y dejarme llevar por la acción que él realizaba, nuestras lenguas empezaron una batalla campal en nuestras bocas mientras comenzó a tocar mis glúteos y piernas; mis manos también empezaron a recorrer su cuerpo, nos dejábamos llevar por el momento, la furia y pasión. Sus manos subieron hasta mis pechos y no pude evitar jadear en su boca, demonios, disfrutaba esto, y hace mucho alguien no me besaba con tanta pasión y furia, fue acercándome más a su cuerpo y pude sentir su miembro cerca de mi, continuamos besándonos sin parar, me tomó por la cintura y me elevó, enganché mis piernas a la altura de su cintura, mientras empezó a realizar movimientos con su cintura conmigo entre sus brazos, no sé cuanto duramos así, y cuando quedamos sin aire ambos abrimos los ojos y nos quedamos viendo fijamente.

- ¿Esto está mal? – Preguntó, como si leyera mis pensamientos.

-No lo sé, solo me deje llevar- Conteste sinceramente.

-Lo sé, yo igual, por favor no creas que vine con esa intención es sólo que, no lo sé, fue el momento, creo, siempre te he visto como alguien a quien debo de cuidar y proteger y no quiero jugar con tus sentimientos.

-Joel, ¡PARA YA! No estoy diciendo que venías con esa intención, extrañamente, no me sentía incomoda por lo que recién había ocurrido, al contrario, me sentía súper cómoda el estar con él.

-Así que ya dije lo que tenía que decir, ya me voy- Dijo Joel.

- ¿ESTAS LOCO? ¿Y estas malditas cervezas? Ni te creas que me vas a dejar aquí sola con ellas, ábrelas

- ¿Estas segura que no estas incomoda después de eso?

-Estoy semidesnuda delante de ti, además, no volverá a pasar confío en tí

Quédate HoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora