Capítulo 27: "Hay mucho que descubrir en este momento..."

2K 100 3
                                    

                  (Ultimos capitulos)

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Tragué y miré con nostalgia su boca.

Soltó mis brazos, separándonos, y nuestra conexión.

—Pero ella tiene la llave de mi pasado.

De repente me sentí más sobria. —Así que… necesitas ir con ella y aclarar todo esto.

—__(tn) —gruñó, frustrado por mi tono—. Tú eres… eres todo para mí. Pero te mereces más. Si yo pudiera saber quién soy, dejar de tener pesadillas cada noche, disfrutar mi vida juntos…. Tengo que intentarlo.

Asentí con la cabeza. No podía negarle esa oportunidad, incluso si rasgara mi corazón de mi pecho verlo partir.

—¿Cuándo te vas? —pregunté.

No respondió de inmediato, pero incluso en el cuarto oscuro, podía verlo fruncir el ceño.

—Quédate esta noche. No me dejes esta noche —susurré, arrastrando los pies para acercarme y subirme en su regazo. Supongo que era el cachorro necesitado ahora.

—__(tn). —Su tono era frustrado, pero no me alejó.

—Por favor —le supliqué. Parecía que funcionaba en él antes.

Reorganizó mi cuerpo así que estaba a horcajadas. —No deberíamos —susurró en mis labios—. Hay mucho que descubrir en este momento…

No me importaba que tuviera razón. En ese momento, no me importaba que él probablemente me dejara mañana. Lo necesitaba. Estaba cegada por mi lujuria.

Lo besé más fuerte que nunca, metiendo mi lengua dentro de su boca, mordiendo su labio inferior para tirar de él y su lengua mordisqueando cuando él entró en la mía. Fue parte del vodka que había consumido, y parte mi hambre no adulterada por él.

No se contuvo, sus manos recorrían bajo mi blusa y sus dedos bailaban en mis costillas, y encima de mi sujetador.

Pasé los dedos por su pelo por su cara. Quería memorizar cada detalle. Trabajé con mis manos debajo de su camisa, amando la sensación de su estómago sólido, tocando sus músculos tensos. Tuve la extraña necesidad de reconocer nuestros tatuajes gemelos. Pasé los dedos por sus costillas, apretando la piel allí como para recordárselo. Él dejó escapar un gruñido.

Mis dedos entumecidos rápidamente cooperaron para desabrochar sus jeans. Puse mi mano dentro de sus boxers, sintiendo su miembro endurecido y lancé un gemido.

Tiré de sus jeans más debajo de sus caderas, exponiéndolo a mis caricias. Se meció en mis manos, tomando todo el placer que podía.

Sacó mi blusa por mi cabeza y la arrojó al suelo. Me senté en su regazo, sólo en mi sujetador y jeans y lo miré con la luz de la luna. Era posiblemente la última vez que lo vea así. No podía pensar en eso ahora o iba a llorar.

No perdí el tiempo, y empecé a desabotonar mis jeans. Me levanté de su regazo y empujé sobre mis caderas. Sus ojos seguían mis movimientos, viendo mi strip tease. Saqué mi ropa interior, y la deposité en el suelo junto con mis jeans. Me encaramé encima de él y me tiró con sus manos firmemente en mi trasero.

Aterricé en su regazo con su polla presionándome. Me enterré en él, gimiendo. Quería sentirlo llenándome y dueño de mí, incluso si era sólo por esta noche.

Me moví de su regazo otra vez, esta vez para posarme en mis rodillas para llevármelo a la boca. Su polla causó que mi mandíbula se cerrara en capacidad, pero no me atrevía a quejarme. Esta noche él era mío.

Lamí y chupe contra su cabeza hinchada con entusiasmo, plantando besos suaves.

Gruñó y empujó sus caderas para adelante para cumplir con mi boca ansiosa. Cada vez que entraba en mi boca, gemía alrededor de su borde grueso, y me sentía cada vez más mojada.

Después de varios minutos, me sacó de mis rodillas y de vuelta a sus labios. Comenzó a besarme y a chocar en mi entrada con su polla.

—Quiero follarte, __(tn) —murmuró.

Gemí y lo ayudé a colocarse así comenzó a deslizarse dentro de mí.

—Ah, Drew —gemí.

Se puso rígido. —Justin —me recordó.

Oh, mierda. Lo llamé por el nombre de ella. Eso al instante mató mi libido, y me levanté de encima.

—Esto es muy extraño, ¿no? —preguntó.

No respondí. En cambio, encontré mi ropa interior en el suelo y me los puse encima de mis piernas como si quisiera probar mi punto. Sí, era jodidamente extraño.

Levantó sus caderas para deslizar sus pantalones y boxers en su lugar y se puso de pie.

—Lo siento. No quería que esto sucediera.

—Lo sé —murmuré, mientras las lágrimas llenaron mis ojos—. Sólo ve. Ve a hacer lo que tienes que hacer.

Besó mi frente, y luego se fue. Tan rápido como llego a mi vida, se fue. Me acurruqué en el sofá y lloré.

                        *******

El siguiente mes pasó por una agonizante farsa de clases, papeles de investigación, y persistentes seminarios de amor duro solo para caer en mi vacía cama cada noche a llorar hasta quedarme dormida. Me había rehusado a cambiar las sábanas que todavía olían como él.

Debería haber estado eufórica por mi papel en amnesia siendo presentada en los siguientes meses de Problemas de la Psicología, pero yo estaba muy destrozada por perder a Justin. Me encontré deseando, no por primera vez que yo fuera la de la amnesia. Olvidando todo los recuerdos dolorosos y desechándolos en el olvido sería malditamente agradable. Tristemente la vida era una cruel bastarda, y aunque, claro, no olvidé milagrosamente el dolor.

No olvidaba la sensación de él saltando a la cama a altas horas de la noche después de pintar y enredando su cuerpo alrededor del mío, o la forma adormilada que despertaría con besos detrás de mi cuello en la mañana.

De otras pequeñas maneras, había aprendido en cómo vivir con el doloroso hueco en mi pecho. El primer paso es que había estado llevando todos esas malditas pinturas de Drew. Esas encontraron un bonito hogar en el contenedor detrás de mi edificio. Consideré tener una sesión espiritista y quemarlas, pero no pude forzarme a destruir tan descaradamente algo que él había creado. También le había pedido finalmente a Liz que acogiera a Tom desde que verlo arañando en la puerta era un diario recordatorio de cuan doméstica se había convertido mi vida con Justin antes de ser arrancado lejos de mí tan rápido. Liz había aceptado y sus gatos ahora la sobrepasaban completamente en número de tres a uno.

La repentina desaparición de Justin de mi vida había causado sentimientos de hace mucho tiempo para resurgir. Mi mamá había sido arrebatada de mi vida cuando tenía seis años, debido a un accidente de auto. Y me encontré llamando a mi papá más a menudo que antes, solo para decir hola o para asegurarme que estaba bien. Él no podría nunca ser el hombre que desearía que fuera, pero seguía siendo mi papá, y lo amaba.

Mi teléfono timbró otra vez contra la mesa del comedor. Liz había insistido que esta noche era mi reintroducción en lo salvaje, y sabía que no podía ignorarla por más tiempo. Levanté varios montones de papel en un intento de localizar mi teléfono. Revisé el identificador de llamadas, pero no había un número que reconociera. Bajé el teléfono y continué trabajando, deseando terminar mi correo a los estudiantes de maestría molestos por su calificación en el trimestre de Clancy antes de que Liz llamara diciendo que estaba aquí para recogerme.

«Amnesia, jb»Where stories live. Discover now