Capítulo 5.

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No me darán dinero este mes

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No me darán dinero este mes.

¿Y por culpa de quién?

Por culpa de Connor Pirce.

Mi padre no había sospechado nada los primeros quince minutos en los que estuvo en casa, pero resulta ser que el tonto de su contratista lo había llamado por algunas dudas y papá había entrado a su despacho para aclarárselas. Mi papá acostumbra a hablar sobre temas de su trabajo en su despacho, nunca en la sala o la cocina, su casa es su santuario, su lugar de paz, al menos así él lo dice, por lo tanto a veces le molesta que lo llamen por cuestiones de trabajo cuando está en casa compartiendo con nosotras. En fin, al parecer la única caja de lápices de dibujo económicos que le quedaban era la que yo tomé, ¿cómo no pude darme cuenta? Así que apenas abrió su cajón de materiales descubrió que había tomado otra de sus cajas de lápices de dibujo. Obviamente se molestó y por consiguiente Daisy no tendrá dinero por un tiempo.

Ahora estoy sin dinero, sin lápices y para colmo, me tengo que aguantar a Connor de vecino.

Al ir a entregar la torta a la casa—que creo que es una casa embrujada—, de los nuevos vecinos, me topé con la sorpresa de que el idiota que cree que soy su proveedora de lápices, es mi nuevo vecino.

En mi vida, la palabra Karma se hace presente, siempre.

¿Por qué, Diosito, me haces esto? ¿Qué he hecho yo para merecérmelo?

Ahora me encuentro en el comedor junto a mi familia. Observo mosqueada a mi papá, pero él como si nada sonríe hacia mi madre como un hombre enamorado. Es increíble ver el amor que se profesan mis padres, no todos cuentan con la misma suerte que yo. Mi madre por su parte coloca sonrientemente el pollo que estaba horneando en la tarde en el centro de la mesa mientras que Christie coloca junto al pollo un bol grande con ensalada.

—Espero que lo disfruten, lo hice con todo mi amor—Ruedo los ojos por aquel comentario.

—De seguro va a estar delicioso, cariño.

Bueno, puedo estar enojada con mi papá pero en eso lo apoyo, mi madre cocina fan-tás-ti-co. No lo puedo negar.

Tomo un pedazo de pollo y lo coloco en mi plato, luego agarro mi cuchillo y tenedor y procedo a cortar un pedazo para meterlo en mi boca. Hago un sonido de placer porque está increíble.

— ¡Bien hecho, mamá!—exclamo felicitándola y ella sonríe.

—Me contaron que hay nuevos vecinos —interviene Christie observándome—. Mamá me dijo que tú ya los conociste.

—Solo fui a entregar una torta. No conocí a nadie.

— ¿Y quién recibió la torta?—interroga mi padre y frunzo mi ceño por el recuerdo.

—Connor Pirce—Christie, con los ojos, me indica que prosiga. Suspiro y tomo un trago de mi jugo—. Es un idiota de la escuela.

—Uhhh, me huele que alguien le gusta un chico—Christie dice burlonamente.

Régalame un lápiz: Versión extendida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora