Parte I

552 54 22
                                    

En el momento en que la vio quedó profundamente enamorado. Levi, el dios del inframundo, se encontraba paseando por el territorio perteneciente a su reino, aquél que le había sido otorgado cuando se repartió el mundo entre sus dos hermanos y él: Grisha obtuvo los territorios del cielo y la Tierra, por haberlos librado de la tiranía de su padre, Cronos, mientras que Mike se quedó con el dominio de los mares.

Levi atesoraba la paz y soledad que le proveía su reino, nadie se atrevía a poner un pie en los terrenos del aberno sabiendo que sería un viaje de ida. La naturaleza muerta, marchita y sin vida: los árboles secos, casi de color negro con sus troncos y ramas desnudas y desprotegidas, de aspecto tenebroso acompañaba el paisaje junto a la espesa niebla que adornaba el suelo quebrado por la falta de agua y alta concentración salina. El espacio era simplemente abrumador. Solo el dios del bajo mundo encontraría belleza en un lugar tan deprimente. De vez en cuando, emergía a la Tierra para descansar del bullicio de su reino, del gemir de las almas o de las quejas de su, de vez en cuando, compañera de administración del reino, Nanaba. En medio de su paseo, a lo lejos, los sonidos de unas risas llegaban a su oído, causándole molestia, luego curiosidad. Aceleró sus pasos, sigiloso a medida que las voces se hacían más audibles, llegando a la barrera invisible que dividía los dos mundos, y entonces la vio. Su cabello rubio, que con los reflejos del sol brillaba como el oro, sus profundos y claros ojos celestes como las costas del mar Egeo, su sonrisa que derretía el mismo cielo. Las flores adornaban su cabeza, y la complementaban en belleza, sin poder hacerle competencia alguna. Su sonrisa inocente y llena de vida calentó su marchito corazón y el extraño sentimiento lo hizo sentir incómodo. La muchacha se encontraba rodeada de ninfas y sirenas, mientras reían y conversaban a la vez que hacían adornos florales para ellas. Levi no podía apartar su mirada, la palabra "perfecta" cruzó por su mente mientras la admiraba; cuando fue consciente del tiempo que llevaba allí, decidió volver al inframundo no sin antes encantar las flores, que observó eran las favoritas de la chica, del prado.

Se sintió bochornoso y estúpido ante tal acto infantil y se reprochó a cada momento, hasta que pudo ver en la fuente de su habitación la imagen de su musa que proyectaban las flores. Como si fuera víctima de hipnosis, la contempló, observó cada detalle de su rostro, casi que podía sentir que tocaba su piel, como el celeste de sus ojos lo engullían como el océano a un barco, en medio de su bravura. Sus días pasaron así, mirándola en sus ratos libres, como reía, como era feliz en ese bosque y ese campo de flores, como la reina del lugar. Ella representaba todo lo hermoso de la vida: la calidez del sol, la hermosura de la naturaleza llena de vida y color, el encanto y misterio de lo prohibido. "Porque ella está prohibida" se repitió una y otra vez, siendo Petra la hija de la diosa de la agricultura y los campos, Carla. La muchacha era la luz de los ojos de la divinidad, quien la cuidaba celosamente y, pensó Levi, hacía siglos que él había pasado la etapa de la pubertad, de los tontos enamoramientos adolescentes y la banalidad del amor. Así que cuando vio a la mujer que robaba sus sueños, y lo encantaba como si fuera un simple chiquillo, frente a él en los terrenos del inframundo (precisamente en medio del salón donde se encontraba su trono), por primera vez, el gran dios de los infiernos griegos se espantó. Al igual que ella.

- ¿Cómo demonios llegaste aquí? inquirió Levi. Levantándose de su trono, sus ojos grises como el metal y afilados como una daga, más la imponente presencia, atemorizó a la recién llegada.

Su larga y elegante capa de plumas negras y su corona de laureles hecha con diamante negro le daban una idea a Petra de quién estaba frente a ella, acercándose como un depredador. Como si por la fachada del lugar no hubiera notado ya a donde había sido arrastrada. Lo último que recordaba era haberse agachado a recoger una flor para ver como la tierra se abría y la devoraba, ante los ojos horrorizados de Hange y Nifa. Fue solo unos segundos los que tardó en caer en medio del gran salón de mármol negro, con decoraciones lúgubres.

