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Después de una larga  conversación con mi amigo, tuve que irme de ese lugar que fue mi segundo hogar por muchos años donde todos mis logros profesionales fueron presentes, pero ya no podría regresar, el señor SeokJin fue muy claro y aunque se notaba que era un hombre muy refinado eso no quitaba el hecho que él me daba algo de miedo, y no sabía si sus amenazas eran ciertas, lo único que sabia era que no quería poner a prueba lo que me había dicho, por suerte Jimin lo habia entendendido perfectamente y él sabe perfectamente cómo es el señor SeokJin y lo poderoso que él podría llegar a ser.

Habían pasado al menos 10 minutos después de salir de la empresa de Jimin y yo ya estaba justo enfrente de una puerta que decia: "Kim SeokJin" escritas en oro sólido. Una, dos, tres veces fueron necesarias para aquella lujosa puerta y escuchar un "adelante" de mi ahora nuevo jefe.

-Bienvenido Min Yoongi -escuché de su parte mientras mostraba una sonrisa sin mostrar su dentadura
-puedes pasar- dijo mientras me animaba a sentarme en una silla enfrente de su escritorio

-Buenos Días Señor SeokJin, me alegra mucho estar aquí trabajando con usted- le respondí, y aunque yo odiaba decir mentiras en esta ocasión era muy necesario hacerlo

-Eso lo se señor Min, ahora hay que dejar a un lado los saludos y empezar a hablar de negocios, se preguntará en que va a trabajar en esta empresa verdad? -me dijo de nuevo mostrando su rasgo facial que era muy típico en él: neutral

-De hecho, eso es lo que quería hablar con usted, sinceramente no me siento capaz de trabajar aquí, es obvio que no cualquiera trabaja aquí y yo no se si estoy capacitado -le confese a aquel hombre mientras este último me escuchaba atentamente

- Yo no entiendo porque te sientes tan poca cosa Min, sin duda tienes algo en tu cabeza que te ayudará mucho en esta empresa, sabes que es? -me preguntó a lo que yo sólo negué con la cabeza- inteligencia Min, si estás aquí y yo aún no te he mandado a botar en el depósito de la basura es porque se que tus capacidades son muy buenas, aquí el único bueno para nada es tu amiguito el tal Jimin -Dijo mientras a mi no me hacía ningun a gracia escuchar lo último pero no respondí nada al respecto

-Muchas gracias señor SeokJin -le contesté mientras me sentia cada vez más incómodo al estar sólo con el por tanto tiempo

- Señor Min, quiero que usted sea mi mano derecha en esta empresa, quiero que este siempre conmigo apoyando en todos los negocios, que jamás logré decepcionarme, porque a usted no le gustaría saber cuál es mi reacción al saber que una persona a la cual le doy mi confianza me decepciona - Dijo en un tono tan escalofriante que hacia que mi sangre se congelará al instante

-No se preocupe señor, no lo voy a defraudar -  respondí mientras me levantaba y hacia una reverencia

-Eso espero Min, Tu oficina es la que está al lado derecho, dile a mi asistente que te de las llaves y así puedas de una vez instalarte no hay tiempo que perder

-Esta bien Licenciado, enseguida me instaló, con permiso -le dije mientras me iba de inmediato antes que vomitara ahí mismo por los nervios

Un ambiente totalmente diferente sentí cuando entre en aquel espacio que se hacía llamar mi nueva oficina, era muy lujosa eso sin duda, a decir verdad todo el edificio era muy lujoso,  objetos bañados en plata era lo más "poco" que podía encontrar, no podía concentrarme por estar viendo alrededor de toda mi oficina, alfombra enviada desde París, un gran reloj bañado en oro con números en plata, sillas tan suaves que me daba la sensación que estaba sentado en un par de nubes, no podía negar que era un espacio increíble para cualquier persona y aunque no quería admitirlo había hecho una comparación de la oficina de Jimin y la del señor SeokJin, las sillas, mesas, lápices, ambos lugares eran espacios totalmente diferentes, pero no importaba lo más lujoso que podía estar ese lugar, yo extrañaba a mi amigo y tenía miedo de lo que le pudiera pasar.

MOCOSO ~Taegi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora