Capítulo 55 | La teoría

Comenzar desde el principio
                                    

—Venga, tenemos que buscar a los demás—dije ayudándola a levantarse, para después rodear con su brazo mi hombro—, vamos a salir de esta.

Narra Malcom

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Malcom

Apreté mi mano en un puño, tratando de parar el temblor causado por mi terror en ese momento.

Derek, Connor y yo nos encontrábamos en el comedor, escondidos, tratando de planear algo tras haber oído la explosión y el sonido de alarma. Ya de por sí habíamos reconocido el peligro, pero no estábamos seguros de qué tipo de peligro era.

Probablemente eran ellos.

Y eso me aterrorizaba aún más.

Ni siquiera pudimos tener unas horas de descanso. Queríamos estar los tres juntos en el comedor, tomando algo mientras intentábamos poner en orden todos los acontecimientos y planes. Hasta que comenzó todo, con aquel ruido preocupante.

—¿Seguiremos escondidos detrás del mostrador o haremos algo diferente? —el pelinegro preguntó a susurros, con el nerviosismo reflejado en su voz.

Derek, quien era el receptor de la pregunta, no respondió. Mantuvo su cabeza agachada, con una mano cubriendo su boca, concentrado.

—Me parece que sí, Connor—contesté yo por él, suspirando a la vez que miraba a un lado, en dirección de la entrada.

Si venían, ¿Qué pasará? Atacaremos, sí. ¿Y si no soy lo suficientemente bueno en eso? ¿Y si salimos heridos? O peor...Muertos.

Miles de preguntas atormentaban mi mente en ese instante. Era algo inevitable, la inseguridad. Envidiaba el coraje de Reese y April en cada decisión. Los planes preparados cada segundo de Noah, el autocontrol de Derek... Me sentía débil sin todos ellos a mi lado. Y este pensamiento, me frustraba aún más.

No quería depender de nadie para ser fuerte.

El sonido de las puertas de la entrada abriéndose, hizo que me estremeciera, dirigiendo mi mirada a Connor y Derek.

—¿Chicos?

Cogí una bocanada de aire, sintiéndome aliviado. Era Irina.

Los tres salimos, observándola con confusión. Llevaba dos armas, grandes y alargadas, con un botón que llamaba la atención por su luz azul. Una la lanzó a Connor, quien la cogió con dificultad tensando su mandíbula.

—¿Irina?—enarcó las cejas.

Irina se acercó a él, activando su arma a la vez que hablaba.

INEFABLE © 2018 (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora