Capítulo IV

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Capítulo IV

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Capítulo IV

"Noche de té".

Pov's Ari

El ardor en mi pecho palpitaba lentamente al pensar en la estrategia que Sokka había planeado. Trataba de comprender que era necesario y eran, quizás, la esperanza más temprana que teníamos para que la guerra acabará.

Entre a la casa juntamente con el moreno, Aang y Katara me miraban con suma atención esperando a que hablará, no lo hice. Pasé de largo encerrándome en una habitación.

-Sé que te duele, pero Aang aún no está preparado para enfrentar a Ozai. El eclipse solo durará unos minutos, te prometo no herir a muchos de los tuyos.

Ari se giro al escuchar las palabras de la bandida, allí estaba ella sentada en el suelo con media sonrisa de lado.

-Gracias, Toph.

Suspiré acostándome en el suelo, me había desviado tanto de mi objetivo.

Me había alejado de mi príncipe.

***

Escucho como resuenan los pasas de los cuatro chicos, abro los ojos mirando entrar a Sokka a la habitación.

-Despierta, flamitas.-Canturrea.

-¿Qué sucede?

-Tenemos una forma de ver al Rey, nos colaremos a la fiesta de la mascota Oso.

-Gran idea, Sokka. -Me vuelvo a recostar.

-Lo es, tu y las chicas se vestirán de la realeza para entrar.

-Paso.

-¿Qué? Ari, necesitamos que vayas con Toph y Katara.

-Tengo algo que hacer.-Dije indiferente dándole la espalda.

-Esto es por lo del eclipse. ¿Cierto?

-No, Sokka.-Me incorporé aún sin darle la cara.- Si yo me uní a ustedes fue para estar cerca del Príncipe Zuko y acabar con Ozai. Me he alejado de mi objetivo.

-No entiendo por qué quieres estar cerca de Zuko.

-Solo quiero que pague por lo que hizo.

-Entonces ven con nosotros, ayúdanos.

-No. Tengo que seguir con mi búsqueda.

Sokka resignado salió de la habitación. Aquél moreno me hacía sentir cómoda quizá podría confiar en él. La noche no tardó en caer y el equipo Avatar salió en su famosa misión. Yo me levanté, daría un paseo por el barrio bajo, dónde estaban los refugiados, que era donde más probable estuvieran.
Me aliste, llevé mis dagas escondidas entre mis caderas y salí de la casa con cuidado. Al salir del barrio alto mirando las condiciones en los que llegaban los refugiados, era un mal trago.

-Buenas noches, soy nueva en la ciudad y deseaba saber un buen lugar para tomar un poco de té.

Di mi mejor sonrisa a un oficial, si quería encontrar a Zuko debía hayar al general Iroh y que mejor forma con un buen té.

-Cercas de aquí hay un buen establecimiento, señorita. Se dice que es el mejor de la ciudad. Si usted gusta puedo escoltarla.- Sonrió coquetamente el hombre, lo que me provocó náuseas.

-Se lo agradecería.

Seguí al oficial pensando en como me desaría de él sin meterme en problemas. Un par de calles más llegamos a un establecimiento de baja clase pero bastante gente lo ocupaba.

-Gracias, oficial. Supongo que mi prometido ya debe estar aquí.

El hombre hizo un gesto de disgusto pero intento disimular. No esperé a que hablará y entre en el pequeño lugar y en efecto. Iroh y Zuko estaban ahí pero de una manera diferente a la que esperé. Ellos estaban trabajando en aquél lugar.

Espero a que una mesa se desocupe para ser atendida por uno de ellos dos, está vez no hay máscaras, no hay secretos.

-Buenas noches. Bienvenida.

Tomó la carta ignorando la voz de Iroh. Sé que me reconoce.

-El tiempo no pasa en vano, ¿Cierto, general?

-Y menos para mí, querida. Es un gusto verte.

Alzó la mi mirada para toparme con sus ojos ámbar ya cubiertos de arrugas, su cabello que alguna vez fue castaño ahora es gris.

-Veo que se ha acoplado de maravilla.-Sonrió.

-Así es, mi querido sobrino también hace su esfuerzo. Espero que el Avatar no esté por aquí, de lo contrario esa obsesión se volverá a desatar.

-Me temo que tus miedos se han vuelto realidades. Él está aquí.

Iroh cambia su semblante; se muestra serio y pensativo. Le he aturdido.

-Traeme el mejor té que tengas, que me lo envíe tu adorable sobrino.

Él se va intentando darme una sonrisa, ojalá supiera la verdad. Me duele tener que arrancarle el último pedazo de su alma pero mi sed de venganza es más fuerte.
El tiempo corre y cuando acuerdo Zuko está parado frente a mí con mi orden. El me analiza, me recuerda.

-Te de jazmín.

-Gracias, príncipe.

Veo sus hombros tensarse ante mi comentario, una sonrisa traviesa se clava en mi rostro.

-¿Ari?

-Que come, que adivina, majestad.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Estoy de paso en la ciudad. -Miento.- Estoy buscando una mejor vida. Un nuevo inicio.

Él toma asiento enfrente de mi, se está tratando toda mi mentira. No puedo atacarlo aquí, eso traería serios problemas y arruinaría la invasión.

-Pensé que tu vida en el palacio era buena.

Suelto una risa sarcástica, si tan solo supieras querido Zuko.

-Las cosas se han puesto tensas. Ya sabes, el regreso del Avatar tiene como loco al señor del Fuego Ozai.

-Entiendo.

-Me alegro que tu tío y tu estén bien.

-Debo reconocer que ha sido un placer verte, Ari.

Sonrió observando al chico, él confía en mí, de lo contrario me hubiese sacado del local. Me duele el estómago al tener que estar cercas de él. Me controló.

-Quizás podríamos salir a dar un paseo por la ciudad.-Deslizo mi mano sobre la suya.- Recordar los viejos tiempos.

Zuko trata de sonreír ruborizado por mi tacto. Eureka.

-Claro. Será divertido.

Claro que lo será, querido príncipe. Claro que lo será.

Hidden |Zuko| Where stories live. Discover now