El Internado

Capítulo VIII - Lo que nadie vio, no pasó. Teorías de Sam.

- Y, luego de eso, ¿qué ocurrió en el sueño?

- Salí a un espacio abierto, había enormes estructuras destruidas, atascadas en medio del concreto, yo las recorría, sentía que buscaba algo. No logro comprender cómo llegué ahí, ni qué buscaba, pero, tampoco me detuve a pensarlo.

- Describe sensorialmente tu entorno.

- Se sentía caliente, había un destello al fondo que parecía ser el atardecer pero, cuando mirabas el cielo, era de noche, no era coherente, olía a sangre, a lodo y basura. Pero, auditivamente, no percibía nada.

- ¿Había otras personas?

- Sentía que sí, pero, no las veía.

- Bien, vuelve a mí.

Sam abrió los ojos, Lucía tomaba algunas notas.

- Samantha, ¿eres siempre consciente de lo que haces?

- Siempre.

- ¿Escuchas alguna voz en tu cabeza?

"No"

- No, que yo sepa. ¿Debería?

- No, no deberías escuchar voces, no es normal.

"Normal no es este ardor que tengo en este momento...

¿Ardor?

Ardor de ganas por estar entre sus piernas...

¡JAJA!, te pasas..."

- Samantha, ¿de qué te ríes?

- No me estoy riendo – Sam la miraba con una sonrisa en el rostro, esto, confundió a Lucía.

- Bien, paremos por hoy. Quiero que descanses, intenta dormir, sé que no soportas dormir de día, pero, nunca completas una noche de sueño por estas pesadillas. Te veo un poco demacrada, agotada. Recuerda, no quiero medicarte, ayúdame a no medicarte.

- Está bien. – Sam la miraba fijamente mientras se levantaba del diván. Logró poner nerviosa a Lucía.

Cuando Sam salió, Wyatt venía algo agitado y sonriente. Ella se acercó a él y le dio un coscorrón amistoso.

- Vienes a la carrera, ¿dónde andabas?

- Ahorita te cuento, luego de la siesta.

Sam sonrió y lo dejó marchar. Subió hasta los dormitorios y se dejó caer en la cama, cerró sus ojos y trató de dormir.

"(8) Abre la puerta, gira a la izquierda, sube, sube, no te detengas, toma la soga, ata su cabeza, rodéala, rodéala... que se pudra la perra... (8)

¿No pudiste hacer que rimara con algo mejor?

Sabes que sí, pero, así es más divertido.

Tu concepto de diversión me perturba.

Y te excita, admítelo.

No es cierto.

Isabella...

Calla.

Bésala.

NO.

Aburrida, si no lo haces tú, lo haré yo.

Inténtalo.