— Scarlette. — Habló Cristopher llamado mi atención. Me senté sobre una pequeña roca que se encontraba allí y Andrew me siguió. — ¿Qué es lo que sientes cuándo usas tu habilidad?. —Hice una mueca.
— Nunca la uso, simplemente ella aparece cuando me enojo. Siento molestia, jaqueca y un ardor en mi garganta.
— Eso es porque te niegas a aceptar algo que hace parte de ti, no debes encerrarlo, debes apoderarte de ella. — Dijo mientras caminaba hacia mi.
— Es muy difícil para mi controlarlo. — Cristopher abrió su boca para decir algo pero yo continué. — Aunque...
— Aunque, ¿qué?. — Preguntó enarcando una ceja.
— Ayer tuve que usarlo, nunca lo había hecho. Pensé en ti. — Cristopher curvó su sonrisa. — Bueno no en ti, en lo que me dijiste que hiciera el día en el Instituto. Siento que por un momento pude usarlo como quería hacerlo.
— ¿Para qué lo usaste?. — Frunció el ceño.
— Para mover el auto de Jess, ella estaba borracha así que tuve que llevarnos a casa. — Cristopher juntó sus cejas y Andrew soltó una pequeña risita.
— ¿Por qué no simplemente condujiste?. — Preguntó el chico sentado a mi lado.
Dios mío Scar, que vergüenza, sabrán que no sabes conducir. ¡Inventa algo!.
Escuché una carcajada proveniente de Cristopher quien puso las manos sobre sus rodillas para intentar ahogar su risa.
— ¿Qué es tan gracioso?. — Preguntó Andrew viéndolo raro como si pensara que acababa de volverse loco.
— Scarlette no sabe conducir. — Dijo un poco más calmado y pude sentir como el calor subía por mis mejillas e instintivamente mi nariz se arrugó.
— ¡Cállate!. — Dije molesta y ahora quien reía era Andrew.
— No puede ser, ¿cuántos años tienes?, ¿no hay autos en tu ciudad?.
Maldito andrew, no me ayudaba en nada. La verdad es que la única razón por la que no aprendí a conducir fue por ser una cobarde, mi padre murió en un accidente de auto y la verdad es que al principio no quería ni subirme a la parte trasera de uno.
— Déjala ya Andrew. — Habló Cristopher con un semblante serio el cual ablandó cuando volteó a verme. Pude adivinar que acababa de leer mis pensamientos, de nuevo. Así que aparté mi mirada de él, no quería su lástima.
— Bien. — Dijo Andrew rompiendo el momento incómodo. — Empecemos. — Se incorporó y caminó hasta el auto, abrió la cajuela y comenzó a sacar algunos objetos de cristal, madera y hierro, los ubicó en el piso frente a nosotros.
— Bien. — Habló Cristopher y comenzó a caminar por el espacio. — ¿De dónde parte tu habilidad?.
— De la mente. — Dije con un tono obvio. Cristopher rodó los ojos y Andrew se sentó en el suelo con sus piernas cruzadas haciéndolo parecer un niño pequeño.
— De la mente. — Reafirmó. — Por lo tanto, es con ella con la que debes controlarlo, y no dejar que ese calor llegue a todo tu cuerpo. — Continuó hablando, mientras seguía caminando por el espacio. Esto tardará un rato, me senté junto Andrew y apoyé los brazos sobre mis rodillas. — Debes concentrarte en el objeto, ¿cómo es?, ¿de qué color?, ¿qué tamaño o forma?, debes recordar cada una de sus características en tu mente y luego darle movimiento. — Siguió hablando con su voz de profesor. - ¿Entendido?. — Asentí. - Bien, de pie.
— ¿Y si lo hago desde aquí?. - Me quejé y vi como los ojos de Cristopher se volvían blancos. — Ya, está bien.
Me puse de pie y Cristopher me tomó del brazo como a cual niño pequeño, y me guió a una distancia considerable de los objetos.
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INFORTUNIO. ©
RandomScarlette creyó que lo peor que le pudo haber pasado fue que todo su mundo cambiara, pero en realidad el gran problema fue cuando se dio cuenta que todo su mundo era una mentira. ¿Qué pasa cuando todos los que conoces terminan siendo alguien diferen...