Y por otra parte...

Desde que el alemán volvió a mi vida no hice nada más que volver a caer en el encanto que él poseía y por más que he intentando engañarme a mi misma de que ya no existía ningún sentimiento por él, después de nuestro casi beso en el parque, había respondido a la pregunta que Ava me había hecho en esta semana.

Me gustaba. Strom me gustaba y mucho.

Levanto la mirada hacia el cielo, parece que va a llover y yo me he dejado el coche en el mecánico. Maldigo en voz alta y tomo mi móvil del bolso pensando en mi única salvación.

—Liberty, ¿podrías pasar por mi?






(...)


—Así que...¿Qué cuentas?

—Nada que no sepáis.

— No hemos visto tu cara en estos días, Liberty.— cierro la puerta de su habitación y me tumbo justo al lado de ella— ¿Todo bien con los adolescentes hormonales?

— Aún estoy en prácticas.— murmura y bosteza — supongo que cuando vean mi rendimiento me asignarán a alguna clase fija.

— ¿Pero puedes con ellos?— me pongo de lado y apoyo mi cabeza sobre uno de mis brazos, Liberty sigue con los ojos cerrados— No quiero ver a mi amiga amargada cada vez que llego a casa.

— Tengo que poder.— me regala una sonrisa cansada antes de acomodarse bien sobre la almohada— Y para amargada ya tenemos a Ava...Es un kit lleno de emociones.

—Eso no te lo voy a negar.— río y vuelvo a tumbarme mirando al techo de su habitación.

Puedo escuchar su respiración tranquila a mi lado, aún en silencio, juego con el dobladillo del jersey holgado que llevaba puesto y trago saliva a la vez que cierro los ojos con demasiada fuerza cuando le suelto la confesión más sincera del año.

Espero por su reacción pero no escucho nada por su parte. Abro los ojos y volteo mi rostro hacia ella.

—¿No dirás nada?

—No.— dice y me muestra sus ojos color avellana— Ya lo sabía.

—¿Qué?¿Cómo? Ni siquiera hablé de esto contigo.

—No hace falta decirte que te has pasado los últimos días hablando mierda de Strom, ¿no?— tiene la ceja levantada, eso me recuerda a mi madre por un momento— Cuando te gusta alguien sueles hablar mal de esa persona para engañarte a ti misma de que no sientes nada por él.

Y eso es todo lo que necesito escuchar, mi cabeza cae otra vez sobre el colchón y cubro mi rostro con la almohada de mi compañera de piso, decir que estaba avergonzada era poco, es lo que tiene ser amiga de alguien que te conoce muy bien.

Así pasaron las horas de descanso, no todos los días podía quedarme una tarde en casa viendo series y comiendo cualquier comida chatarra que encontraba en las estanterías, amaba los días como hoy. Una de las cosas que más disfruto hacer es bailar y es por eso que me he quitado el jersey para quedar sólo en una camiseta de tirantes cuando me di cuenta que acabaría sudando. He proyectado el ordenador a la pantalla de la tele que tenemos en el salón, la música latina suena por toda la casa y agradezco tener a Liberty ya despierta después de la larga siesta que se ha tomado.

Subo el volumen un poco más cuando mi amiga me pide desde la ducha que lo haga, río y empiezo a mover mis caderas a la vez que canto la canción a todo pulmón, mamá había hecho un buen trabajo enseñándome a bailar este estilo de música. Pocas son las cosas que se me daban bien hacer pero cuando se trataba de bailar...Me podía defender y muy bien.

Cuidado con el alemán #1Where stories live. Discover now