CAPÍTULO III

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Jess aparcó el auto frente a una gran casa que nos recibía con el alto sonido de la música, en el jardín se encontraban algunos chicos charlando entre ellos y la verdad es que no conocía a ninguno. Pasamos de los chicos que obstruían la puerta y entramos a la casa, el sonido de la música se hizo aún mas fuerte al entrar y el espacio para caminar se hacía mas pequeño debido a los adolescentes que movían sus caderas al ritmo de la melodía.

- ¡Chicas!. - Gritó Andrew llegando a nosotras. Sonreí y vi por el rabillo del ojo como Jess pasaba saliba. - Que guapas. - Añadió poniendo sus manos en las caderas como jarra. Un leve ardor se formó en mis mejillas, esta vez Jess no era la única que se había sonrojado.

- Gra... Gracias. - Habló la rubia junto a mi, pero creo que sólo la escuché yo. Andrew sonrió y nos dio un beso a cada una.

- Diviertanse. - Finalizó desapareciendo  entre el tumulto de gente.

- Vamos por algo de beber. - Jess me tomó de la mano haciéndonos desaparecer por el otro extremo del lugar.

Tomamos dos vasos de los que se encontraban en una mesa rectangular y nos dirigimos al jardín trasero, allí se encontraban varios adolescentes charlando y una que otra pareja buscando privacidad.  Los pocos árboles que habían tenían luces alrededor, haciendo del jardín un mejor ambiente.

- Entonces... - Hablé rompiendo el silencio. - ¿Pasa algo entre Andrew y tu?.

- ¿Qué?. - Preguntó ahogándose con la bebida. - ¿De qué hablas?. - Añadió con voz seca.

- ¿Hay algo entre los dos?. - Pregunté encogiéndome de hombros.

- No... No sé de qué hablas, mejor voy por más bebida. - Dijo con un rosa muy fingida y huyó de allí. Si, definitivamente pasaba algo.

- Cobarde. - Susurré y tomé un trago de mí vaso, sintiendo el sabor amargo bajar por mi garganta. - Esto es asqueroso.

Caminé un poco más atrás de donde me encontraba y vertí la bebida en uno de los arbustos.

- Vaya, que desperdicio. - Me sobresalté un poco y giré sobre mis talones buscando al dueño de la voz. - Hola. - Me sonrió el chico desconocido para mí, quizás era del instituto. - Soy Brad, Brad Clayton. - El chico era alto, delgado, su cabello ondulado y sus ojos marrón. Aunque se veían pequeños e irritados.

- Yo soy Carmela, y ya me voy. - Pasé por su lado y éste me tomó del brazo deteniéndome.

- Sé que no te llamas Carmela. - Soltó una risita y me giró. - Te llamas Scarlette, eres nueva en el pueblo.

- Bien hecho Sherlock. - Sonreí. - Soy Scarlette y ya... - Solté su agarre. - Me voy.

¿Dónde mierdas estás Jess?.

El chico volvió a tomar mi brazo y chasqueó su lengua repetidas veces.

- ¿Ya te vas?, ni siquiera hemos bailado. - Hipó mientras hablaba. Hice fuerza en mí brazo para soltarme, pero esta vez me había sujetado con mayor fuerza y comenzaba a lastimarme.

- Una canción, ¿si?. - Bajó su brazo a mí cadera y me acercó más el.

- Sueltame idiota. - Puse mis brazos en su pecho para ayudarme, pero él  era más fuerte.

- Sólo dejate llevar por la música. - Acercó su rostro tanto al mío que podía sentir su apestoso aliento a alcohol.

- ¡Sueltame idiota!. - Hice más presión en su pecho sin tener éxito. Soltó una risa seca y me apegó más a él.

Bajé mi cabeza para que su rostro no chocase con el mío, volví a hacer presión en su pecho con más fuerza, haciendo que cayera al piso.

Bien hecho Scarlette.

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