Prólogo:

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Mis planes para la noche pasaron de GTA a convertirme en el coanfitrión estrella de una fiesta de fraternidad de la UNC. Anfitrión después de que Romeo cayó, aproximadamente a la una de la mañana, con el tercer barril de cerveza. No voy a mentir. Para ese entonces estoy casi tan ebrio como él. De otra forma no habría aceptado formar parte de un juego como verdad o reto. Odio cuando la fiesta empieza a morir y hacen cualquier estupidez por salvarla, preferiría dormir o estar estudiando. Una de las chicas más calientes del campus, sin embargo, logró convencerme mostró que estaba dispuesta a todo por ser el centro de atención.

Dos rondas después de que Susy enseña sus tetas es mi turno. No me escoge ella. Lo hace el tipo escogido por el tipo que ella eligió. Miento fatal. No mostraré mi alma a personas en las que no confío para que luego venga un idiota y lo use en mi contra, así que cuando pregunta ya tengo mi respuesta.

─Reto.

Liam se frota las manos.

─¡Estás jodido!

Sonrío.

No tan jodido como él lo estará cuando lo escoja. Margaret, su novia, está aquí.

─¿Qué quieres que haga?

Tarda en contestar.

─Eh...

Está pensándolo. Se dio cuenta de la dirección de mi mirada y sabe que tengo unas cuantas preguntas y un par de retos incómodos, por lo que sí, no le queda de otra que ser un buen samaritano. Sonrío para mis adentros. De nuevo las personas son completamente manejables con los datos correctos, como las ecuaciones, las que dan la casualidad de que se me dan muy bien.

─¿Ves a esa chica? ─Señala una morena bebiendo sola en el balcón. Ella acompaña a la chica con la que Romeo se está volviendo caníbal─. ¿Sabes quién es?

No veo su rostro, solo su espalda, pero conozco ese cabello. Es inconfundible.

─Lydia, ¿no?

Liam asiente.

─Róbale un beso de cinco segundos con lengua.

El reto es suave. Hemos visto a varios integrantes de la casa haciendo cosas peores, pero no estoy seguro sobre esto. Lydia no solo es la abeja reina de nuestra casa hermana, sino que también es la mejor amiga de Emma. En medio de la duda los ojos de Romeo se cruzan con los míos. Alza las cejas y puedo escucharlo llamarme marica dentro de mi mente. Cierro mis manos en puños. El alcohol me hace arrogante y estúpido. Este beso podría ser mi ruina, pero estoy como una cuba y no quiero quedar mal delante de mis amigos.

Me levanto.

─¿Solo eso? ─Bufo─. Pensé que serías más creativo.

Liam se encoje de hombros mientras rodea la cintura de su chica.

─Adelante. Fui misericordioso.

Ruedo los ojos. Dudo mucho que lo hubiera sido si Margaret no estuviera aquí.

─Vamos, Drew, ¡tú puedes! ─grita Josh, otro integrante de Sigma Phi, apoyándome.

Eso es lo que me da el empujón final. Doy el primer paso en su dirección inflando el pecho. Confirmo que estamos solos cuando la primera ráfaga de viento choca contra mi rostro. Lydia ya no está de espaldas. Sus codos están apoyados de la baranda y toda su silueta está expuesta ante mí. Su vestido rojo no cubre sus curvas. Las acentúa. Sus piernas reciben el mismo trato. El largo de la prenda está bien en una mujer pequeña. En ella, uno ochenta de tentación, es peligroso.

─¿Se te perdió algo? ─pregunta dándole un sorbo a su bebida.

Trago para descubrir mi garganta seca.

¿Cómo es que pensé que sería fácil?

─No. Vine a...

─¿A coger aire? ─Niego. Se endereza con expresión de desagrado─. ¿Fumar?

Me estremezco. Maldita sea.

¿Cómo es que terminé así?

─¿Por qué tienes que ser tan perra? ─le pregunto.

Sus labios rojos cereza se extienden en una amplia sonrisa depredadora.

─¿Por qué simplemente no dices que vienes a coquetear conmigo? Te lo habría puesto más fácil. Me gustan los hombres directos. ─Echa un rápido vistazo hacia adentro. La satisfacción brilla en sus ojos dorados─. No sabes cuánto llevo esperando.

No sé de qué habla, pero por cómo inicia el beso intuyo que le gusta llevar el control. La imito enredando mis dedos en su cabello como ella ha hecho con el mío, solo que con más cuidado y sin terminar con mis manos apretando su trasero. Me gusta cómo lo hala, es diferente, pero en casa me enseñaron a ser cuidadoso con las damas. No me gustaría que un idiota lastimara a mi hermana cumpliendo un reto. Solo por lo segundo estaría muerto. Tengo tiempo sin besar a una chica, alrededor de tres meses desde que terminé con mi ex, así que en parte se siente como un suspiro para mi hombría. Emma viene a mi mente a lo largo de todo el intercambio y no me permite disfrutar por completo del sabor de su boca, una mezcla de ron y fresas, pero cuando terminamos puedo decir que Lydia Fisher, la zorra sin corazón de Chapel Hill, sabe besar.

No sé cómo será llegar a la siguiente base con ella o si quiero averiguarlo.

─Gracias ─susurra contra mi mejilla antes de perderse en el interior.

La sigo tras calmar mi respiración. Ya no me siento borracho.

─Viejo ─silba Liam─. Esos fueron más de cinco segundos.

─Fueron treinta y seis ─dice Josh enseñándome el cronometro.

Inhalo profundamente sin prestarles demasiada atención.

Ahora mismo lo único que pasa por mi mente es cómo lo acabo de joder con Emma besándome con su mejor amiga y cómo me dejé usar por ésta para darle celos a Romeo, a quién no encuentro por ninguna parte por el resto de la noche. Sé que entre él y Lydia hay una especie de tira y afloja, pero pensé que no era más que eso y que su señal era un adelante, no un mantente alejado.

Idiota, me insulto yendo por el siguiente barril.



Hola, espero que si les guste la historia comenten y dejen votos. De ustedes depende que la siga publicando. Las amo <3

Dedico siguiente a quien más comente.

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