Capítulo 25

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Diciembre de 1987

De los cinco Comandantes, Cara era quizá quien más contactos tenía dentro y fuera de la base. Y fue ella con ayuda del resto quien localizó a Haakon.

Esta ni si quiera podía llamarse una misión oficial, pues la última pista que necesitaban para encontrar al hombre les había llegado a través de un mensaje encriptado.

Los cinco habían pedido días libres y nadie se lo había cuestionado. Vestidos como civiles se dirigieron al lugar donde residía Haakon.

Por los informes que habían obtenido de él, era un sicario. Se vendía al mejor postor o al mejor enemigo. A diferencia del resto de personas de este calibre, tenía una residencia fija muy conocida en la ciudad.

Su objetivo era matarle, de forma silenciosa y letal. Sin cabos sueltos ni daños colaterales. El mensaje también les decía que Keylan había sido un objetivo en "Santuario".

Por lo tanto, ya eran tres las victimas del grupo que iba tras ellos. Primero Ricardo, después Keylan y por último Kara. No querían que Selena o Maikel llevaran el mismo camino que ellos.

Encontraron al sicario en una lujosa casa de tres plantas, con dos piscinas y un gran espacio verde. Estaba rodeado de mujeres y niños.

La vivienda tenía bastante seguridad, pero no la suficiente para los mejores Comandantes del ejército que habían sido condecorados en numerosas ocasiones.

Entrar fue fácil, infiltrarse entre el servicio pan comido. Lo difícil fue esperar el momento oportuno.

Haakon tenía que estar solo. No se podían dejar huellas. Todas las armas de fuego podían ser rastreadas a través de los casquillos.

Debía morir de una forma natural, que se considerara un accidente desafortunado. O en caso contrario, de tener que echar la culpa a alguien, las autoridades recurrirían a alguien de su entorno.

La primera opción era la más difícil y la segunda la más factible. Ese mismo día mientras observaban desde las sombras en sus tareas rutinarias bajo el mando de la señora de la casa.

Repararon en un hombre de aspecto extraño y que no habían visto antes. Entró como un huracán en la casa y se ensañó a golpes con Haakon.

Ricardo y Maikel fueron los encargados de sacarlo fuera mientras sus compañeras se ocupaban de atender al señor y a los hijos.

Ya tenían el modo de matarlo. Sedaron al hombre y los escondieron en una de las camionetas que el señor tenía en la casa.

Más tarde cuando se despertó le ofrecieron un modo "seguro" de tomar venganza.

Lo que no le explicaron es que la seguridad era para mantener cubierta su cuartada. No la del asesino. Impregnaron los guantes que el hombre utilizaba con un fuerte veneno irrastreable pasadas las doce horas y le facilitaron la entrada a la habitación insonorizada donde Haakon solía meditar.

Al día siguiente Haakon fue hallado muerto. El forense dictaminó que había muerto por los golpes recibidos en la pequeña pelea. El hombre fue detenido y poco después murió en la cárcel.

Ninguno de los Comandantes se sintieron culpables. El hombre que había asesinado a Haakon era un sicario también, con el mismo tenebroso curriculum que al hombre al que había matado.

De vuelta en la base recibieron un nuevo mensaje, este sin incriptación. Decía que durante su ausencia habían descubierto al hombre que había torturado a Keylan en "Santuario" que ahora estaban fuera de peligro y podían regresar a sus misiones habituales.

Repercussion (Clexa AU) #PGP2018Where stories live. Discover now