Capítulo XI

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Capítulo XI

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Capítulo XI

"La caída de Ba Sing Se".

—¡Aang! —. Katara se lanza a los brazos del joven. Mi corazón se acelera porque aún estoy cercas de Zuko, mi mente comienza a carburar lento. Visualizo a Iroh, quién me mira extrañado.

 —¿Ari? ¿Qué haces aquí?

Le doy un leve empujón al azabache para quitarlo de mi ignorando sus palabras, el ver a Aang lo ha distraído de mi.

  —¿Tu también estabas con el Avatar?

  —Necesito saber tu respuesta, Ari.

Camino al centro, Katara me sigue viendo con mala fama mientras que Aang se mantiene neutral. Siento una pulsada en el corazón por Iroh, no encuentro las palabras exactas para decirle que la mayoría fue una farsa.

  —Soy parte del equipo Avatar.

 —No lo entiendo, Ari. Confiamos en ti, creímos ... yo creí que ... —Veo que Zuko es el más afectado; Iroh sin embargo permanece serio dando un impresión que no logró descifrar.

—Ayuden a sus otros amigos.—Dice él.— Tu no, Ari.  

Katara y Aang corren por el túnel dejándome sola, saben que es una situación delicada y el tiempo es crucial.

—Después de todo lo que te dije, nos escondites que sabías donde estaba el Avatar.

—¿Creíste que te lo diría?.—Suelto una risa sarcástica.— Zuko no entiendes que yo no puedo lidiar con esto. Yo no te quiero. 

Me muestro fría, siento como mi corazón late rápido y mi mente solo me dice que me estoy equivocando, me niego a mostrarme débil delante de él, de verme confundida y atontada por unos cuantos momentos íntimos.

Una explosión nos vuelve a interrumpir, corro a tras de un cristal para cubrirme mientras Iroh y Zuko quedan al frente.

—Zuko, hermano.

La voz de Azula me alerta, decido observar detrás de los cristales. Puedo escuchar como comienza a lanzar una labia hacia el azabache, sé que planea usarlo como chivo expiatorio si algo sale mal, no es nuevo, pero muy dentro de mi pienso que quiere a Iroh y no lo traicionará.

Los Dai Lee apresan a Iroh entre cristales solamente reteniendolo mientras Azula se va dejando solo a Zuko, no me ha visto lo que es un alivio; corren hacia el túnel donde se encuentra Aang y Katara.

—Tu sabes cuál es tu destino, Zuko.

Iroh se muestra seguro de sus palabra mientras que el azabache mira el suelo. Yo salgo de mi escondite Zuko me mira dolido por mis palabras y después corre detrás de Aang.

—Realmente esto empeoró.—Me acerco para liberarlo. Pongo mis manos sobre el cristal calentandolo logrando una explosión.

—Lo lastimaste, Ari. No había necesidad.

—Usted sabe mejor que nadie a quienes servimos.

—La venganza no es buena, Ari. Solo te llenará de amargura, mírate en el espejos de Zuko. —Me habla suavemente.— Sabía que ayudabas a al Avatar. Pero no te aleje de él por un motivo.

—¿Cuál?

—Tu iluminabas la vida de Zuko.

—Esta confundiendo las cosas.

—No, porque así como tú mirabas a Lu, él te mira a ti. Si no es correspondido este sentimiento lo mejor es que lo dejes en paz sin ningún acercamiento, Ari.

Me quedo callada ante Iroh; me conoce y sabe mis puntos.

—Iré a ayudar a Aang.

Corro por el túnel, escucho explosiones lo cual me preocupa. Después de un rápido recorrido logro llegar a donde Katara pelea contra Zuko y Azula. Busco a Aang con la mirada, no lo encuentro.

—¡Zuko!.—Gritó lanzando una llama.

—Que sorpresa. Los traidores se han reunido.

Gruñó ante las palabras de Azula, con más ira, y tratando de ayudar a Katara, uso mi fuego control para separarlos.

—Sabes que no lo haré. —Me dice mirándome.

—Pero yo sí.

Zuko esquiva mis golpes, no usa una técnica ofensiva.

—No entiendo porque haces esto.

—Tu mejor que nadie deberías saberlo.—Logro acercarme y lanzó un golpe directo que lo arroja al suelo.

Siento un ardor en mi costado, Azula ha lanzado una llama hacia mi dirección.

—Si tú no la acabas Zuko, lo haré yo.

—¿Katara, dónde está Aang?

—Meditando.

Llega un punto donde los cuatro estamos agotados, Katara y yo nos colocamos de espaldas cubriéndonos. Quiero acabar con todo de una vez pero más hombres por parte de Azula nos rodean.

—Son muchos, Ari.— Dice jadeando, estamos en las mismas condiciones pero tenemos que darle tiempo a Aang.

—Confía en Aang.— Digo sin perder de vista a Azula.

—Después de todo, tú final siempre es el mismo. —Azula baja la guardia confiada en su "ejército" mientras que Zuko me mira con decepción. —No podrás superar lo que eres Ari, menos ahora que la nación del fuego ha conquistado la capital del Reino Tierra.

Para un momento a otro Aang aparece elevado en el aire en estado avatar, miró con la boca abierta al ver al pequeño monje rodeado de los cuatro elementos, con sus ojos y tatuajes iluminados. La esperanza dura unos segundos, un trueno y la caída de Aang se reproducen ante mis ojos.

Azula se había escurrido atrás del avatar lanzando un rayo que ha dado en el blanco, Aang.

Katara logra hacer una ola suficientemente alta para evitar que su cuerpo inconsciente se estrellé contra el suelo. La ola arraza con todos, incluyéndome, pero logró aferrarme a un cristal ella me grita para seguirla.  Levanto una ola de fuego para crear suficiente vapor y salir corriendo entre los túneles de la ciudad subterránea.

Salimos de las catacumbas para nuestra sorpresa Sokka y Toph ya nos esperaban en un punto con Appa listo.

—¿Qué pasó?.—Grita Sokka al ver a Aang.

—No hay tiempo, sube. —Lo jalo de su camisa asustada.

Todos estamos encima de Appa y este vuela, Sokka sostiene la cuerdas mientras que Katara está con el cuerpo de Aang llorando.

—¿Está muerto?

—No lo sé.—Susurra sacando un pequeño frasco, lo reconozco. Es agua del manantial de los espíritus del polo norte. Frota el agua en su espalda, dónde la piel rostizada se vé, después lo abraza sin presionar la herida.

Después de mucho tiempo el miedo vuelve a mi corazón, tomó la mano de Sokka, mi piel helada hace contraste con su calidez. Si Aang no despierta, todo está perdido. Sokka entrelaza sus dedos con los míos en señal de apoyo.

—¡Aang! .—Grita Katara con un sollozo al ver que el menor despierta.

Suelto el aire contenidos para relajarme, nadie se atreve a decir nada mucho menso yo.

El viaje es largo y Ba Sing Se ha caído.

Hidden |Zuko| Where stories live. Discover now