Trozos de acero.

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Los días correspondientes a la suspensión del pequeño peliverde pasaron más rápido de lo esperado y sin ningún tipo de complicación; ya que, nadie más aparte de sus compañeros de clase se había molestado en siquiera contactarlo y lo agradecía enormemente o algo así. En cambio, y muy diferente a la situación en la que el pecoso parecía encontrarse, sus amigos se comían la cabeza tratando de pensar las razones de todo aquello; sin demasiado éxito, claro está.

[....]

Shōto sabía que algo no estaba bien; era todo muy extraño, y más que nada, recordaba vagamente algo acerca de Midoriya. Algo que había dicho su padre hace algún tiempo, y esa era la razón de su presencia en esa oficina.

Tenía que averiguar lo mejor posible para poder encontrar una solución, y ayudar al solecillo de la clase 1-A.

—Shōto, ¿Que quieres? –Cuestionó el de fuerte temperamento; dedicándose a prestarle demasiada atención a algo en su computadora –.

—Quiero que me aclares algo. –El mayor lo detectó. La voz usualmente estoica de su hijo menor, ahora tenía un tinte ligeramente diferente; ¿preocupación?, ¿por qué?–.

—¿Qué? –Tampoco pretendía verse demasiado interesado en lo que sea que tuviesen que hablar. Aunque, una idea se hacía del porque–.

—Es sobre Midoriya..–Y, si; lo sabía–.

—¿El pupilo de All Might? –Se dignó a mirarle–. No me importa.... –Siguió trabajando. Aún que, realmente esperaba a que el bicolor prosiguiera con sus palabras–.

—¿Es así?, como sea.... No necesito tu ayuda, Endeavor. –El de complexión atlética sabía cuanto es que su progenitor odiaba que él le llamara de esa manera. Esperaba la siguiente reacción:

—¡SOY TU PADRE, SHŌTO! –Exasperado, las llamas aumentaron su intensidad en el rostro del adulto–. Deja ya tus niñerías y dime lo que sea que tengas que hablar. No tengo tiempo para perder con problemas de críos hormonales, muevete.

—Lo conoces, ¿no?; al padre de Midoriya. –Si hasta ese entonces, se había concentrado en aparentar poco interés, ahora el menor tenía toda su atención–.

—¿De que hablas?, ¿por qué tendría yo que conocerlo? –Firme como siempre, le respondió–.

—Mira, decías no tener tiempo que perder con problemas de críos; así que responde rápido, ¿Lo conoces?, ¿por qué?, y más importante, ¿De dónde? –Quizás estaba presionando un poco, excesivamente pero tenía que comprobar lo que ya tenía un par de días pensando–.

—Hablame con respeto, mocoso....Pero volviendo al tema; no, no lo conozco. –¡Por favor!, ¿realmentr creía que podía convencerlo tan fácilmente?, ¡venga! Que equivocado estaba.

—Ajá, claro. –Se encogió de hombros, retomando el paso rumbo a la puerta por la que antes había entrado.

—¿Eso es todo? –El de robusto cuerpo le llamó. Ligeramente desilusionado al parecer.

—Si, ¿debería haber algo más? –Le miró apenas; no muy interesado. Cosa que sin duda, hacía rabiar al pelirojo.

—¿Por qué tanto interés y tan de repente? –Bien, lo dijo. Eso era lo que realmente le estaba comiendo la bilis.

—¿Me vas a decir que el grandioso Endeavor, heroe numero uno; no lo sabe? –Si tenía que perder su tiempo con el tipo a quien debía llamar padre, mínimo, se jactaría de ello.

—Mocoso....–La paciencia era poca y el menor lo sabía. Por lo que se digno a hablarle del tema por fin.

—Midoriya se desmayó hace algunos días debido al sobreesfuerzo. –Los ojos color cian del adulto lo miraron, invitándolo a proseguir con sus palabras. —Y resulta que no me lo creo. Despertó con una actitud muy parecida a la de Bakugou; estúpido y arrogante, revoltoso y desesperante pero más que cualquier otra cosa, no parecía entender que es lo que estaba haciendo mal.

Incluso hubo un momento en el que entre toda su revuelta con el tipo de la clase B en el que se vio honestamente confundido pero... La rabia era lo único que podías notar a simple vista, parecía una bestia. –Al terminar, no pudo más que reflexionar al respecto; tratando de unir y encontrar algunas piezas faltantes en la idea que él comenzaba a armarse en la cabeza. Por su parte, Enji parecía especialmente interesado en las palabras y actitud que expresaba el menor de los Todoroki, era diferente y eso parecía alterarlo un poco.

—Luces demasiado preocupado por el mocoso. Aunque, ambos sabemos que no es idiota y nada va a pasarle; claro además de romperse algunos huesos como es su costumbre. –Bien, involuntariamente le había hecho un cumplido pero al darse cuenta de su error, prefirió arreglarlo con su sarcástico comentario que para nada le hizo gracia al chico de cabello bicolor.

—Yo sé, mejor que tu; lo que Midoriya Izuku es capaz de hacer y no es necesario que me lo digas. Sin embargo y por si no me pusiste atención, ese no es el Midoriya que tu o yo conocimos alguna vez.
Si pudieses verlo una vez más, caerías en cuenta de lo que es sentir desconcierto y temor de alguien. Por que, si te digo algo..... Incluso All Might, tu eterno rival; teme del poder que posee su alumno y más que nada de la inestabilidad que su consiente esta atravesando en éste momento.

Como te digo, no lo subestimes. Porque, cualquiera de nosotros podría llegar a arrepentirse de hacerlo. –Si bien el pelirrojo no llegaba a creer del todo las palabras de su hijo. Algo que si llegó a tensarlo fue el hecho de que ni siquiera All Might tuviese una solución instantánea a un problema de mocosos, y aunque le costase afrontarlo; aquello no querría decir más que esa era una situación de temer y que nadie podía tomarse a la ligera.

Por lo que anteponiendo su deber como héroe, se enderezó y habló firmemente.

—Como dije antes, Shōto, no conozco al padre del pupilo de All Might pero nuestra corporación tiene una gran red de información que seguro podrá ayudarte con lo que estás buscando. Vamos, te proporcionare lo que necesitas. –Si debía ser sincero; no podía creer la amabilidad de la que en muy escasas ocasiones su padre podría llegar a derrochar. Era sorprendente, y aunque le molestó el “nuestra” dentro de su oración, prefirió callarlo y buscar toda la información que creía requerir para ayudar al de verdosos cabellos.

Experimental.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz