3. Por mí

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Al llegar a casa la desesperación y la rabia se apoderaron totalmente de mí, la sangre me estaba hirviendo y no podía contener mis ganas de hacer algo al respecto. Empecé a caminar a paso de soldado por el jardín, por la cocina, y mis pasos cada vez eran más fuertes y firmes, fácilmente era capaz de ahuecar la madera del suelo sin esfuerzo alguno.

Esa mierda no se iba a quedar así como si nada. 

La casa estaba completamente sola, los guardaespaldas de mis tíos aún no habían llegado para recibirlos y supuse que se encargarían primero de buscarlos en el aeropuerto.

María había desaparecido como por arte de magia, el ambiente se sentía tan nostálgico y frío que por un momento solo sentí necesidad de hacer una cosa, así corrí a su habitación y no tuve suerte en encontrarla.

¿Se había ido por lo que le dije?

Llevé las manos a mi cabeza con desesperación, había desconfiado de ella cuando simplemente no quería herir mis sentimientos al decirme las cosas respecto a ese imbécil, la imbécil soy yo y eso no es lo peor, lo que me enfurecía era no entender esa conversación 

¿Quién es "Él"? ¿Simón? ¿Y por qué cojones me querría? Nos dejamos de hablar desde el día en que empezó a hostigarme como un idiota ¿Qué le pasa? 

Mierda.

Seguí buscando por toda la casa y mi suerte no mejoró, hasta que la visualicé en el jardín entre unos arbustos los cuales no había visualizado la primera vez que pasé. Un gran alivio me abordó y fui casi corriendo hacia donde se encontraba, no sabía que decirle, si pedir perdón o darle la razón respecto a lo que había dicho pero quería hablarle.

— Lo lamento. —Solté llena de vergüenza en un susurro por su espalda, ella giró y me sonrió amablemente.

Mis piernas se debilitaron rápidamente y caí de rodillas al suelo, mi intención no era crear o hacer un drama, realmente sentía impotencia, rabia, y frustración por darme cuenta que lo único que me daba felicidad entre tanto estrés y problemas había sido un engaño.

— Discúlpeme usted por no haberle dicho desde el primer momento lo que sucedía, señorita, solo tenía miedo... Miedo de que usted no quisiera creerme —Dijo avergonzada inclinándose en frente de mí.

— Tú lo dijiste, ilusa y una niña, al final esas palabras me definen perfectamente, María. —Confesé sentándome en el césped y llevándome las rodillas al pecho. Ella hizo lo mismo, en señal de comprensión y su voz automáticamente se volvió tan reconfortante como el sueño.

— Estoy segura de que llegará alguien que en verdad la merezca y sobre todo que la proteja como debe. —Sonrió. —O quizás esa persona ya existe, solo no ha tenido la oportunidad de darse cuenta, a veces la vida nos da sorpresas. 

¿Y tu también sabes quien me quiere comprar?

— Supongo. — Me limite a responder. Ella asintió y me alegré de que no haya tomado la repentina decisión de irse literalmente como le pedí.

Luego de eso, me tome mi tiempo para procesar lo que había ocurrido y superarlo de cierta forma, lo cierto es que es fácil superar algo que te tenía la esperanza muerta desde un tiempo atrás, pero como dice María quizás no había querido darme cuenta. 

Tenía vagas esperanzas de que mi amistad con María siguiera el mismo rumbo de antes pero, si bien habían resultado las cosas, el presentimiento de que cosas peores vendrían eran evidentes.

— ¿Qué se supone que haces? — Pregunté mirándola con una libreta en las manos. Sentía algo de pena por ella y la manera en la que mis tíos la explotaban, vivía con nosotros pero no tenia idea sobre ella, si tenia familia, pareja, si tenia alguna otra aspiración... nada.

Lo más tétrico del amor ✔ [+18] #pgp2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora