8~Negro azabache

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La situación no paraba de empeorar, Seungkwan no quería denunciarlo por miedo a que se rieran de él, a que sus padres se enterasen, porque estaba avergonzado de no poder evitarlo.

Ya no se acercaba a nadie que no fuera yo o su familia, y pasaba mucho tiempo llorando, le daba miedo quedarse solo...

Hacía semanas que no veía la preciosa sonrisa de Seungkwan, e incluso me dijo que cuidara a Kitty, que el no podría, que le contagiaría su mal estado de ánimo.

Yo tampoco sonreía muy a menudo, y me pasaba las horas pensando en la mejor manera de ayudar a Seungkwan, pero nunca acababa con un buen final.

No veo mi alma, pero sospecho que he perdido mi color, como no hacerlo, cuando una de las personas que mas te importan está pasandolo tan mal.

Me decidí por asistir yo al psicólogo, no soy un gran actor, pero creo que lo suficiente como para que me crea, y así yo pueda ayudar a Seungkwan que no quiere ir, no sabía si funcionaría, pero realmente no tengo veo otra opción.

– ¿Cual es el problema?... Vernon ¿verdad? –

Le expliqué lo que le ocurría a mi amigo como si me hubiera ocurrido a mí, traté de copiar el momento en el que me lo había confesado

Lloré, conseguí llorar acuando, tratando pensar como se debía sentir Seungkwan.

Aunque me siento mal por mentirle a esa pobre mujer, lo hago por él.

Ella me dió unas pautas, cosas que podía hacer para no pensar, para mejorar, y yo las seguí al pie de la letra con Seungkwan.

Meses, ya era casi verano, y las terapias estaban dando resultados.

Yo me aseguraba de recoger todos los dias a Seungkwan temprano, y si veía que no llegaría a tiempo, lo llamaba, nunca por mensajes.

Dormíamos juntos muy a menudo, nos contábamos secretos y jugábamos con Kitty casi todos los días.

Nuestra pequeña gatita ya estaba mas grande, sus uñas y dientes eran muy afilados y le gustaba jugar a cazar peluches.

Un dia cuando Kitty calló de tripa mientas maullaba alegre porque había cazado la zebra volví a escuchar la melodiosa voz de Seungkwan.

Perdón por la expresión, pero... Joder, que ese negro azabache, que tan mal me hacia sentir, que reflejaba el dolor del chico más dulce del mundo comenzase a volver a ser grisaceo, que la oscuridad de su alma comenzara a disiparse y el volver a escucharle reir, me hacía tan feliz que no me salían las palabras.

COLOURS ~VERKWAN~Where stories live. Discover now