**Historia originalmente publicada el 1 de septiembre del año 2016**
Naiara jamás creyó que las historias que le contaron de pequeña pudieran ser ciertas.
Pero el viaje que programaron ella y sus amigos a Irlanda cambió su manera de ver la vida to...
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Frederick en multimedia.
Canción: Gravity/Coldplay.
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—¿Más café? —nos pregunta Rose mientras nos sirve las tortitas de grosellas y frutos rojos que le ha pedido Frederick.
—¡Por favor! —exclama en un alarido Raúl, agarrándose la cabeza con ambas manos.
—Anda... que os portasteis bien anoche, sí... —nos regaña rellenando nuestras tazas del café más amargo que he probado nunca.
—¿Anoche? Hasta hace veinte minutos dirás.... —se queja Leyre y Fred niega mirándola.
Voy a alcanzar el azúcar, cuando Rose me da un buen manotazo.
—¡Ahu! ¡Pero si yo no he bebido y esto está imbebible! —protesto masajeando mi mano.
—¿Ah, no? Pues levántate, ponte a la pata coja, apoya tu codo en la rodilla y tócate la nariz con el anular, a ver si es verdad... —se pone en asas y bufo, dándome por vencida.
—Para qué... —mascullo y Leyre ríe por lo bajo al oírme, haciendo que Raúl se queje por su dolor de cabeza.
Bianca se tambalea en la silla adormilada y Fred la mira al instante.
—Oye... —se inclina Frederick, hablándole dulcemente, cogiéndola por los hombros y sobándole el brazo para llamar su atención —. Bébete el café y come algo, enseguida nos iremos a casa a descansar —esta asiente abriendo los ojos con pesadez y él le besa la sien antes de pasarle el café.
¿Se puede saber qué mierda está pasando aquí?
—¿Sabes qué, Frederick? —pregunta Leyre y este atiende a su llamada —. Te odio a muerte... —le señala con un dedo, tambaleándose.
—¿A mí? ¿Por qué? —habla divertido troceando las tortitas de Bianca.
—Porqué por mucho que bebas, el alcohol no te hace ni la mitad de efecto que a nosotros —entrecierra los ojos amenazante y este comienza a reír.
—Eso no tiene nada de especial Ley, solo es que aguanto el alcohol mejor que tú. Ya sabes, sexo, envergadura, costumbre de beber... —se encoge de hombros y le pasa las tortitas ya troceadas a Bianca —. Toma... -se inclina sobre ella y coge el sirope para esparcírselo por encima.
—Gracias... —murmura Bianca algo sonrojada.
—Bueno, eso y que cuando no te convenía vaciabas el chupito en el suelo... no te creas que no te he visto —le acusó y este abre los ojos como platos, provocando que Raúl estalle en carcajadas y alaridos de los y Bianca ría por lo bajo.
