XIII-II

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Con cuidado, coloco una de mis manos sobre su hombro cuando me levanta, para que podamos caminar rápidamente. Debido a la herida en mi pierna no puedo moverla con facilidad, sin embargo, no dije nada al principio, pero de todas formas no le fue difícil comprender porqué mi andar era tan lento. Tomo una respiración profunda en el momento en que su rostro queda a unos centímetros del mío, pero eso solo provoca que el aroma a almizcle de su persona, llegue a mis fosas nasales, logrando todo, menos dejarme tranquila.

La lluvia ha parado luego de al menos diez minutos, y aún no llegamos, así, me doy cuenta de lo mucho que me alejé del refugio. Mi mirada queda fija en la tela húmeda de su chaqueta oscura, sin saber dónde dirigir mis ojos, ni siquiera quiero moverme, aunque los mechones de mi largo cabello mojado, pica sobre mis mejillas, lo aguanto con el fin de evitar cualquier reacción por su parte. Sé que no debería haberlo abrazado, pero aunque no lo admitiré en voz alta, me siento mejor por haberlo hecho, lo necesitaba, no es mi culpa que él haya estado en el momento exacto en que necesité afecto humano. Y aunque las cosas son aún más incómodas, intento no pensar en ello.

Mi corazón se agita en el momento en que refuerza su agarre de manera imprevista, provocando que mi mano caiga sobre su pecho. A través de mi piel, puedo sentir el palpitar, y un pensamiento se incrusta en mi cabeza, aquello que Zoe decía, sobre él, su oscuridad. Aún no logro entenderlo, y sé que debe ser debido a que no lo conozco realmente, pero para mí sigue siendo humano, no importa la fuerza que transmita y ejerza, sigue sintiendo dolor, y amor. Es una persona que defiende a sus compañeros, y que protegió lo más que pudo al amor de su vida. Un amor que tenía mi apariencia, mi voz, tal vez una parte de mi alma. No sé si podría soportar algo así, el haber perdido a alguien quien se igualaba al aire que respiro, y de la nada, simplemente perderlo.

-De ahora en más, todos deberán responder tus dudas-intento no saltar del susto ante su profunda voz interrumpiendo mis pensamientos. Inconscientemente, mis ojos caen en su rostro inexpresivo y analizo lo que ha dicho.

-Gracias.

-Aunque no entiendo porqué no me preguntaste a mí desde el principio-no es una pregunta, sino una declaración, llena de molestia.

¿Cómo debo responder? Porque no estoy segura, cada frase que sale de mi boca, cada reacción que realizo, provoca que me pregunte si es lo que esperan de mi, es obvio que en sus cabezas, aún cuando no quieren hacerlo, me comparan con Zoe, pero también sé que ambas somos completamente diferentes, eso lo han dejado en claro.

Sin embargo, debo esforzarme, y la mejor forma, es siendo sincera.

-Por miedo...-admito finalmente en un susurro-Azael se tensa al instante en que lo digo, y llego a presenciar el momento en que su ceño se frunce, logrando cierto retorcijón en mi estómago-Lo siento, es que...

¿Es qué? Es la verdad, lo he evitado lo mejor que pude, por miedo, porque sé que también lo hiere verme.

-No tienes que esconderte, eres parte de nuestro grupo hasta que encontremos una solución, y si no lo hacemos, debes al menos ser más útil, y saber más sobre dónde estás viviendo-su respuesta me calma más de lo que cree. Entiendo que lo he juzgado sin pensar, y que temerle no es lo correcto, no ha hecho nada más que ayudarme, porque va más allá de los errores que se han cometido, o del dolor que todo esto le provoca, Azael hizo una promesa, y no a cualquier persona, sino a Zoe-Aprenderás cómo defenderte y hacer las mismas tareas que todos, ya no habrá diferencias, ya que eso es lo que quieres. De ahora en más, nadie te protegerá de tus obligaciones-Tiene razón, necesito eso-Pero hay algo debes saber, Zoe-confundida, muerdo mi labio inferior, esperando su respuesta. Sin apartar la mirada de sus ojos azules que por alguna razón aguijonean dentro de mí-Una parte de ti siempre me pertenecerá.

Azael | 1 | Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora