Destino 2/2

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Diana miro con algo de escepticismo a Lucifer, la niña, porque no podía describirla de ninguna otra forma, no parecía tener las grandes dotes de héroe, cuanto menos la fuerza para servir de apoyo a seres con las habilidades de Kara, quien por su herencia Kriptoniana era casi o más poderosa que Superman.

—No luces nerviosa —dijo SuperGirl colocando con suavidad la mano derecha sobre el hombro de quien podría considerar su sobrina. —Pero con un padre como Batman dudo que seas muy dada a demostrar tus emociones por eso... —y con toda la ternura que pudo encontrar en su corazón y la empatía que le daba saber lo que se sentía ser una extraña en un lugar extraño, la abrazo. —confía en nosotros.

Lara dio un leve respingo, hacía mucho que nadie le brindaba un gesto como aquel. Había olvidado lo cálido y reconfortante que era sentir los brazos de alguien más rodeándola sin que estos tuvieran dobles intenciones y por ello no pudo menos que estremecerse en deleite preguntándose si su padre, Superman... Kal-El, expediría esa misma temperatura elevada, ese calor tan agradable que le brindaba Kara Zor-El en ese momento.

Podía negarlo para todos, pero muy dentro de ella una parte de su ser siempre sintió la falta del hombre de acero, aun mas cuando escuchaba a las amazonas hablar de las hazañas en que salía siempre victorioso, de su sonrisa deslumbrante y de aquella amabilidad que emanaba para todos sin distinción.

Se cuestionaba cada dos por tres como hubiera sido su vida si en vez de estar con Bruce, Clark Kent hubiera sido quien la criara. ¿Su carácter hubiera sido el mismo? Su destino fue marcado por las desgracias y penas que acongojaron el corazón, de por si emulado, de Batman.

Con un leve toque Lara aparto a Kara. —Gracias —dijo mientras caminaba rumbo al hangar de la Atalaya sin mirarla de frente evitando mostrarle su rostro sonrojado hasta las orejas.

Kara sonrió condescendiente, guardando con agrado entre sus recuerdos aquel suave temblor del cuerpo de la niña y comprendiendo un poco más el sentimiento que su primo albergaba por el caballero Oscuro, después de todo esa actitud firme y feroz que buscaba ocultar la debilidad de la persona bajo la máscara era encantadora en todos los sentidos y solo servía para hacerte desear ser aquel sujeto especial frente a quien se desnudaría en cuerpo y alma.

John Stuart sonrió para sí mismo al presenciar la escena entre Kara y Lara, y se imaginó al pequeño Batman, ese que una vez tuvo la fortuna de ver y tratar gracias a un hechizo de Morgana(1), fruncir el entrecejo y poner una mueca agria en su rostro infantil ídem al que en este momento la hija del Murciélago mostraba.

Nunca lo diría en voz alta, pero Mordred y su talismán le dieron uno de sus mejores recuerdos al permitirle compartir aunque solo fuera un día de su niñez con los que ahora eran sus amigos, en especial con Batman que de alguna forma siempre pretendía alejarse de ellos, pero sin lograr evitar que los seis fundadores al ir conociendo su espíritu, entrega y bondad desarrollaran sentimientos intensos por su persona.

El ejemplo más que palpable era el súper hombre; Clark había terminado perdidamente enamorado del Señor de la Noche a pesar de estar muy consciente de su indiferencia y desdeño por las relaciones interpersonales de cualquier índole. Pero en su empeño el gran hombre de acero logro lo que nadie pensó posible.

Batman lo había aceptado a su lado.

Al principio sintió, siendo sinceros, algo de repudio ante la idea de que ambos héroes mantuvieran una relación romántica, pero tras conocer a Terry y hablar con Lara ese rechazo se desvaneció como la bruma frente a los rayos del sol. Debía admitir que ellos eran la combinación más poderosa en el campo de batalla, el dúo más eficiente en cada misión y sobre todo, la pareja más confiable en cuanto a volver los imposibles en realidades.

Batman vs SupermanWhere stories live. Discover now