Se acabó todo aquello que llamaba felicidad, ya no hay llamadas ni palabras bonitas. Hoy solo queda el silencio de mi habitación ahogada en los gemidos y susurros de amor.
Hoy ya no queda nada de todo aquello que me causaba sonrisa, todo se lo llevó el tiempo. Hoy todo se desvanece como la sonrisa de un aire decepcionado.
Hoy solo quedan recuerdos que permanecen en cada esquina de mi casa, bailando como si estuvieras conmigo, tomándome de la cintura y hablándome suave al oído, si... Al ritmo de esta melodía, la melodía de mi llanto.
Se esparcen por el viento los recuerdos de tu sonrisa, de tu mirada. Tanto, que te veo conmigo fumando un cigarrillo, sonrió y cuando regresó ya no estás, te fuiste como siempre. Las mejores ocasiones de mi vida, ya se encuentra sepultadas con un amor que nunca correspondió.
Las horas corren lentas, porque en el interior de mi alma está repleta de amor, mientras que yo encontré y practique su significado, tu solo experimentaban el herir sin salir herido. Hoy las gotas de agua de esta tormenta, son el mar inmenso que derrama mi alma, no por dolor a que te fuiste, solo un dolor desubicado, porque nunca fuiste para mi y eso lo entendí muy tarde.
Arrancar de raíz todo aquello que me hace recordarte, es tan difícil. Por eso te incluí en mi infinito, porque eres más que eso. Aunque las palabras quedan cortas en mi sentir, ha de valer más de lo que llevo dentro.
Aunque no fue como quisimos, digo... quise, estoy eternamente agradecida porque fuiste la manera más bonita con la que me demostró la vida que no siempre tenemos lo que queremos, otras veces solo son sucesos.
