THE BOY and his gun

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Ella está asustada y eso es lo que veo en sus ojos fuera de foco. Me ha dicho que no puede dejar que nos hagan daño y que por eso había tomado la decisión de hacerlo ella.

Ella tiene miedo y por eso corta sus venas delante de mí mientras me dice que huya pero estoy paralizado.

Ella me mira mientras lo hace y sonríe como si la sangre que brotaba de sus muñecas fuera oro para pagar deudas y yo sólo puedo quedarme ahí.

Esperando sentir el dolor por encima del miedo, pero nunca llega.

Ha anochecido ya y estoy en el suelo oscuro de la cocina junto al ensangrentado cuerpo de mi madre, sosteniendo la pistola junto a mi pecho, hipnotizado por el cuchillo que cayó cerca de su cuerpo.

Tardó un tiempo en morir. No sé cuánto con exactitud pero supe que seguía con vida mientras me miraba a los ojos y caía. La sangre ha alcanzado mis pies y se ha secado un poco en estos pero sigue estando pegajosa en mis dedos.

Cuando fui por el arma he dejado un rastro por toda la casa y la hace lucir como una película de terror y la lluvia comienza a sonar más fuerte en el techo. La casa se ha quedado a oscuras y en silencio.

No tengo ganas de llorar porque realmente no siento nada. Solo no estoy pensando en la siguiente hora cuando ellos vengan y no quiero que me duela.

Detesto el dolor incluso igual que los ruidos fuertes.

Me levanto porque el cadáver de mi madre me perturba y me encierro en la habitación. Ellos vendrán a jugar y no puedo evitar pensar que ha sido mi culpa.

Ha sido mi culpa. Ha sido mi culpa. Ha sido mi culpa.

Salí a jugar hace un mes. Cuando ellos arrastraron el cuerpo sin vida de un hombre por todo mi patio trasero.

Yo estaba en la ventana y me quedé allí, observándolos y ellos me vieron. Me quedé junto al ventanal abierto justo como en este momento.

El arma cuelga sin fuerza de mi mano derecha y mi rostro y pies están cubiertos de sangre. La pistola está cargada pero no sé cómo usarla y considero la opción de dispararme a mí mismo antes de que me encuentren.

Pero mi corazón late con fuerza y el sonido es más fuerte que la propia lluvia. Tengo miedo y no soy capaz de mover un músculo una vez estoy frente a la ventana.

He cerrado la puerta con seguro y colocado la silla y el escritorio en contra de esta pero la ventana sigue abierta y no puedo cerrarla. Estoy mirando hacia la negra oscuridad que da la impresión de moverse y me quedo estático cuando las gotas de lluvia llegan a mi rostro.

Estoy temblando y las gotas se deslizan por mis mejillas y ya no estoy seguro si es la lluvia o son lágrimas de miedo al momento de que algo suena detrás de mí.

Puedo sentir un vaho caliente en mi cuello y se desliza por toda mi columna vertebral como unas manos que intentan agarrarme. Pero es solo mi miedo y en contra de todos mis instintos decido darme la vuelta.

Es ese el momento en el que logro entender a los personajes de las películas de terror. Es como un sentido natural que te obliga a darte la vuelta y enfrentar lo que sea que te aceche, quizá con la esperanza de poder salir victorioso o... de poder observar qué fue lo que te mató.

Mis pies se despegan con cuidado del suelo mientras me giro con total lentitud. Mis ojos se sienten expandidos igual que los orbes sin vida de mi madre en la sala, pero sé que no hay nada tras mi espalda. No puedo decir lo mismo tras la puerta.

Hay algo que se arrastra y se oye como uñas u hojas afiladas rasgando la madera pero está tan oscuro que la rendija inferior no me da pistas de lo que sea que se mueve del otro lado.

THE BOY and the secrets of a gun | J. JK - K. SJWhere stories live. Discover now