Perfecta para mi.

Cita (2º parte)

Erika POV'S

Me encontraba en una situación incomoda, bastante incomoda a decir verdad. Os cuento, Evans, me ha traído a un restaurante carísimo, entramos, nos situamos, y llega una señora con cara de mala leche y no tenia mejor cosa que hacer; que gritar en medio del puto restaurante, que yo he robado su bolso.

Bien, hay dos camareras inculpándome, y hay un chico que intenta razonar con la señora, y por mi parte.....no se donde meterme.

Evans esta hablando con el dueño del maldito restaurante, yo me estoy volviendo loca y la señora esta soltando barbaridades por la boca.

Ahora que me fijo....¿como se puede tener los labios tan operados? Seguramente tiene mas botox en los labios que las Kardashian en todo el cuerpo.

Algo me saca de mi pensamiento, y es un mini empujón en el hombro.

Me ha tocado.....me ha tocado.

Respiro con paciencia, señora no sabe lo que me está costando no arrancarle las extensiones.

Todo el restaurante está mirando la escena, hombre, si yo estuviera en su lugar también lo haría, porque....vamos menuda loca.

Su voz me sigue taladrando la cabeza, hasta que llega Evans y el dueño del restaurante, el cual, intenta tranquilizar a la señora y decirle que ha visto las cámaras, y que yo no he tenido nada que ver.

El chico que me estaba defendiendo, nos lleva a una zona mas apartada, donde no venga una señora loca a gritarme en la cara, y tras pedirnos disculpas y decir que nos invitan a la cena, nos sentamos.

Vaya, al final nos ha venido bien la colgada.

-¿Que vas a tomar, cielo? -Me acaba de decir cielo... La madre que lo parió ¿y mis bragas?

-Emm... -Volví a la realidad, tomando la carta y echando un ojo por encima, no me tenía que preocupar por los precios, ya que el restaurante nos invitaba por el accidente, aún así, me daba algo de apuro, era todo carísimo - Bueno, no soy experta en estas cosas, realmente, nunca he venido a un sitio así. - Dejé la carta sobre la mesa. -Así que... -Me armé de valor y tome su mano por encima de la mesa, en una suave caricia, casi inexistente, noté como tragó duro y se tenso un poco bajo mi toque, pero volvió a relajarse al instante. - Guíame...

Se ruborizó.

¡¡Ay Dios que me da, juro que me da!! ¿¿Como he hecho yo eso??

Carraspeó un poco antes de hablar, sin soltar mi mano. -Bueno tomaremos un Carpaccio de lomo de primero y de segundo Penne al'arrabbiata, esta delicioso-No levantó la mirada de la Carta, y levanto la mano que me sujetaba para llamar al camarero, retiré la mano de encima de la mesa, algo contrariada por dejar de sentir su agarre.

-.... Y aparte, póngame un vino del 89, y un plato de jamón de para negra, ya más tarde pedimos el postre. -Dejó la Carta en las manos del camarero y se llevó las manos al pelo, para ponerlo en su lugar.

-De acuerdo, señor Williams. -Franco el ceño, ante el reconocimiento y el nombre hacia Evans por parte del camarero.

Que nos hayan invitado a cenar debido al error, no es una casualidad.

-¿Te conocen cierto? -Le señalé.

-Sí, mi madre es socia en esta cadena de restaurantes. -Suspiró. - A eso es debido el trato recibido.

Debí habérmelo imaginado, Evans nació en el foco de una familia multimillonaria, con unos padres estupendos y que le querían mucho, su padre dirigía una empresa que ganaba millones al año, se dedicaba a la restauración y a la hostelería, hasta que el señor Williams, falleció en un accidente de coche, camino al cumpleaños de su mujer, y la señora Williams, heredó la fortuna y la empresa de su marido, obteniendo más de el doble de ganancias, ella se había convertido en una de las mayores empresarias del país, era una mujer admirable, que no dejaba de darle cariño a su hijo, mientras dirigía muchos millones. Era una mujer muy famosa, y que desde que Evans y yo nos conocimos, aposto a que nos casaríamos de mayores. Me tenía mucho cariño.

-Me lo debí suponer, no todos los días invitan a cualquiera a un restaurante donde el plato más barato vale 50€ la ración, la verdad. -sonreí y volvimos a cambiar de tema.

Cuando el camarero, vino con la comida y la botella de vino para rellenar las copas, miré el plato dubitativa. Me lleve el primer bocado a la boca.

-¡Dios! Que buena esta... Cosa. -suspire. Evans rió.

-¿No vienes a estos restaurantes muy a menudo no? -Negué con la cabeza- Pues podrías acostumbrar te preciosa.-Volvió a tomar mi mano por encima de la mesa, esta vez el agarre era fuerte, y parecía que no íbamos a separar las manos en toda la noche.

Al fin, terminamos de venta, todo había sido perfecto, para el postre nos pusieron un helado de vainilla contarte de tres chocolates dentro de una esferificacion de chocolate blanco.

Todo fue genial. Evans es genial.

Nos encontrabamos de camino a casa, en el coche de Evans, el seguía tomando mi mano, sobre el cambio de marchas.

No se me quitaba la sensación de mariposas en el estómago.

En menos de un suspiro, Evans aparcó delante de mi casa, estaba el coche de mis padres en el estacionamiento, lo cual, me dio a pensar, que estaban dentro, y que les importó tan poco, que ni siquiera revisaron si estaba o no.

Rutina diaria.

Salí del coche hacia el caminito de mi casa y note mis tacones hundiéndose en la grada, no me caí gracias al agarre que Evans tenía en mi cintura.

Cuando llegamos al portal, busque nerviosa mente las llaves en mi minúsculo bolso, hasta que note unos dedos en mi mentón, alzandolo, Chiqui con la intensa mirada de Evans, sus ojos miel parecían oro casi líquido, bajo mi mar azulado.

Me acarició el labio inferior y posó su mano en mi mejilla, antes de atraerme hacia el con su mano en mi cintura, se inclinó y me besó, dulcemente, como si me fuera a romper, mientras sus manos jugeteaban en mi cintura y mejilla, subí las mías, y deje una en si pecho, escuchando el fuerte sonido de su corazón, casi al mismo ritmo que el mío, y la otra la enrosque en su pelo suave.

Se separó un poco y volví a la realidad.

-Estas tan guapa está noche, no me he podido resistir. -sonrió y besó mi frente. -Siempre estas preciosa, y más, cuando te poner colorada, y solo por mi.

A sentí y volví a juntar mía labios con los suyos, en un encuentro apasionado.