-Yo... - Las palabras no salían de su boca. El hombre, o dios mejor dicho, había acortado la distancia entre sus cuerpos y, apoyándose en una pierna, agachado junto a ella.

-Te pregunté - la mirada de Levi penetró su alma -¿cómo es que llegaste aquí?

-Las flores...- logró decir. Petra no se acobardaba ante nada, o eso es lo que siempre pensaba, hasta encontrarse con el dios Levi. Los afilados ojos grises se abrieron de par en par, haciendo que la joven perdiera por un momento el miedo y lograra atar cabos.

-Lo último que recuerdo era haberme agachado a recoger unas flores- hizo una pausa para mirarlo, entendiéndolo todo -, y aparecí aquí- sintió como una rabia se apoderaba de ella -. Quizás el dios del inframundo pueda explicarme cómo es que las flores de los campos de mi madre se conectan con su reino.

Él se sintió retado, y un poco humillado al ser descubierta su bochornosa actitud -analiza el tono que usas conmigo, escoria.

-Yo no soy la escoria que usa sus poderes para crear trampas y así poder atrapar amantes... o víctimas.

La risa del hombre no se hizo esperar. La irónica carcajada retumbó por todo el salón, creando un incómodo eco.

-Mi madre me ha advertido de ustedes, los infames dioses y sus lascivos comportamientos.

Levi enarcó una ceja, sarcástico.

-La frígida de tu madre es una estúpida y embustera.

De los tres hermanos, él era el dios más casto, por decirlo de alguna forma, y se podría arriesgar a declarar, que de todo el olimpo. La soledad y la traición de su hermano Grisha, al obligarlo prácticamente a elegir el inframundo, junto con el desinterés de los otros dioses hacia él, lo habían endurecido. No le importaban las relaciones humanas, ni mucho menos las carnales, a menos que su cuerpo, cansado de aguantar largos períodos de tiempo sin poder descargar toda la tensión, lo obligara a buscar compañía en los brazos de la primera mujer que encontraba, a excepción de sus compañeros inmortales, sobre todo Zeke y Hannes, que recurrían también a brazos varoniles. Así que ahora se encontraba en esta complicada situación, con una semi diosa en el salón de su palacio infernal.

-No insultes a mi madre- respondió Petra enojada -Vale mucho más de lo que vales tú -esto último lo dijo susurrando, pero Levi la alcanzó a oír.

-¿Qué has dicho?

-Que no insultes a la diosa Carla, dios maldito. Su compañía y benevolencia es mil veces más grata que la tuya.

Oh sí, estaba tan acostumbrado a los insultos, pero no iba a permitir que una mocosa le faltara el respeto. Entonces tomó una de las decisiones más crueles e infantiles que había tomado a lo largo de su eterna vida.

-Así que tanto te gusta mi compañía - ironizó Levi, acercándose más a ella y tomando un mechón de su corta cabellera color oro, la cual se veía extraña en contraste con la pálida piel del hombre -entonces voy a concederte ese deseo, pequeña. Serás la reina del inframundo.

Se percató de la expresión de terror de la joven al oír esas palabras, y se complació. Si ella estaba obstinada a tener una imagen de él como un inmortal despiadado, entonces satisfacería ese imaginario que tenía acerca de él.

-No - a Petra le temblaba la voz.

-Sí - sentenció él, mientras se levantaba y alejaba de ella.

En ese momento conjuró sobre ella un vestido de seda blanco, el cual le producía un poco de disgusto debido al color, combinado con una tela vaporosa del mismo color y perlas que adornaban la prenda desde el dobladillo, trepándose como enredaderas hasta llegar casi a la cadera. Volvió a acercarse a Petra para levantarla y apreciarla mejor. No sabía porque provocarle dolor lo estimulaba de tal manera. Tomó bruscamente su delicado rostro con su mano y depositó un violento beso sobre sus labios.

-Felicidades, mi esposa- se burló él, abandonando el salón.





――― •✿•❀•✿•❀•✿•❀•✿• ―――

Pd: Ahhh por favor, si sienten que algún personaje ha queda Ooc por favor diganmelo jajaja este Levi es casi imposible de manejar xD

Hades Y perséfone {Rivetra Fanfic}Where stories live. Discover now