High Hopes | D.H.

18 | Para siempre.

— Dios, hacer enloquecer a Derek es de mis pasatiempos favoritos.

— Tendrás toda la vida para hacerlo —deshace el abrazo, tomando nuevamente su brazo, comenzando a avanzar.

  La cola de su vestido blanco rozaba el pasto con cada paso que daba, y sus pies se movían con agilidad sobre aquellos tacones de aguja con los que había practicado más de un mes.
  Voltea hacia Stiles, agradeciendo por estar ahí en un susurro solo audible para él, recibiendo un guiño como respuesta y su mano envolver la suya.

  Habían decidido hacer la ceremonia en la reserva de Beacon Hills, lugar donde los momentos más importantes de sus vidas y su relación habían sucedido.
   Los árboles del bosque estaban forrados de telas blancas, con flores acomodadas estratégicamente sobre las ramas y el pasillo al altar, cuya base estaba hecha de madera bajo uno de los árboles más grandes del lugar, cubierto de pétalos blancos.

  Estaba fascinada con la decoración.

   Regresa la mirada al frente tomando finalmente con sus ojos.

   Al ver a Derek de pie el altar, con su traje negro y los ojos brillantes, llenos de amor por ella, con una lágrima cayendo por su mejilla y el corazón latir con fuerza dentro de su pecho los nervios se fueron y lo confirmo una vez más:
  El era hombre con quien quería pasar el resto de su vida.

   Stiles deja su mano sobre la suya, sintiendo su cálida temperatura envolver sus dedos.

—Cuídala—Su mejor amigo deja un beso en su mejilla y se aleja hacia la pelirroja.

—Con mi vida—Rodea su cintura con delicadeza, acercándose con ella al altar.

— Luces preciosa —fue lo único que puso decir al tenerla frente a él, su mente se había vaciado por completo al ver sus ojos.

   En toda la ceremonia su mente estuvo ausente, no hubiera creído estar ahí, de no haber sido por la mano de Derek el su cintura, mientras ella recordaba los momentos vividos con él, toda su historia se reproducía como una película en su mente. 

—Ahora sus votos—Derek voltea hacia ella, apreciando a la castaña en su vestido blanco y los detalles en el.

—Yo Derek Hale

—Yo Madison Melendi—sus manos se unieron, y el contacto visual se intensificó, su cuerpo de relajó y olvidó que estaban rodeados de personas, como si no existiera nadie más que ellos.

—Te tomo a ti, como mi esposa.

—Para amarte y respetarte—continua

—En la salud y en la enfermedad—coloca el anillo en su dedo anular.

—Hasta el último día de mi vida—termina con una sonrisa.

—Si hay alguien que se oponga a esa unión que hable ahora o calle para siempre.

  Hubo un momento de silencio, nada.

  La pareja ni siquiera fue consciente que sus amigos y familiares se voltearon a ver, intrigados por si alguien alguien se presentaría.

— Por el poder que se me otorga los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

  Derek da un paso hacia ella, pasando ambas manos por su cintura, sintiendo sus dedos recorrer el vestido hasta tocar la piel desnuda de su espalda, con las manos de Madison apoyarse en sus brazos, besandose una vez más, formalizando su unión ante todos.

  Los aplausos y gritos de sus amigos no se hicieron esperar a su alrededor, se alejan despacio sonrientes, girando hacia sus amigos escuchando la risa de su esposo en su oído.