Capítulo 1 - La mujer del espejo

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CAPÍTULO 1

LA MUJER DEL ESPEJO


Loki apretó la mandíbula y fulminó al director del FBI con la mirada. El hombre parecía a punto de cagarse en los pantalones, pero aún así se plantaba firme ante el dios. Como si pudiera algo contra mí.

—Preguntaré de nuevo, y espero esta vez una respuesta satisfactoria —dijo Loki, con un tono peligrosamente calmo—. ¿Mantendrás las calles bajo vigilancia como quiero? ¿Me alertarás de cualquier revuelta o sedición en contra de mi gobierno? ¿Tomarás medidas contra los agitadores? ¿O prefieres dar tu vida por tu estúpida causa y que yo te reemplace con uno de los que ya me juraron lealtad? La elección está en tus manos, pero te aconsejaría ir por la primera opción, o no podré asegurar la seguridad de tu familia.

Se daba cuenta de que eso era algo muy bajo y muy extremo, y poco digno de un rey; pero si quería que su gobierno sobre Midgard funcionase y no cayese, debía mantener a los rebeldes bajo control. La amenaza de congelarlos con el Cofre de los Antiguos Inviernos funcionaba para la mayoría, pero como en todo mundo, siempre estaban los disconformes suicidas que no escuchaban amenazas. Y esos eran peligrosos, porque les metían ideas en la cabeza a los demás que no actuarían por sí mismos.

La amenaza sobre su familia fue lo que faltaba, el empujón necesario. El director del FBI palideció y Loki pudo sentir como sopesaba las posibilidades de proteger a su familia contra Loki sin tener que obedecerlo. Con un suspiro y poniendo los ojos en blanco, el dios se concentró, y a su lado apareció una imagen de la esposa del hombre cocinando, como en una pantalla de humo.

—Puedo encontrarlos donde sea que los escondas, así que ni siquiera pienses en eso —dijo, con el mismo tono calmado.

El hombre cerró los ojos un momento y luego los abrió de nuevo.

—De acuerdo. Haré lo que usted diga —accedió, como si las palabras quemasen su garganta.

Loki sonrió, aunque no tenía nada de calidez.

—Dejaré un vigilante por si se te ocurre cambiar de opinión —dijo, y sin cruzar una palabra más, desapareció de ahí.

* * *

—Su Majestad, se ha capturado a un grupo de rebeldes.

La voz de un agente del FBI sonó por el intercomunicador que reposaba en la mesilla de vidrio. Con un gesto de molestia, Loki se incorporó en la cama y despidió con un gesto brusco a la mujer a su lado. La muchacha desapareció sin preguntas por la puerta que llevaba fuera de la alcoba de Loki.

El dios se concentró un momento, y una luz dorada rodeó su cuerpo. Su atavío asgardiano apareció sobre su figura, pero después de darle un momento de duda, lo cambió por un traje humano, perfecto en cada puntada.

Guardó el intercomunicador en su bolsillo y en un parpadeo, la habitación estaba vacía.

Habían encerrado a los agitadores en celdas espaciosas, debajo de un complejo del FBI. El dios bajó al nivel subterráneo con agilidad y elegancia, tardando tiempo tan sólo en obtener información básica sobre el lugar de la revuelta y la cantidad de rebeldes.

No necesitaba guardias ni nada parecido a su lado al entrar ahí. El problema no era la fuerza física de los encerrados, sino el poder de inducción sobre las demás personas, y aquí no podían convencer a nadie. Chasqueando la lengua, Loki caminó lentamente hasta estar enfrente, justo en el centro, de las celdas. Apenas un metro de aire y los barrotes de hierro lo separaban de esa escoria.

—Asumo que todos aquí me conocen, o sería muy estúpido de ustedes unirse a una rebelión de la que no tienen idea —dijo. No era una pregunta propiamente dicha, pero nunca estaba de más asegurarse.

