XV

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Un hayakashi con máscara


- buenos días chicos ¿cómo durmieron? - pregunto Yato mientras estiraba su cuerpo.

- esperen! ¿En qué momento me dormí? Y ¿Quien estaba abrazándome? - Bulma se levantó confundida no recordaba haberse dormido.

- eh? Esto.. tengo hambre - se excusó el rubio y sintió la mirada de su dios.

- eso es normal en ti - respondió yato burlón.

- oye! Bueno.. tienes razón - dicho esto el dios se hecho a reír.

- bueno vamos a comer - dijo Bulma y bajo del techo.

- veo que dormiste cómodo mientras abrazabas a Bulma - el más alto miró al rubio quien se sonrojo.

- que! No..no es verdad yo no..la a.. abracé - soltó nervioso logrando que Yato soltará una carcajada.

- pervertido - susurro el más alto y luego bajo del techo.

- espera! No es lo que crees! - bajo para alcanzar a su dios.

~ ya dentro de la casa ~

- hola, ¿cómo durmieron? - pregunto la ojiazul.

- todos~bulma - bien - respondieron al unisono.

- oye bulma puedes venir un momento al patio quiero hablarte sobre algo - el albino se veía feliz.

- ah? si, claro - siguió al chico hasta el patio.

- tengo algo muy importante que decirte - se notaba nervioso y feliz a la vez.

- si, dime - le sonrió esperando a que este hablara.

- invite a salir a noro y acepto! - dijo casi gritando.

- enserio? ¡Genial! Launch y yo nos preguntábamos cuando la ibas a invitar a salir - exclamó con notoria felicidad.

- eh? ¿¡Lo estaban esperando!? - la miró sorprendido.

- pues desde el día del escándalo launch y yo nos lo esperábamos - le sonrió burlona.

- ya veo, podrías darme algunos consejos? - suplicó casi de rodillas.

- ¿Consejos? - se preguntó a sí misma.

- ¿que debería hacer? ¿A dónde debería llevarla? - el albino miró a la ojiazul esperando respuestas.

- bueno para empezar debes dejar los nervios de lado eso te dificultará hablar y solo se tú mismo no trates de ser alguien que no eres - el albino observó sorprendido a la diosa.

- eres buena dando consejos, ¿A dónde debería llevarla? - reaccionó al instante para hacer una última pregunta.

- tal vez a un arcade y después a comer helado también puedes llevarle un regalo - puso un dedo en su boca mientras hablaba.

- ¿Un arcade? - repitió dudoso.

- aún son unos mocosos y además a noro le gustan los juegos - aclaró a lo que el albino la miró con un brillo en sus ojos.

- tienes razón y no soy un mocoso - hizo un puchero.

- eres muy tierno! - decía la ojiazul mientras le agarraba una mejilla.

- Auch..me duele - el albino se quejó y la diosa lo soltó.

- bueno que tengas suerte! - decía mientras caminaba a la casa.

La Leyenda de la Diosa de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora