1- Principio.

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— ¡RENUNCIÓ! — Grito Thomas lanzando su cámara al suelo, él se acercó a mí con rabia — Eres la mujer más insoportable de la industria, no soportaría trabajar para una estirada arrogante ...

— Fotógrafos hay de sobra, que renuncies o no me da igual, puedo reemplazarte con tan solo chasquear los dedos — En mi rostro no hubo ninguna expresión, le dediqué una sonrisa sarcástica, caminé por aquel suelo de madera hasta llegar a mi oficina, además de ser el edificio más grande de toda la ciudad, teníamos tres estudios, salones de arte y el periódico de la ciudad, esto era más importante que un hombre que podría sustituir con tan mover mis labios.

Solo compartía el espacio con un estudio y la oficina de edición, todos tenían la misma mirada patética intentando fingir que no observaban mis pasos cuando sabía que estaban bastante atentos a mí, que les puedo decir, soy Brenda Blake, una mujer rubia, ojos azulados, tez blanca, un cuerpo espectacular siempre bien cuidado.

— Mueve todos los medios y contacta a los mejores fotógrafos de la plataforma, a las nueve de la mañana quiero entrevistarlos —

— ¿Qué pasó con el señor Thomas? — Dijo, levante una ceja y apreté el escritorio inclinándome hacia delante.

— No lo necesitamos — Dije — Solo haz lo que te pido y tráeme un café de caramelo — Golpee la mesa alejándome de su escritorio, ella era muy eficiente, pero a veces me hacía dudar de mi criterio, cerré la puerta con fuerza y tomé asiento enfrente de mi escritorio.

Mi oficina tenía dos salas, estaba decorada de blanco y negro con cuadros modernos bastante coloridos, un minibar perfecto para convencer a los idiotas que pisaban mi oficina, lucia una chaqueta blanca, tacones negros junto a una camisa blanca ajustada dentro de una falda negra la cual resaltaba mi figura.

...

Acaricié la copa de mi exquisito whisky de Bourbon, mi favorito por su gran sabor. Esa mezcla extraordinaria que hacía una guerra de sabores en tu boca, estaba apreciando la hermosa vista de la ciudad, esa vista que te permitías al tener un edificio forrado en cristal, las luces, los coches en movimiento y las personas que se veían en miniatura como si fuesen juguetes en el mundo.

Escuché como tocaban la puerta, ni siquiera me moleste en darme la vuelta, solo grite un simple «Pasa», no iba a perderme, está hermosa vista, era imposible que pasara algo en estas oficinas si teníamos la mejor seguridad del país — Señora Blake ...

— Señorita Blake — Dije entre dientes mirando a mi secretaria.

— Disculpe, señorita Blake mañana vendrán diez fotógrafos, hice una selección de los mejores y con mayor capacidad que Thomas —

— ¡Excelente Emely!, gracias por todo... Puedes retirarte — Ver su sonrisa me indicó que se sentía feliz ante el halagó, no era propio de mí llamar a las personas por su nombre, pero ella no era igual a los demás — Ve a casa — Me volteé para no mirar su rostro.

Deslice mi mano en el cristal, respiré tan profundo que sentía el aire ventilar mis pulmones, estaba cansada, solo deseaba ir a casa y descansar, pero todavía tenía una última cosa por hacer antes de ir a casa, deje mi copa en el escritorio tomando mis cosas, una llamada bastante inoportuna retuvo mis pasos, conteste la llamada sin ver quien era.

— ¿Qué?

— Acaso te estás volviendo loca, como se te ocurre dejar ir a Thomas Del proyecto — Apague la luz de mi oficina y caminé hacia el ascensor, marqué la S para dirigirme al sótano donde estaba mi vehículo.

Solo fue un pequeño imprevisto, siempre hay opciones mejores y Thomas es un inútil.

— Es uno de los mejores fotógrafos, deja de arruinar las cosas.

— ¡MEJORÓ LAS COSAS PADRE!, mañana vendrán fotógrafos mejor calificados que ese inútil.

— Ese inútil tiene un nombre conocido...

— ¿Y?

— DEJA TU MALDITA ARROGANCIA

— Adiós padre, fue un gusto hablar contigo — Colgué la llamada apagando mi móvil, conociéndolo, era posible que tomara esto como una falta de respeto a su persona, respiré profundo, relajando mis hombros, abrí la puerta de mi coche dejando mis cosas en el asiento de atrás luego abrí la puerta del piloto.

En quince minutos ya estaba en casa, al llegar todo estaba en absoluto silencio, me despojé de mi chaqueta y de mis tacones, caminé sintiendo el frío del suelo, abrí la heladera apreciando mi licuado de fresa, al tenerlo en mis manos caminé hacia mi habitación, solo me tomaría mi licuado, me daría una ducha de veinte minutos como cada noche y caería en la cama.

Vivía en un apartamento de tres habitaciones, cada una con su baño, dos salas, una más formal que la otra, un minibar, un balcón con una buena vista a la ciudad, me gustan las alturas, así que vivía en una séptima planta, amaba ver la ciudad y las luces que se podían apreciar en el momento que quisieras, cerré el grifo de agua para poder entrar al baño que había preparado.

Baje el cierre de mi falda, luego, desabotone mi camisa y por último obviamente me despojé de mi ropa interior, sentir el agua tocar cada parte de mi piel, me relajaba, recosté mi cabeza en la simulación de almohadas que había hecho con las toallas, solo cerraría los ojos por unos minutos para estar preparada para dormir y mañana dar lo mejor de mí o quizás simplemente repetir otro día miserable...

1° Ojalá fueras tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora