Victoria amarga

1.1K 92 32
                                    


Grace narra

Lo primero que hago es volver con Mateo, mi pobre hijo parece petrificado en su lugar.

—Salgamos de aquí —le pido y él solo asiente siguiéndome afuera.

Todo un grupo de agentes de la ASI están frente a mi casa pero mis ojos de inmediato ubican a Emma que se encuentra de pie frente a una ambulancia y con Cat a su lado. Mi mente no tardo en pensar en Diego. Camino hacia ellas con Mateo a mi lado. Emma no tarda en cruzar miradas conmigo y se acerca a mi encuentro.

— ¿Estás bien?

—Diego —es lo único que logro decir.

—Tranquila, él está bien... algo alterado pero logramos calmarlo.

Miro a Cat quien al ver a Mateo no duda en acercarse para darle un abrazo.

— ¿Qué hacen aquí? —pregunto.

Emma me mira unos instantes antes de responder.

—Creo que hay muchas cosas de las cuales hablar —me dice—. Tienen que venir con nosotros.

Asiento levemente y por fin suelto un suspiro que me hace relajar solo un poco, aunque por lo que veo eso no dudara mucho.


Mateo, Cat y yo seguimos a la Ambulancia que transportaba a Diego hacia la locación subterránea, jamás pensé que volvería a dirigirme a ese lugar. Theo es llevado por otros agentes que no me explicaron la razón. Al llegar al lugar, bajo y hago que Cat y Mateo hagan lo mismo. Busco de inmediato a Emma de nuevo.

—Quiero ver a Diego —le pido.

—Y podrás, tranquila él está bien, ahora debes acompañarme. Mike se llevará a Cat y a Mateo en un momento.

Doy un vistazo a ambos, Mateo aún tiene su mirada perdida en la nada y aunque quisiera solo quedarme a su lado y decirle que todo estará bien, sé que es mejor por ahora que siga las instrucciones de Emma. Estoy tan perdida que si no dejo que alguien tome el control de mi haré un desastre.

Emma me lleva hasta una de las salas de reunión, ni siquiera me tomo el tiempo de observar el lugar y ver si algo ha cambiado, no quiero hacerlo, ni siquiera quiero estar aquí. Para mi sorpresa Theo está ahí cuando llegamos a la sala.

—Volveremos en un momento ¿De acuerdo? —pregunta Emma—. Esperen aquí.

Ella se va y un largo silencio inunda el lugar. No es hasta que Theo habla que este se rompe.

— ¿Cómo están Mateo, Diego y Cat? —pregunta sin siquiera mirarme.

—A salvo —respondo, eso es lo más importante en realidad—. ¿Cómo estás tú?

Él suelta una bufido.

—No sé si sentirme orgulloso de mi o... realmente no sé qué debo sentir.

—Hiciste lo que debías hacer para salvarnos.

Me acerco hacia él y me siento en la silla frente a la que él se encuentra.

—Muchas veces estuve con mis manos sobre el arma que apuntaba a Max pero jamás pude hacerlo... sin embargo ahora lo único que pasaba por mi mente era terminar con ese infierno.

—Siento que hayas tenido que ser tú quien le pusiera fin.

—Es todo muy confuso y después de tanto todo me parece extraño, creo que aún no lo proceso.

—Todo pasó muy rápido —coincido—. Y siento si no me detengo a darte un respiro pero es evidente que tenemos que hablar.

Sus ojos se cruzan por primera vez en todo el rato con los míos. Me consumen, esos mismos ojos que me hicieron caer hace ya tanto tiempo. Todo él pudo haber cambiado, pero sus ojos y la forma en la que me miran siempre será la misma.

Perdido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora