Capítulo 32: Una pizca de mala suerte.

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"No quiero ser a quien las batallas siempre escogen, 

porque dentro de mí se que soy yo quien esta confuso..."

Linkin Park, Breaking the Habit.

Parte 1

Una semana más tarde, Dany aun no tenía esa charla con Jona, y sus pensamientos resultaban cada vez más oscuros. Era difícil mantenerse firme, alegre, vivo, cuando cargaba tanto dolor, y por alguna razón el rechazo de Jona había sido muy, muy doloroso. Había aplastado sus fantasías de que podía esperar algo mejor, dejándole solo con recuerdos amargos de su familia.

Trabajaba en las tardes con Charlie. A veces Dimitri se les unía, o llegaba hacía el final de su jornada y le corría sin miramientos.

Dany aún se enfurecía cada vez que recordaba esa tarde. Dimitri entrando muy serio a la sala y entregándole su móvil. Dany apenas había alcanzado a balbucear "¿Por qué...?" cuando Dimitri contesto simplemente "Quería conocer a Elías". Y eso había sido todo. Había pasado a su lado para reunirse con Charlie dándole un fuerte abrazo. Charlie no dijo nada, lo que le hizo pensar a Dany que ya lo sabía, y Dany se había quedado ahí, sintiéndose tan... estúpido. Vulnerable. Pasado a llevar.

Él había intentado proteger el secreto de Jona. Le había dicho a Dimitri que no deseaba darle más información, había peleado y recibido sus golpes... y no había servido de nada.

Pero estaba agotado, y ni siquiera tenía ganas de discutir. Había ido a su cuarto y tomado dos pastillas. Estaba harto de Dimitri, de su actitud de mierda, de su desidia y su falta de interés en el bienestar de otras personas. Ya ni siquiera le sorprendía.

Aun no quería verlo, y por eso maldijo su suerte cuando se lo encontró esa tarde en el pasillo después de su terapia semanal. Debería haber tomado la precaución de cambiar su hora, pero lo había olvidado. Dimitri le miró de vuelta, con una mueca de fastidió, pero luego dio un suspiro y le saludo. Dany hubiera estado feliz de que simplemente lo ignorara.

-¿Hablaste ya con Jona? –preguntó Dimitri cuando salieron a los jardines. Siempre metiéndose donde no le llaman y donde más duele.

-No –dijo Dany, pateando una piedra y dirigiéndole una mirada que –esperaba- transmitiera al menos la mitad del despreció que sentía.

Y Dimitri, que estaba como programado para llevarle la contraria, le sonrió un poco.

-No seas tan duro con él. El pobre casi sufrió un paro cardiaco esa noche cuando no te encontró.

-Perdóname si no me importa –replicó Dany agriamente, aunque la verdad era que si le importaba, mucho.

La cara de sorpresa de Dimitri solo sirvió para hacerle sentir peor, ¿Qué demonios esperaba?, ¿qué Dany siguiera siendo amable y lindo por siempre, aguantando sus estupideces?

Avanzaron a través de calles menos transitadas. Era tarde y comenzaba a oscurecer. Dimitri no intentó entablar conversación después de eso, quedándose un poco atrás. Y cuando Dany pensó que podrían acabar el día sin tener que pelear, Dimitri decidió volver a abrir la boca.

-¿Estas así por la tontería del móvil?

Dany se paró en seco y volteó a mirarlo indignado. Suficiente era suficiente. Estaba harto.

-¿Te parece una tontería? ¡Me lo robaste! –gritó, avanzando dos pasos en dirección a él.

La mirada de Dimitri se oscureció inmediatamente y chasqueó la lengua.

Hubiéramos Sido Reyes.Where stories live. Discover now