—¡Yujuu! ¡Ey! ¡Tú.. como te llames! —una mujer soltó un carraspeo y alzó la voz para llamar su atención—. Juro que no tengo ni la menor idea que significa esto. No conozco a ninguno aquí y juro que en mi agenda para nada estaba anotado unirme a una protesta de... lo que sea que esto sea.

Apenas terminó de decir eso, mucha gente, incluso los que estaban encerrados con ella, empezaron a gritarle "traidora". Loki recorrió a las personas encerradas con los ojos y la encontró, justo cuando ella se acercaba a los barrotes para aferrarlos entre sus manos y mirarlo a él.

Desde que su madre le había mostrado esa ridiculez en el espejo encantado, el rostro de aquella mujer desconocida (aunque le parecía haberla visto alguna vez, era incapaz de definirlo) rondaba en la cabeza de Loki. Muy a su pesar, la recordaba perfectamente, riendo, aquel brillo en sus ojos, cada rasgo, y lo supuestamente feliz que se veía la imagen de él al lado de ella. Todo su ser se sentía repelido por el mero pensamiento de que eso pudiera pasar; él, con una mortal (porque sabía que lo era, todo en él se lo decía), feliz y estúpido con niños inútiles en un asco de prado sin trono ni reinado.

Y sin embargo, con toda esa repulsión por la escena de su "futuro", desde ese momento no había podido expulsar el rostro de la mujer de su mente. Tal vez por eso le chocó tanto ver ese rostro frente a él, detrás de los barrotes. Su habitual calma y frialdad se resquebrajaron, y aunque pudo volver a componerse en cuestión de instantes, por su expresión cruzó un gesto de sorpresa e ira, mezclado con la más profunda curiosidad.

Era una casualidad; pondría la mano al fuego por que era una casualidad. Tal cosa como él sonriendo junto a una humana inútil no existía ni existiría jamás. Cuestionó a la mujer con la mirada fijamente en silencio, antes de acercarse con una sola zancada y agarrarla por la muñeca antes de que ella pudiese hacerse para atrás. Le clavó los dedos con fuerza totalmente innecesaria haciéndola ahogar un grito y entró en sus pensamientos con tanta facilidad como si ella le hubiese abierto las puertas a su memoria.

Como una rápida serie de imágenes, repasó su vida desde que había nacido, deteniéndose en lo que podía ser relevante. Nada. Era una mujer normal, común y corriente, sin talentos sobrehumanos, sin poderes, sin capacidades superiores a la raza midgardiana. Lo único que captó su atención fue su relación con Jane Foster, la noviecita de Thor, pero incluso ahí no había nada especial. Y definitivamente estaba diciendo la verdad acerca de la protesta. No tenía siquiera idea de quién era él.

Soltó el brazo de ella con brusquedad y dio un paso atrás para alejarse de nuevo de las rejas. Ella lo imitó, alejándose hacia atrás y chocando con las demás personas. Los rebeldes habían vuelto a hacer silencio. Loki chasqueó los dedos y un hombre del FBI en la puerta se acercó solícitamente.

—Sácala de aquí y llévala a mis aposentos —ordenó. No tenía que aclarar a quién se refería, porque con lo anterior había sido bastante obvio.

—¿Qué? —exclamó ella alarmada.

El hombre del FBI se acercó a la prisión y abrió la puerta poniendo su palma en un escáner antes de usar una llave normal. Las puertas se abrieron y él sacó a la mujer tirando de su brazo.

—No, no, no —negó la mujer con nerviosismo, intentando resistirse— ¿Qué harán conmigo? ¿Qué se supone que hice? ¡Exijo respuestas! —gritó mientras se la llevaban a la rastra.

Nadie dijo nada ni la defendió, y nadie intentó escapar. Loki los miraba con una furia interna que los mantenía congelados en el lugar figurativamente, y en segundos estarían congelados de forma literal.

Síndrome de Estocolmo ✵ Loki & Darcy (Loki's POV)Where stories live. Discover now