La Reliquia Egipcia

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Era extraño que en medio del Callejón Diagon se hubiese encontrado una criatura tan poco común en el mundo mágico, como lo era ese reptil: una cobra. Si bien, en tiempos de Voldemort y sus seguidores, la marca de la serpiente era su distintivo, hoy estaba prácticamente olvidado. Sin embargo, al ver a ese animal deslizándose en medio de la gente, muchos recordaron aquellos oscuros días.

Tal cobra, era un animal temible, de colmillos filosos y largos, que serpenteaba lánguidamente por la calle. Pero el animal, estaba asustado. No sabía qué hacía allí, no era su hábitat, tenía frío, hambre... y a su alrededor había tanta comida, que deseaba lanzarse al primero que se le acercara...

Los magos y brujas que estaban allí cerca, intentaron atraparla: una cesta y una red, pero nada... hasta que apareció un rayo verde y el reptil quedó tieso en el pavimento con los ojos vidriados y fijos en la nada.

¿De dónde había salido? ¿Quién sería su dueño? ¿Por qué permitían tener este tipo de bestias? ¿Existía un control para este tipo de animales? Se preguntaban y, mientras buscaban las respuestas y rodeaban el cadáver del animal, un grupo de mujeres llegó corriendo por la acera gritando en forma histérica:

—¡Serpientes!

Y todos giraron a mirar qué originaba aquellos gritos de horror: por la calle se deslizaban unos veinte reptiles con una rapidez fuera de lo normal. Sabían que era sancionado por ley lanzar hechizos imperdonables, pero era hacia las personas, por tanto rayos asesinos no se hicieron esperar y los animales al poco rato estaban todos muertos.

La presencia de una cobra podría ser explicada, pero ¿una veintena? Era un tema que debía ser abordado por el Ministerio de Magia. Algo no andaba bien y todos temían que un mago desquiciado, apoyándose en los ideales de limpieza étnica que hacía ya más de diez años que Voldemort había intentado imponer, pudiera ahora dar inicio a una nueva contienda.

Pero ese no era primer hecho sospechoso que ocurría luego de la guerra: hacía unos meses nuevamente extrañas desapariciones y muertes inexplicables azotaron tanto a muggles, como a personas de la comunidad mágica. Tales eventos fueron explicados por el ministerio aludiendo que unas brujas con poderes oscuros, querían apoderarse del mundo mágico, las que fueron abatidas por unos cazadores muggles con poderes especiales y por miembros de la Nueva Orden del Fénix.

Y ahora, cuando todo se pensaba tranquilo, aparecen estos animales ponzoñosos desfilando por las atestadas calles del Callejón Diagon, ¿tenía eso conexión con lo ocurrido hacía algunos pocos meses con Kyteler y Kedward? O, ¿se trataba un evento aislado asociado a algún maniático seguidor de Voldemort? Eso debía ser abordado cuanto antes por quienes tenían dominio en la materia: el trío de aurores estrellas del ministerio: Harry Potter, Ronald Weasley y Draco Malfoy, este último que solo aparecía en casos de extrema gravedad, pues dedicaba exclusividad a su vida familiar y empresarial.

Aquella misma noche la Encargada de Estudios Ocultos del Museo de Historia de Londres, la arqueóloga Luna Lovegood y su ayudante, Rolf Scamander, recibirían una carga especial enviada desde El Cairo. Unos exploradores habían dado con la continuación del famoso Papiro 1993 que hasta ese entonces se creía completo y que descansaba en la ciudad de Turín. De ser cierto este nuevo hallazgo, posiblemente todo lo creído hasta el momento se viera en tela de juicio, porque tal papiro (el que se encontraba en Turín) revelaba el nombre de los dioses que gobernaron el Egipto antiguo incluso con las fechas de sus regencias. Sin embargo, en ningún lado hablaba del nombre real de dios Ra, y al parecer, en este nuevo hallazgo cabía la posibilidad de que allí estuviera escrito. De ser así, la creencia universal de que la única diosa que sabía su verdadero nombre (Isis) también se vería en peligro, porque de estar incluido en este papiro muchos más sabrían ese nombre y por tanto la deidad de Ra, también quedaría expuesta.

OJOS DE ANGEL IV: SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora