Parte única

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Marinette suspiró de mala gana, dejando caer los papeles sobre la mesa para después llevar sus manos hasta su cien, masajeándola en pequeños lapsos, intentando que esa insignificante acción le diese una respuesta a sus problemas financieros.

― ¿Cómo es posible que ambas cuentas estén sin fondos? ― Adrien se atrevió a hablar por fin, tomando uno de los papeles que Marinette habia dejado sobre la mesa, uno de los tantos estados de cuenta que se encontraban revisando en aquella noche.

― Dios, no había visto irse el dinero así como por arte de magia desde nuestra boda ― Acotó ella, intentando pensar con claridad.

Adrien suspiró, no pudiendo evitar sentirse culpable de aquel asunto sobre sus cuentas bancarias.

Y no es que fuese un despilfarrador de primera, para empezar. Si no que las cosas se habían vuelto especialmente difíciles cuando hacia no mucho habia tomado la decisión de abandonar la firma de moda de su padre.

Le gustaba lo que hacía, sí, a la larga descubrió que el mundo de las finanzas realmente era algo que le gustaba, pero de cierta manera sentía que no encajaba. Sabía bien que el puesto que tenía era debido a ser el hijo de prácticamente el dueño, y a pesar de ser bueno en lo que hacía, sentía que aquello no se lo habia ganado.

No como todos los demás, e incluso su propia esposa que habia llegado hasta donde se encontraba mucho antes de siquiera vivir juntos, e incluso de ser pareja (sí, parecía que ambos hacían las cosas un poco al revés, pero ese no era el asunto).

Ahora se encontraba como candidato para llevar la contabilidad de la disquera que producía los increíbles hits de Jagged Stone. Bueno, él y otros diez aspirantes. Cosa que claro, no era remunerada, por lo cual se encontraban viviendo gracias al sueldo de su ahora esposa.

― Esto es debido a que deje la firma, estamos gastando más de lo que producimos ― Atinó a decir, buscando la mano de Marinette para tomarla entre las suyas, acariciándola ― Quizás debería hablar con mi padre para que me permita volver.

Ella negó con la cabeza, poniendo su mano libre sobre las de él, acariciando su dedo anular, aquel donde se encontraba su anillo de matrimonio.

― No podría permitir eso. Te sentías incomodo al estar en esa posición y estás buscando tu lugar. Estoy orgullosa de ti por ello ― No pudo evitar sonreír a la par que depositaba un beso sobre su mano ― Aunque no te voy a mentir, extraño mucho tu oficina ― Agregó con picardía, logrando que su esposo soltara una sonora carcajada.

― Creeme que yo también. Esos descansos eran maravillosos ― Comentó entornando sus ojos, evocando en su memoria aquellos encuentros que ambos tenían, cosa que habia iniciado justamente la noche que él le habia pedido que fuese su esposa ― ¿Sabes? Pienso que estamos haciendo esto muy grande ― Soltó, logrando que Marinette se sorprendiera de repente por su drástico cambio.

― ¿Lo crees? ¿Piensas que puede ser seguro que te den el empleo? ― Cuestionó intrigada, arqueando una ceja.

― No, no estoy seguro, pero creeme que estoy haciendo mi mejor esfuerzo para que eso ocurra buginette ― Aseguró usando aquel apodo tan particular que habia inventado para ella durante el instituto ― Mira, solo paguemos las cuentas este mes algo tarde, nada malo pasara, y quizás el siguiente mes deberíamos recortar algunas cosas innecesarias ― Continuo, sorprendiendo se sobremanera a su esposa de que tomara las cosas con tal tranquilidad y madurez.

Porque si, Adrien Agreste era un hombre en su tercer peldaño, pero con regularidad la inmadurez de un adolescente se asomaba en sus comentarios. Aunque, en cierto modo no le desagradaba aquello del todo, pues era parte del encanto de aquel hombre.

Una anécdota de confusiones y bebés [Miraculous Ladybug AU][Oneshot]Where stories live. Discover now