El quirk más molesto de todos

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Maldición ¿Cómo era esto posible? La villana había utilizado su quirk en Todoroki ¡Pero el afectado era él!

- Según las investigaciones de interrogatorio, la villana que enfrentaron, Limerence, utilizó su quirk de enamoramiento en Todoroki-kun y al ser Bakugo-kun la primera persona a la que vio terminó por hacer que se enamore de él; una situación bastante incómoda pero sólo tendrá un efecto temporal.

Fue la aclaración que se dió por parte del oficial encargado de policía mientras los dos héroes implicados esperaban que dieran el alta al menor de los Todoroki luego de ser revisado por personal médico.

Katsuki se encontraba también allí, junto a Beast Jeanist, maldiciendo su suerte en ese momento.

- ¿Cuánto durará esto? -Inquirió el padre de Shoto.

- Creemos que el efecto desaparecerá al rededor de la media noche.

- ¡¿Creen?! -Exclamó enfadado Katsuki.

Beast Jeanist lo silenció creando una mordaza de tela.

- Tsk... Qué niño tan molesto. Supongo que se quedará aquí hasta ese entonces.

- No es necesario, Endeavor-san -Dijo el jefe de policía-. No se encuentra en un estado de peligro para su salud así que será enviado a casa.

- No tengo tiempo para esto, debo volver a patrullar. Llamaré a alguien para que se encargue.

- Mmh... No es necesario, Endeavor -comentó el héroe rubio cruzándose de brazos elegantemente-. Katsuki puede encargarse de llevarlo de vuelta a la academia.

- ¡¿MHH?!! -Aún amordazado y tratando de quitar la tela de su boca el aludido trataba de reclamar contra ello. Seguro estaba de que aún menos en su estado actual quería pasar tiempo con Shoto, no, no, nada de eso.

- Ya has tenido suficientes aventuras por hoy. Tu trabajo será cuidar de Todoroki-kun ahora. Ya está listo, Endeavor, no tienes nada de qué preocuparte.

- ¿Estás seguro de que es una buena idea? -Dijo inseguro el pelirrojo dirigiendo una mirada de desconfianza a ese extraño niño rubio.

El héroe número tres asintió con la cabeza.

- Tranquilo, Katsuki puede con esto -Dijo y se fue por los pasillos desapareciendo con él la mordaza que le cubría la boca a Bakugo.

- Maldito viejo, me las pagará -Murmuró.

- Más te vale hagas bien tu trabajo, niño -Fueron las últimas palabras de Endeavor antes de desaparecer por el pasillo.

Al rubio no le quedó de otra, por muy absurdo que fuera, Beast Jeanist era su mentor y debía obedecer sus órdenes, en especial si se lo designaba como un trabajo, además tampoco quería meterse en problemas con dos de los héroes más poderosos de Japón, al menos no todavía. Suspiró ¿Podría ser tan terrible? Solo sería cuidar del idiota mitad por un día, además ya habían pasado unas horas, probablemente el efecto se iría atenuando cada vez más; quizás incluso ya no sería tan molesto.

Las puertas se abrieron al fin y no pudo evitar que su corazón latiera desbocado en ese momento, quería convencerse de que no estaba nervioso pero le era imposible ¿Por qué estaba tan intranquilo? Estúpidos sentimientos.

El chico albino salió por la puerta y al verle fue hacia él a paso relajado. Bien, al menos no había corrido hacia él al verle, eso era una buena señal.

- Bakugo...

- Oye bastardo ¿Ya se te pasó lo idiota?

Justo en ese momento llegaba con él y le envolvía en un abrazo. Pudo ser peor.

- Me siento mejor si estás aquí.

Katsuki sintió como si de pronto todos sus órganos internos decidieran correr de un lado a otro sin sentido alguno, llegando incluso a marearlo.

- Tsk ¡Ya! -le apartó de un empujón y le miro fijo-. Escucha bastardo, estás así por el estúpido hechizo de un quirk y crees que quieres estar conmigo ¡Pero NO es así, para nada! Ese no eres tú ¿entiendes? Así que quítate esas ideas de la cabeza. Endeavor y Beast Jeanist me obligaron a llevarte a la academia y cuidarte hasta que el efecto pase ¿Entendido? Así que allá vamos, sígueme.

Emprendió camino y apenas habían avanzado unos pasos sintió como una fría mano de hielo se pegaba a la suya. Sorprendido y ofuscado apartó la mano con un movimiento brusco.

- ¡Oye qué mierda crees que haces!

- Tomar tu mano, se siente bien hacerlo.

- ¡Pues te jodes, no caminaré de la mano contigo, bastardo!

- ¿Por qué no? Creí que ibas a cuidarme.

- ¡¿Y eso que tiene que ver?!

- Tocarte me calma.

Bakugo pasó saliva lentamente. Okay eso había sonado un poco aterrador, en especial viniendo de la estoica voz de Shoto Todoroki.

- Tsk... Bien, bien, te diré algo, no pienso caminar contigo de la mano por la calle pero te prometo que si me acompañas te dejaré tocarme después.

Mierda ¿Qué tonterías estaba diciendo?

- Acepto -Dijo decidido.

- No lo hagas sonar como una propuesta de matrimonio, joder -Dijo con algo de color en el rostro-. Ahora sígueme de una maldita vez.

Shoto asintió con la cabeza y se dispuso a seguirle por las calles de la ciudad.

El camino era largo hasta la academia, debían llegar a la parada de autobús a unas cuadras del hospital para luego abordar el transporte. Era una fecha propia de turistas por lo que habían algunos vendedores en las calles.

Bakugo seguía caminando con su meta fija, tanto que no se percató de que Todoroki se había quedado atrás.

- ¡Apresúrate! -Exclamó en lo que el muchacho venía de vuelta cargando algo entre los brazos- ¿Qué carajo hacías?

- Ten -Dijo y le entregó una bolsa de papel.

El rubio la recibió extrañado y la abrió. De adentro extrajo un muñeco de felpa con forma de cachorro pomerania.

- ¿Qué rayos...?

- Pensé que se parecía a ti así que es un regalo.

El rubio apretó el peluche entre sus manos tratando de contener la rabia y la vergüenza que le invadían. Le lanzó el muñeco de vuelta.

- ¡Idiota, deja de perder el tiempo en estas tonterías, debemos llegar a la academia!

Todoroki observó el muñeco, de verdad sentía que se parecía a él. Suspiró decepcionado.

- ¿Entonces no lo quieres?

Malditos ojos raros que tenía ¿Por qué sentía pena por él? ¿Por qué tenía Shoto que poner esa expresión tan rara en su jodida cara? Debía admitirlo, sentía lástima, después de todo el chico no podía evitar sentirse de esa manera y tal vez le hacía sentir tranquilo hacer ese tipo de regalos estúpidos y acciones estúpidas como cuando quiso tomarle de la mano antes. Joder, apretó los dientes y refunfuñó. No quería hacer la situacion más difícil de tratar y además, por mucho que rechazara al muchacho el estúpido hechizo no se iría así que mejor aprendía a convivir con él mientras tanto y de la mejor manera posible.

- ¡Dame acá! -Bufó y le arrebató el muñeco de vuelta-. Bien, lo llevaré pero no vuelvas a comprar más porquerías de estas ¿Entendido?

El muchacho bicolor asintió obediente y ambos siguieron su camino llegando prontamente a la parada de autobús.

...

Cupido está borrachoWhere stories live. Discover now