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Me llevo al mismo pasillo donde sus ojos se clavan en mi, su voz me lleva al éxtasis de mi alma, tan sublime que conmueve cada fibra de mi ser, que me ata en sus encantos de hombre, a lo que lentamente me murmura: "¿Estas segura de volver ahí...?" respondi confundida -Claro que si, ¿donde mas iré?- Abrí la puerta, fue una mala decisión, fue mi mala suerte que me persigue pues encontré al Demonio tumbado en la cama, sus ojos cerrados, manos en su pecho, llame a su nombre, no reaccionaba, ninguna señal, no habia explicacion para esto, un nudo inteso se formo en mi garganta, el dolor que me causaba pena desataron lagrimas rodaban por mis mejillas, terminaban en mi barbilla goteando al suelo de por si ya humedo. Supongo que ahora quedamos nosotros dos, hasta que algún día mi demonio despierte, siento que cuando más me ciega de amor Erik más se desvanece el demonio el interrumpió mis pensamientos y recitó "quizá deberías ir afuera un momento". Seque mis lágrimas con mis muñecas y lo seguí como el me sigue a mi, una triste sombra que está encadenada a su ser, que lo ama sin querer, no puede vivir si no alado de el.
Llegamos afuera el se sentó en el suelo y yo alado de él, miraba las estrellas con asombra y me dijo: "¿porque no salimos antes? Esto es precioso". Sólo le sonreí y el me devolvió la sonrisa por fin, estaba tan feliz que no le importaba aquel vacío que aún tenía en el pecho, la luz difusa de la madrugada y el frío viento que acariciaba mi espalda completaban el paisaje con su silueta el muy cerca de mi. Aun no puedo superar que el demonio se vaya, pues aún queda su espíritu en mi aire, tanto en mi amargura lo busque sin encontrarlo era de esperarme y de llorar para olvidarlo; mi agonía la puedo solucionar con una sola cosa que nunca me tendría que faltar pues si se va mi vida se detiene, y es Erik, el tan aclamado Erik.
Rozó con su delicada mano la mía, como deseo estar en la calidez de su abrazo, en sus brazos me siento segura, no hay disturbios ni guerras, sólo nosotros dos. Su voz calmada me saco de mis deseos más profundos. "¡Mira! ¡Es él alba!" Mire al cielo sorprendida y vi una clase de estrella que desconozco muy grande brillaba un montón, era muy distinta a las demás. Le respondí algo confundida -¿El alba? ¿Que hora es?- Me empujó despacio y con una sonrisa me dijo "¡Que importa la hora, el día, el año, esto nunca lo dejaremos de ver!, si es que nosotros no lo destruidos... pero, aprovechemos esto, está sensación no pasa todos los días." Notaba una emoción en el, sus pupilas estaban dilatadas de la emoción, vi en él, el mismo brillo que el alba, su felicidad me contagiada, no pude evitar y le sonreí.
Empezaba a salir el sol así que entramos de nuevo a casa, siempre ese ambiente frío, calmado, entre la oscuridad de mi habitación prendí velas, quería ver cómo se veía con luz. Mientras prendía la vela, el fuego del encendedor dejó ver un dibujo bastante grande en mi pared, era una especie de mandala, color amarilla los bordes y por dentro rojo con un detalles en el centro que no podía distinguir.
Me quede embobada observando tal cosa que años y años lo tenía enfrente mío y no me di cuenta, cuando entra Erik. "¿Que haces?" Pregunto, vio mi asombro y curiosidad a tal dibujo, algo asustado me dijo "no creo que deberías estar aqui", yo confundida le pregunté por que, a lo que el me respondió "No querras saber" Me quede con la intriga de saber más sobre aquel dibujo, sólo salí de la habitación dejándolo atrás.
Erik pregunto por la vela que encadescia sus ojos y no lo dejaban ver bien, a lo que respondí -¿Te diste cuenta de esto? ¿de cómo se ve todo con un poco de luz?- Erik me miro con desilución y despecho. Sólo aleje la mirada de el, estábamos en el pasillo donde se dejaba ver una frase, parecía que estaba hecho de tiza blanca y decía "mata o mátate". Me quede sofocada, ¿eso es lo que leian los demás fantasmas antes de atacarme?, No pudieron matarme y... "Apaga eso!" Soplo la vela y quedamos en la oscuridad como antes, que hay de malo le pregunté, "¿Que Que hay de malo?, apenas puedo ver si prendes luces, me quedo casi ciego!".
Mis ojos se acostumbraron a la luz ahora, no podía ver bien como antes en la oscuridad, raspe las paredes con mis dedos, sentía grietas, humedad, telarañas, está no es mi casa.

Vidrios rotos.Where stories live. Discover now