—Perdona. —De pronto se detiene y pone un poco de distancia.

—¿Qué? ¿Por qué? —cuestiono confusa—. ¿He hecho algo mal?

—No, no —se apresura a decir—. Es que no... Bueno...

—Eh, Mason. —Sujeto sus mejillas con mis manos y sonrío, ya sé lo que le pasa—. Estoy bien, estamos bien, quiero esto tanto como tú.

—¿Estás segura? Había pensado hacer algo especial, no sé... Algo más personal —añade echando un vistazo a la habitación del hotel en el que no encontramos.

La última vez que hablamos acerca del sexo, acordamos no tener prisa y hacerlo cuando surgiera, sin planear nada ni forzar las cosas. Sin embargo, sabía que él querría hacerlo a lo grande, piensa que, al ser mi primera vez, tiene que ser algo memorable. Lo que él no comprende es que el hecho de hacerlo en una cama de dos metros, en una mansión llena de cosas caras y lujosas, no es lo que lo hará inolvidable. Todo eso solo son... eso, cosas.

—Todo es especial desde que te conocí, te lo aseguro. No necesito nada más que estar contigo, me da igual dónde sea. —Intento convencerle, pero su mirada me dice que no está seguro, así que le doy un beso—. Te lo prometo —susurro rodeando su cuerpo con mis piernas, volviendo a colocarle en la misma posición que hace unos segundos.

Mason no vuelve a decir nada al respecto, se centra en ser delicado y tocarme justo donde lo necesito. Entre los dos nos quitamos la poca ropa que llevamos, intento no centrar la mirada en su entrepierna, pero no puedo evitarlo, la vista se me va sola. Admito que me pongo nerviosa —más de lo que ya estaba— al pensar en cómo voy a... Cómo eso va a... Bueno, en lo que viene ahora.

Sus dedos me acarician durante un breve espacio de tiempo, el cual me ayuda a relajarme, a disfrutar por lo que siento, por ese placer que hasta ahora solo me había dado yo sola. Y siempre a escondidas, como una pecadora de lo peor.

—Tengo que decirte algo antes —susurra en mi oído después de posicionarse entre mis piernas.

—¿Qué quieres decirme? —pregunto mirándole confusa, nerviosa y excitada.

—Que te quiero, Savannah —confiesa de repente—. Que te quiero y que esto es tan especial para mí como lo es para ti. No es solo...

—Shh —le interrumpo con un beso y una sonrisa—. Sé que lo es.

—Ah, ¿sí? —sonríe para que me relaje, le conozco, a la vez que empuja su pelvis muy suavemente.

—Sí —respondo clavando los dedos en sus brazos.

M A S O N

El sueño es cada vez más fuerte, me obliga a cerrar los párpados, pero me resisto. Savannah descansa a mi lado, dormida desde hace ya un rato, con los dedos de una mano entrelazados a los míos y desnuda por completo.

Cuando pensé en invitarla a venir conmigo a los premios, mi única intención era normalizar la relación respecto al resto del mundo, mostrar que lo nuestro va en serio y no es una chica más, de esas a las que están acostumbrados a ver conmigo. Lo que nunca imaginé, es que terminaríamos así, acostándonos por primera vez en la otra punta del país, en un hotel y sin planearlo. Es cierto que decidimos que pasaría cuando tuviera que pasar, pero a pesar de eso, me sentía un poco responsable en el sentido de que, bueno, ¡es su primera vez! Habría querido preparar algo bonito y especial, aunque no podría haber sido mejor. Savannah ha confiado en mí en todo momento y se ha dejado llevar, ha guardado la calma y no se ha escondido a la hora de mostrar la incomodidad al principio. Lo hemos hecho juntos, desde el principio hasta el final.

*

Llegamos a Los Ángeles al día siguiente por la tarde, tras haber acudido a otra entrevista en Nueva York. Llevo a Savannah a su casa e ignoramos a los fotógrafos cuando aparcan tras mi coche y comienzan a disparar sus flases.

—Te juro que me encantaría poder quedarme contigo —digo cerca de su boca cuando ambos permanecemos abrazados frente a su portal.

—Tenemos todo el tiempo del mundo —responde sonriente—. Junior ha dicho que tendrás unos días completitos. —Ríe imitando su voz y yo no puedo evitar soltar una carcajada.

—Sí, el álbum de Navidad sale la semana que viene, así que estos días me los pasaré metido en el estudio. Puedes venir algún día a verme si te apetece, ya te conocen así que no tendrás problema para que te dejen pasar.

—Lo haré —promete—, tengo que ver el horario que me ponen en la cafetería. Hay una chica de baja, así que igual tengo que meter más horas.

Asiento y le doy un beso, el cual corresponde sin importarle los videos que colgarán en internet hoy mismo.

—Luego te llamo. Te quiero —digo sobre sus labios.

Ella solo me besa en respuesta. No dudo de sus sentimientos hacia mí, pero comprendo que le sea difícil mostrarlos teniendo en cuenta lo poco afectiva que en su familia. En realidad, bastante se ha abierto conmigo en este tiempo, podría haber levantado una barrera y haberse alejado, pero ha hecho todo lo contrario.

Me espera una semana muy larga, aunque estoy emocionado por el álbum navideño, las canciones me encantan y tengo que admitir que estoy pasándolo muy bien con las grabaciones. Espero que Sav pueda venir algún día, me encanta verla al otro lado del cristal cantando y bailando mientras yo trabajo.

•••

¡Hola! ¿Cómo estáis? Sé que el capítulo ha sido más corto que otros, pero prefiero hacerlo así y subir más a menudo.
¿Os ha gustado? ¿Qué ha sido lo que más y lo que menos? Os aviso desde ya que todo lo bonito acaba y que a partir del próximo capítulo las cosas se torcerán bastante... Solo diré eso.

Adelantos, noticias, sorteos y spoilers en mis redes sociales:

Adelantos, noticias, sorteos y spoilers en mis redes sociales:

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.
Vida prestadaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum