¿Él es...?

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Todos los que quedaban en aquel patio de universidad volvieron su mirada rumbo a aquel cuarteto que parecía estar armando un escándalo. Bueno, pronto dejarían de ser sólo cuatro.

—¿Como dices, Yami-san? –El pelinaranja pudo ver como el cuerpo entero del bajito se tensaba ante aquella voz a sus espaldas que en realidad parecía conocer a la perfección. En cambio el pudo verlo bien; un chico alto, palido de cabellos negros y unos ojos estoicos pero hasta cierto punto escalofriantes.

—¡Y-yuno-kun! –Segundo chillido de parte de Asta; comenzaba a parecerle gracioso. —N-no... No es lo que tu y Yami-san piensan. –De verdad parecía nervioso, ¿sería ese chico su pareja?

—Entonces, ¿El es...? –Cuestionó desviando su mirada al aludido, incitándolo a responder. En ese punto, rogaba por no ser interrumpido otra vez.

—Mi nombre es Leopold Vermillion, mucho gusto. –Exclamó tan amigable como le era de costumbre, recibiendo esa fría mirada de su ajeno.

—Ya veo... El gusto es mío. Solamente tengo una cosa que decir, chico Vermillion.....–Bajó notoriamente el volumen de su voz antes de proseguir. —Ése chico es para mi, anda con cuidado. –La breve advertencia lo descolocó un poco [como toda esa extraña situación] dado que, por lo visto todos estaban imaginando cosas fuera de lugar; cuando su intención solamente era ayudar al menor. Pero él era un chico juguetón y bastante bromista por lo que la respuesta que dio dejó a todos, incluidos los ajenos a la conversación con la boca abierta de la impresión.

—En ese caso, eres mi rival... –Una gran sonrisa de puntiagudos dientes se abrió paso en su rostro. Aún que, poco le duró; pues, Yuno no era un tipo al que le agradaran especialmente las bromas y se lo tomó muy enserio a la hora de cogerlo por el cuello de la camisa y elevarlo del suelo.

—¿Mi rival, dices?, ¿sabes con quien estas tratando de jugar? –Esa grave voz, sumada a un molesto gruñido logró ponerle los pelos de punta a más de uno.

—Oi, mocoso....–El chico llamado Yami, tomó una de las muñecas del delgado joven que le sostenía con fuerza; ordenándole que le soltara.

—¿A caso estas de su parte, Yami-san?

—No estoy de parte de nadie, chico. –El mayor parecía tranquilo, y acostumbrado a tratar con ese tipo de incómodas situaciones; mientras que el azabache menor estaba que escupía fuego del coraje [sin fundamento] que sentía.

—Tsk.... Como sea. Asta, vamonos.... Se nos hará tarde. –Y sin más, arrastró al de verdes ojos junto con él. Dejando atrás ese pesado ambiente que él mismo había creado.

—Hey, ¿estás bien? –Aquel era ¿Finral? Acercándose para asegurarse de que el furico enamorado de su cuñado no le había hecho daño al desconcertado chico que recién había conocido.

—Si, no es nada.... ¿Qué le pasa a ese chico? –Preguntó para si mismo aunque en voz alta. Por lo que recibió una oferta.

—Ven, vamos a beber un jugo o algo para compensar el mal rato, y responderemos a tu pregunta. –Le invitó amigablemente, por lo que Leo no pudo negarse. Además de que le causaba curiosidad lo sucedido.

—De acuerdo...

[...]

—Toma, éste es el tuyo mocoso. –Una figura grande y robusta se plantó frente a sus ojos, entregándole un buen vaso de café con leche mientras otro más era tendido a quien le invito, y el conservaba un vaso de té helado.

—Gracias....

—Vamos, no estés nervioso.–Le aconsejó el cálido chico castaño. —¿Te parece si nos presentamos una vez más? Tal vez podamos comenzar bien en esta ocasión. Mi nombre es Finral Vaude, soy un Omega... Y soy el cuñado de Asta. –Al notar que su prometido no tenía muchas ganas de hablar, continuó. –Y el es Yami Sukehiro, hermano de Asta y mi prometido.

—Mucho gusto, Finral-san y Yami-san. Yo soy Leopold Vermillion..–Comentó ligeramente más relajado al notar la buena personalidad del castaño, y aunque Yami no parecía con intenciones de conversar demasiado; tampoco le parecía peligroso.

—¿Vermillion, ah? –El aludido asintió. –¿Acaso Mimosa Vermillion es de tu linea familiar?

—¡Oh! Lo es, ella es mi prima ¿de donde se conocen?

—Oh, eso es una historia vieja pero resumiendo un poco; ella es una amiga de la infancia de Asta, y como yo conozco a Asta-kun desde muy pequeño... –Asintió comprendiendo rápidamente lo que el otro trataba de explicarle.

—Vaya... No tenía idea. Esa es una buena coincidencia, y aunque tengo mucho tiempo de no ver a Mimosa; sé que ella solamente se hace amiga de buenas personas, por lo que seguro Asta y ustedes lo son.

Es realmente un gusto conocerlos.

—Jajaja vaya... Que chico tan honesto y agradable. Ten por seguro que el gusto es nuestro pero ¿qué tal si te cuento acerca de ese gruñón de hace un rato? –Yami quien no estaba muy interesado en la conversación, optó por cerrar los ojos y dormir hasta que Finral decidiese que era suficiente. Mientras tanto, Leo asintió con cierta duda. —Bien... Verás, su nombre es Yuno Vengeance es el único hijo de William Vengeance; un alfa con múltiples negocios a los largo de este y muchos otros países. Por lo que su actitud aveces deja mucho que desear pero en el fondo es alguien de buenos sentimientos y todo eso.

Sin embargo el también es receloso y cuida mucho de Asta; podría decirse que es un sobreprotector cuando de mi cuñado se trata. Así que, tal vez al notar que mirabas a Asta-kun un poco más de lo "permitido" por él, fuera la causa de ese feo arrebato de hace un momento.

Ellos son amigos desde que yo siquiera puedo recordar; incluso las madres y padres de ambos comparten una muy estrecha relación. Por lo que no es raro que Yuno hubiese crecido con ese amor tan grande por Asta.

Y a pesar de que Asta-kun parece conocer acerca de esos sentimientos, tampoco es como si se limitara por ellos, ¿sabes? Yo creo que... Asta realmente ama a Yuno pero no de la forma que a éste le gustaría, por lo que obliga a todo Alfa a alejarse de mi pequeño y limitarlo completamente a solo estar con él.

Eso es triste y hasta un poco extremo... Porque Asta-kun es el chico más adorable, radiante y dulce de todos. ¡No vayas a decirle que lo llame "dulce"! Sino, dejará de llamarme Senpai y moriré. –Dramatizó el mayor de ambos, logrando que el pelinaranja riera un poco; aunque aún se encontraba procesando toda la información. —Así que... ¡Por favor se un buen amigo para Asta-kun! –Suplicó el de castaños cabellos con una sonrisa casi maternal. —Te prometo que no te arrepentirás. ¡Además! Yuno ya te considera su rival de amores, que aunque yo entiendo que era solamente una broma, él se lo tomó muy enserio; tu deberías hacer lo mismo..–Aquello último fue acompañado de una risa que en realidad fue bastante corta.
—¡Wooooah! Hemos estado hablando durante mucho tiempo, ¡tenemos que volver al trabajo, Yami! –Sacudió a su prometido como si de un saco polvoriento se tratara, tirando de él al mismo tiempo.
—¡Fue un gusto en conocerte, Leo! Espero que nos estemos viendo muy pronto. –No le dejó siquiera despedirse correctamente, pues ambos cuerpos desaparecieron de su campo de visión demasiado rápido.

Bienvenido a: Casa Vermillion.Where stories live. Discover now