Del odio a algo más. (Rubelangel)

Pensamientos.

Capítulo 17: Pensamientos.

Mangel.

Tenía muchas ganas de irme a mi casa y poder estar tranquilo, ya que hoy había sido un día muy duro y bastante extraño, aunque a pesar de todo esto estaba bastante contento. Quizás Rubén y yo estábamos más cerca de ser compañeros, y en algún remoto momento, podríamos intentar ser amigos.

Ante ese pensamiento, por muy increíble que suene, sonreí. Después de tantas cosas entre nosotros, podríamos llegar a ser compañeros.

Aunque, ahora, si lo pensaba fríamente, estaba bastante preocupado por Rubén. ¿Qué era ese presentimiento que tenía?. ¿Qué era lo que le iba a salir mal?. Esperaba que nada, quiero decir, realmente -a pesar de todo- no deseo que esté mal.

Suspiré frustrad amente.

-Oye, Mangel- Me giré cuando escuché que alguien me llamaba.

-Dimeh- Contesté a Alex, pero este, en vez de contarme, me alejó un poco de todos. ¿Qué quería?.- ¿Qué haceh?- Pregunté extrañado al ver como se acercaba tanto.

-Tú sabes algo- Me contestó simplemente. ¡¡¿Por qué no se alejaba?!!.

-¿De qué?- Contesté pesadamente, estaba claro que este tío era muy raro.

-De Rubius- Me miró fijamente.- ¿Sabes que le pasa?. ¿Te lo ha dicho?- De pronto me sentía como en uno de estos típicos interrogatorios, en lo que lo único que falta que le hagan al criminal para que hable es que le metan un palo por el..- Confiesa.

-No- Dije simplemente, y es que no podía fallarle, no después de que confiase en mi.- No me lo ha dicho.

No parecía seguro de mi respuesta, por esto, le iba a decir que él mismo sabía que Rubén no contaba sus cosas, pero tras decirme un suave 'te creo, Mangel', se marchó dejándome algo a cuadros. Levanté la mirada, y vi a Rubén, quién tenia una suave sonrisa -como de agradecimiento- pero sus ojos reflejaban enfado. ¿Qué le habrá pasado?.

“Mírate Mangel, de nuevo estás preocupado por él”.- Realmente odiaba cuando mis pensamientos tenían razón.

-Mangel.- ¿Por qué todo el mundo me llamaba cuando lo único que yo quería era irme a mi casa?.

Me giré, y al ver que era Rubén, por un segundo -ya que no estaba acostumbrado a eso, me congelé- también, me percaté de que, de nuevo, estábamos solos.

-¿Si?- Le miré a los ojos, y aun, creo yo, que estaba cabreado.- ¿Qué te paha?

-Nada- Me contestó algo seco.

“Ya empezamos...”

-Solo quería agradecerte de nuevo, ya sabes, por todo esto de mentir por mi...- No continuó la frase.

-Un placer...- Un silencio invadió la sala, aunque no era uno incómodo.

“Quiero irme a mi casa. Quiero que este tío deje de ser tan jodidamente bipolar. Quiero... ¿Qué quiero?”.

-¿Vamoh?- Le sugerí.

-Si...- Desvió la mirada. ¿Qué nos pasaba?.- Oye, Mangel, ¿Por qué has venido a Madrid?- No se a que vino esa pregunta, y a decir verdad me desconcertó, pero no dije nada al respecto.

-Para podeh hacer lo que me guhta, pasármelo bien haciendo reih al mundo.

-¡Pero si tú no haces reír a nadie, tienes menos sentido del humor que un koala!- Podría haberme molestado, pero en ese momento, podría apostar mi cuello a que estaba bromeando.

-Si, claro... mira quién habla- Y ahí estábamos los dos, como unos idiotas en medio de la calle a altas horas de la noche, riendo a carcajadas limpias. El paseo fue rápido y ameno, siempre nos estábamos riéndo por una cosa u otra.

“Es como si encajáramos perfectamente”.- Ese pensamiento me pareció absurdo.

-Bueno, Mangel...- Y no sabía como, pero lleguemos a mi casa. No quería entrar, siendo sinceros, pero estaba realmente cansado.

Como último pensamiento, antes de entrar a mi casa, volvió la intriga del porqué del supuesto cabreo de Rubén, según yo. Pero, eso no era lo que más miedo me dió, si no el divagador pensamiento que pasó por mi mente tras caer en la cama, ya cambiado y arreglado para dormir.

“Quisiera que esto siguiera así, sin peleas, ni salseo', ni nada de nada. Sólo siendo compañeros, aunque me gustaría ser mucho más.”- Eso nunca lo había negado, me encantaría ser un gran amigo de Rubén, y es que a mi parecer éramos bastante parecidos.