Un bello spirito

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Tenía emociones mezcladas, era el cuarto día del banquete y si bien sabía que Soma tenía un plan le preocupaba que no lo lograrán.

Sorprendentemente el chico pelirrojo era más perspicaz de lo que parecía y con un par de arreglos lograron salir de número rojos e incluso quitarle más de la mitad de los clientes a Kuga-sempai antes de que llegara la tarde...

Aquel chico era increíble a sus ojos, pero por más increíble que fuera no lograrían manejar tanto flujo de clientes siendo solo tres, contando a Mimasaka Subaru que había llegado hace un par de horas. Fue entonces cuando recordó las palabras del rubio "solo un mensaje".

Antes de quedar atrapada en medio de un mar de clientes envío un texto al italiano con solo tres letras.

S.O.S

Sabía que el chico iría si ella se lo pedía, que no dudaría en ayudarla. Lo que no sabía era que se tomaría en serio lo de "refuerzos asegurados" pues juraba que solo vendría él.

Mito Ikumi llegó poco después y se encargo de los Sui Bao, mientras ella se encargaba de los clientes, dos minutos después aparecieron ambos italianos llevándose una sonrisa de agradecimiento solo con verlos.

Mientras el menor se encargaba de los fideos el mayor tomó el último wok y se puso a trabajar en las órdenes que salían en conjunto con los otros dos chicos.

Megumi iba y venía llevando plato tras plato siempre con una sonrisa y esa era una motivación de cierto Italiano testarudo para seguir el pesado ritmo de esa pequeña cocina. ¿Porque testarudo? Por qué se negaba a aceptar que sus sentimientos estaban creciendo.

Aunque hubo algo que lo hizo arder en furia en menos de lo que creyó, fue solo un segundo pero él juraba haber visto a dos chicos de alguna de las mesas ver a Megumi con ojos lujuriosos... Si, eso le molestó demasiado pero debía concentrarse, luego lidiaría con esos idiotas.

Al final del día el pequeño restaurante de comida china de Yukihira Soma había superado al gran restaurante del octavo asiento de la élite diez Kuga Terunori.

Megumi estaba agotada y aún así sonreía con toda sinceridad, se dedicó un momento a hablar con Ikumi, para agradecerle por haber aparecido pese a no haberla llamado.

- Es un gusto ayudarlos y lo sabes pero si me avisaron...

-¿Enserio? Soma-kun debió escribirte, yo la verdad estaba tan preocupada que lo olvidé...

-¿De qué hablas Megumi-chan? Quién me llamo fue Aldini Takumi.

Se sorprendió de sobremanera, le debía un gran agradecimiento al rubio. El mismo se había asegurado de conseguir más refuerzos solo para ayudarlos...

Por otro lado Takumi cruzo unas cuantas palabras con Soma y logro convencerlo en que le dejara un tiempo libre a Megumi para que descansará un rato.

- Tadokoro-chan, ven- llamo el pelirrojo- Hermanos Aldini, ustedes también. - cuando los tuvo a todos cerca les dijo que se fueran los tres a descansar y les agradeció por su inesperada ayuda, pese a que Tadokoro insistió en quedase al final fue arrastrada por los hermanos para tomar un descanso.

Isami era más listo que su hermano mayor en el aspecto emocional, solo por eso se excusó diciendo que iría a cuidar la Trattoria para dejarlos solos y recomendarles que pasaran por 2 o 3 lugares con muy buena comida.

Al final terminaron paseando por toda el área comercial y andando de puesto en puesto, probando un poco de todo. Hablaban muy amenamente del éxito de ambos locales, curiosamente cuando pasaron frente al del los Aldini sintió muchísimas miradas atravesarla... Miradas llenas de envidia.

- Tus fans me van a matar algún día- soltó irónica y aunque el chico se rió de su ocurrencia volteó a ver a su personal con una mirada un tanto amenazadora. "Con ella no se metan" eso decía su mirada , las cocineras simplemente agradecieron que las miradas no mataran.

Siguieron andando hasta llegar a uno de los jardines, se sentaron y siguieron hablando de trivialidades y riendo sin sentido hasta que el italiano sintió un par de presencias observándolos, mejor dicho observándola.

La incomodidad surgió en la chica de cabello azabache quién por instinto se acercó a su acompañante, él percibió esto sin problemas pero no dijo nada y simplemente miro a los chicos que hacía unas horas lo habían hecho enojar.

-¡Hey! ¿No eres tú la linda chica del restaurante chino?- Ambo chicos se acercaron intentando entablar una conversación con ella, decían tonterías para intentar hacerla reír y lo que más le molestó al de ojos azules eran las miradas llenas de deseo que ambos le dirigían, él habría mantenido su compostura ante todo pese a estar molesto a más no poder, de no ser por la gota que derramó el vaso.

Colmaron su paciencia cuando luego de haberlos ignorado por más de 10 minutos en un ataque de rabia uno de esos idiotas había tomado la mano de Megumi y la había alejado de su lado; no había sido la mejor de sus ideas.

Los ojos llorosos de la chica fueron su detonante, se levantó de su asiento y se acercó al imbécil que sujetaba con fuerza el brazo de ese pequeño ángel. En menos de dos minutos les había dado una paliza a ambos dejandoles en claro que no debían comportarse de modo tan burdo, particularmente con una dama.

Luego de eso tomo la mano de Megumi con cuidado y comenzó a correr en dirección a otro de los jardines, esta vez más alejados de los locales.

-¿Estás bien Bella?- Quizás había sobreactuado... Y quizás ella lo odiaría por haber sido tan violento con esos idiotas- Lamento que hayas tenido que ver eso... ¡Pero no podía permitirme que te siguieran molestando! Los vi en la tarde haciendo exactamente lo mismo...

La chica simplemente suspiro y sonrió, era como tener al protagonista de un shojo cuidándola. Él era todavía más impresionante, pues si se trataba de ella lo notaba todo.

- Está bien... gracias Takumi, esos chicos me empezaron a molestar en la tarde, la verdad no creí que te dieras cuenta... Por cierto, gracias por venir a ayudarnos y por llamar a Mito-san... Realmente sin ti no hubiéramos logrado alcanzar el umbral...

El rubio sonrió, simplemente le ofreció un taiyaki que aún les quedaba. Megumi tenía la mala costumbre de mancharse el rostro cuando comía cosas dulces y eso el chico lo sabía, por eso mismo cuando su mejilla se mancho con anko tomo su rostro con cuidado y lo limpio con su pulgar.

Megumi se puso roja ante su acción a la vez que pensaba en el lindo espíritu que tenía el chico frente a ella.

Realmente le gustaba su forma de ser



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Escribir escenas de celos definitivamente no es lo mío... Aunque me gustó el resultado.

Al tuo fianco.Where stories live. Discover now