No se ni como, con el paso de la noche conseguí conciliar mi sueño.

[...]

Una nueva mañana, un nuevo día. Miré la hora en mi móvil y me sentí increíblemente orgullosa de mí misma por haber madrugado sin ninguna ayuda. Salí de mi habitación y bajé las escaleras para dirigirme a la cocina donde se encontraba mi hermano.

— Buenos días Neully — dijo pasando a mi lado, revolviendo mi cabello y recordándome el apodo que me puso cuando tenía 4 años.

— Buenos días — dije canturreando ligeramente. Me dispuse a alcanzar los cereales para echarlos en un bol y derramando leche en este.

— Tengo una buena noticia— le miré expectante cuando pronunció esas palabras esperando su respuesta.— ¡Mañana empezarás la escuela! — dijo con una sonrisa y abriendo sus brazos en modo de sorpresa. Mi emoción se fue al instante.

— ¿Eso es bueno? — pregunté llevando una cucharada de cereales a mi boca y levantando una ceja.

— Sí porque... ¡Irás a la misma escuela en la que me gradué y la cual es una de las mejores vistas de Seúl! — no me esperaba menos viniendo de mi familia. Mis padres trabajaban a cada rato en una gran empresa que mi abuelo desarrolló hace años por lo cual ganan mucho dinero y no es de extrañar que quieran meterme en escuelas bien vistas.

— Parece mentira que me quieras engañar e intentar decirme que algo relacionado con la escuela es algo bueno. — rodé mis ojos y seguí comiendo mis cereales tranquilamente.

— Bueno, solo quería informarte de que me encargaré de que mañana tengas todo el material para poder ir. Tienes a un hermano demasiado responsable, da gracias.— me dio un beso en la frente y abandonó la casa para adentrarse en un novedoso modelo de coche que había aparcado frente a nuestra casa y dirigirse a la universidad.

Terminé cuanto antes con mi desayuno y subí a mi cuarto para cambiarme de ropa. Algo que se viese decente era suficiente para un día como hoy.

Una vez vestida cogí el móvil y las llaves para salir de mi casa. Oí unos ladridos provenientes de la parte de atrás del jardín. Decidí encaminarme hacia aquel lugar encontrándome con un pequeño perro que sacudía su cola frenéticamente y que al momento de verme corrió hacia mí. Casi olvido a mi amada Peachy.

— ¡Peachy! ¡A ti si que te he echado de menos! — aquel pequeño perro de ahora 7 años no paraba de correr a mi alrededor y tuve la brillante idea de sacarlo a pasear.

Cogí una correa que se encontraba sobre una mesa del jardín y tras ocho intentos de colocársela, pude conseguirlo exitosamente.

Las dos salimos de la casa mientras que yo intentaba caminar tranquilamente y ella tiraba de la correa con más fuerza de la que recordaba que tenía.

Me gustaba demasiado el cielo de Seúl, era tan azul y brillante... En Alemania era un milagro si podías ver el cielo azul alguna mañana. Casi siempre estaba nublado o llovía.

Volví a dirigir mi mirada hacia Peachy, pensando como demonios casi me olvido de la que fue mi regalo por mi décimo cumpleaños. En realidad era demasiado mona, quería abrazarla y no soltarla pero era demasiado hiperactiva como para que se mantuviese quieta por un segundo en mis brazos.

Me sobresalté por un fuerte ladrido que soltó Peachy al casi ser arrollada por un chico que al parecer también se sorprendió por aquel estruendoso ladrido que hizo que chocase conmigo haciendo que casi perdiese el equilibrio.

— L-Lo siento, de verdad, no se en que iba pensando...— era un chico con un uniforme azul marino el que se disculpaba mientras que hacía una reverencia.

— Mejor que vayas atento, ¡Casi arrollas a mi pobre Peachy! — dije agachándome para cogerla aunque me pareció extraño que se mantuviese quieta en aquel momento. Era una perra lista, sabía hacerse la víctima muy bien.

— De verdad que lo siento mucho, no era para nada mi intención...— ahora el chico me dirigió su mirada. La verdad es que tenía unos ojos bonitos, pero una personalidad arrolladora de seres adorables.

— Está bien, ve con cuidado para la próxima.— Levanté mi cabeza y seguí caminando con Peachy en mis brazos que en cuanto que nos alejamos de la escena comenzó a moverse bruscamente para bajar de nuevo al suelo.

Alemania me había enseñado a ser más fría la verdad. Pero allí tenías que ser así. En la ciudad en la que vivía era demasiado extraño que un chico de mi edad se parase a disculparse ante algo.

— Ese chico...— sin mucho más que añadir seguí con mi camino junto con mi mascota hasta volver a casa.

El resto del día simplemente me quedé allí haciendo cualquier cosa y llamando a dos de mis amigas de aquí con las que mantuve el contacto para anunciarlas mi regreso. Seguía bastante cansada así que desperdicié el tiempo que tenía para recorrer la ciudad en ver películas y series hasta que llegase mi hermano.

— ¡Ya he vuelto! — al oír aquello me levanté del cómodo sofá yendo junto a mi hermano que se encontraba en la entrada todavía dejando algunas cosas. — ¡Tengo un regalo! — viniendo de él ya me esperaba cualquier cosa. — ¡Tengo tu uniforme para mañana! — exclamó entregándome este.

— Tienes que cambiar tus ideas de buena noticia y regalo pero de todas formas gracias hermanito.— Jaehyun soltó una pequeña risa observándome. Subí a mi habitación para dejar este en uno de los armarios de esta pero antes me quedé analizándole de arriba a abajo.

Ese color con esos detalles, ese escudo, de verdad que se me hacía todo familiar. Era algo imposible, llevaba menos de un día en Corea, no había visto uniformes de aquí todavía... Oh no, no, espera, tiene el mismo escudo y los mismos detalles que los del chico odioso que casi mata a Peachy.

Perfecto, ya conozco a alguien que me ha caído mal en la escuela, empezamos genial.

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¡Hola a todos!

Creo que este primer capítulo se me fue un poco de largo pero quería poder introducir varias cosas en este.

De todas formas, espero que os haya gustado este primer capítulo y que os esté gustando la historia por el momento💫

¡Voten y Comenten!❣️

Fragile - Na JaeminTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon