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Camila
Los Ángeles

-¿Te han dicho lo hermosa que te vez así? Dylan abrazó mi espalda mientras intentaba cocinar algo para la cena.
Sus brazos grandes lograban calmarme de inmediato.

-Tu todos los días. Me giré para abrazarlo y corresponder ese amor que me regalaba a diario.

-Ufff de verdad que me estoy acostumbrado a todo esto, Camila, eres de verdad lo que me hace feliz en la vida, todo esta saliendo bastante bien.
Sonreí. Las ventas últimamente marchaban de maravilla y eso hacían feliz a mi esposo, por lo tanto a mi también y a nuestro hijo.
Sus manos se quedaron en mi vientre esta vez y miré como se hincaba en el piso para poder besar el sitio. Yo sonreí. Lo hacía a diario. Durante las visitas al ginecólogo y cuando mirábamos como quedaba la habitación del bebé.

-¿Lograste el negocio cierto?

-Pues del banco tendrán que venir a inspeccionar el rancho, no me siento cómodo con eso pero el préstamo para el nuevo cultivo va a estar listo si ellos aprueban todo en su visita.
Tendría que preparar una buena bienvenida a quien sea que viniera. Dylan era muy listo para esas cosas.
Aunque apostaba a que Karen su madre tendría listo todo también.
Sus empleados también eran muy eficientes.

-Oye calma esa cabecita cariño, tu debes descansar y dejar de preocuparte por los negocios, sabes que eso es mi trabajo, solo quiero que pases con calma estos meses tan especiales del embarazo.
Me dió un guiñó y luego se puso de pie para dejar un beso leve en mis labios. A tiempo suficiente como para checar la comida en la estufa.
Sirvió el café en su taza preferida y me espero en mesa. Acerque nuestros platos para tomar la cena y por fin ir a dormir.
Tenía varias preguntas en mi cabeza.

-¿Y que banco hará el préstamo?

-Mi amor ¿Que te dije sobre eso? No te preocupes yo me encargo.
Tomó el primer bocado de la cena y gimió. Siempre agradecía que cocinara tan rico para el. Rodé los ojos.

-Por favor Dylan, solo cuéntame algo, también se sobre eso ¿Recuerdas?
El sonrió y tomó mi mano comprensivo.

-El banco Jauregui, son buenos para esto, ya había hecho algunos trámites ahí y por un tiempo manejamos nuestras cuentas.
Mi boca se detuvo al masticar y sentí mi respiración detenerse.
Tenían mucho tiempo sin escuchar ese apellido.
Yo jamás le había aclarado a Dylan con quién había pasado esos terribles años.
-¿Pasa algo?

-No cariño, supongo que es una buena opción y si estás seguro entonces no hay más que discutir ¿Quieres más?
Asintió pero en lugar de aceptar mi mano para llevar más al plato el lo tomó y caminó a la estufa.
Sirvió un poco de café para ambos.
Yo me quedé en silencio. Tratando de superar ese apellido de nuevo. Pero fue imposible.
Aunque me molestara el único recuerdo que venía a mi mente era a Lauren y a mi sobre la misma cama. No hubo más entre nosotras más que eso.

Lauren

-¿Has aprobado esto?
Mi hermano asintió. El sabia el tipo de préstamos que realizaba pero esa gran cantidad y sobre todo a un rancho cercano me llamó la atención.

-Es un buen negociante, en unos días nos aseguramos de que el préstamo es seguro, se hará una visita.
Asentí.
Lo miré trabajar durante un rato.
Miraba como se comportaba y como podía pasar tanto tiempo detrás del escritorio haciendo negocios y concentrado.
No entendía como lo hacía. Estaba casado, con dos hijos y aun así se daba el tiempo de atender todo en su vida.
Yo en cambio después de la separación con Samantha tenía dificultad para concentrarme en el trabajo y darme el tiempo para mi misma, aunque eso solo se resumía a masajes y leer. Salir a correr o a nadar un rato. Intentaba mantenerme alejada de cualquier cosa que me hiciera caer de nuevo.

Aun tanto tiempo después sabía que me faltaba. Era algo que difícilmente tendría de nuevo.

-¿Lauren?
Preguntó Chris preocupado. Me senté frente a el.

-¿Que pasa?

-Deberías no sé, ocupar este tiempo en otra cosa ¿Has conocido a alguien? Ya te dije que eso te haría demasiado bien, tu ex mujer ya esta rehaciendo su vida y en cambio tu después de la rehabilitación solo te la pasas aquí o en casa de mamá, sal a divertirte ¿Crees capaz de resistirte a...bueno ya lo sabes.

-Puedo manejarlo, pero encontrar a una pareja no es mi prioridad, ya lo sabes. Aclaré ese punto. No me interesaba. Ni siquiera por que tenía mucho tiempo sin tener sexo con alguien, eso empeoraba mi humor, antes era capaz de tener mujeres para acostarme con ellas cada que se me antojara pero ya no podía. No quería hacerlo, no quería complicar mi vida.

-¿Quieres que te presente a alguien?
Recordé las amistades de las que solían rodearse, su esposa tenía amigas hermosas, pero interesadas. Ninguna tendría intenciones de una relación estable, algo de lo que yo me
creía capaz de tener ahora.

-Me tomaré otro tiempo sola y no debes presentarme a nadie, yo estoy segura de poder conocer a una mujer.
Me quejé. El soltó una risa divertida y dejando su trabajo por un momento. Encendió un cigarro y me ofreció uno. Negué.

-No gracias, voy a buscar un poco de café mejor.
Mi madre entro minutos después.

-¿Que les parece mi idea de la cena? Lauren, no todos los años cumples 28 cariño, debes festejar en grande, rodeada de amigos y tu familia, debemos hacer el evento del año.
Ellos insistían con eso pero en cambio yo necesitaba pasarla solo con ellos, comiendo algo en casa. Algo sencillo.

-¿Será mi regalo?
Encendió un cigarro como el de mi hermano y asintió con una buena sonrisa.
Yo negué. Lo aceptaría pero no iba a pasarla bien.

-No entiendo en que momento te hiciste tan aburrida, aunque prefiero esta Lauren a la de hace meses. Mi hermano aclaró.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora