CAPÍTULO V

15 3 0
                                    

La arena comenzaba a mojarse de a poco y una brisa fría corría por el lugar ocasionando que las gotas de lluvia cayeran en mi rostro, las olas del mar golpeaban cada vez con más fuerza la arena. Me abracé a mi misma para intentar calentar mi cuerpo, la vista comenzaba a tornarseme borrosa debido al agua que caía en mis pestañas. Me encontraba aún sentada en aquella roca, sola, a punto de obtener una hipotermia.

Los chicos que antes se encontraban en el lugar ya no estaban, no había música, no estaba... ¿Jess?, por un momento me había olvidado de ella. Deslicé mis piernas por la roca para bajar de ella, pero en cuanto mis pies tocaron la arena, sintieron como si pisaran el mismísimo infierno. Apreté mis dientes y saqué fuerza de mis adentros para atreverme a dar un paso más pero caí al suelo no soportando más el dolor, es como si la arena quemara mi piel, como si estuviera sobre brasas ardientes. No entendía como podía estar cayendo una fría lluvia y la arena arder como los diez mil demonios.

Me tumbé en el suelo aún sabiendo que más partes de mi cuerpo serían afectadas, un gruñido fuerte de dolor salió de mis labios. Cerré mis ojos con fuerza y empuñé la arena que se encontraba en mis manos. Intenté ignorar el dolor infernal comenzando a inhalar y exhalar, dejé que mi mente se desconectara de las sensaciones tan abruptas que recorrían mi cuerpo y me encerré en ella. Poco a poco el dolor fue abandonado mi cuerpo y este volvió a sentir la brisa fría correr a través de el, pero esta vez la brisa era más potente y las gotas de lluvia caían con más fuerza sobre mi piel. Abrí los ojos y frente a ellos ya nobse encontraba el mar ni la arena, sino un cielo oscuro sin alguna estrella en el, solo una grande y brillante luna. Incliné mi cabeza y la arena volvió a aparecer en mi vista, se encontraba debajo mío. No existía ningún suelo bajo mis pies, el viento me separa  de el, estaba levitando. Una gran sonrisa se formó en mi rostro y volví a levantar mi cabeza al cielo, cerré los ojos disfrutando el agua caer sobre mi y reí, reí con todas mis fuerzas, reí como hace mucho no lo hacía. Cualquiera diría que acababa de perder la cordura pero simplemente me sentía yo misma, me sentía feliz.

   _____

Tres golpes en la madera inundaron mis oídos ocasionando que mis ojos se abrieran, toda esa buena sensación se esfumó al darme cuenta que todo fue un sueño y al sentir mi cuerpo terriblemente cansado.

Tres golpes volvieron a sonar en la madera de la puerta y esta vez opté por sentarme, mis ojos quisieron salirse de su lugar al notar sentir el suelo bajo mis pies, me encontraba en el aire.

— Veinte minutos. — Escuché decir a la tía Alice después del último golpe.

Su voz me hizo salir del trance en el que me encontraba ocasionando que mi cuerpo cayera con brusquedad en la cama, resoplé y me quedé allí tumbada por unos cinco minutos. Sentía mi cuerpo pesado y mis ojos ardían como si llevaba días sin dormir después de haber corrido un maratón.

Bufé y decidí que ya era hora de ponerme de pie, arrastré mis pies uno tras otro al baño, Dios, siento que me dieron una paliza. Tomé un baño rápido sintiendo que ya había tenido suficiente agua en mi cuerpo por hoy y envolví mi cabello en una toalla mientras me cepillaba los dientes frenre al espejo, dos grandes bolsas se encontraban bajo mis ojos, hoy doy asco.

— ¡Ocho minutos!. — Resonó la voz de tía Alice desde el piso de abajo.

Me encogí de hombros e intenté no darle importancia a mi horrible aspecto, me vestí con lo primero que mis manos sacaron del armario, desenvolví mi cabello de la toalla húmeda,  tomé mi mochila y una liga por si decidía recoger mi cabello después.

INFORTUNIO. ©Where stories live. Discover now