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C O N N O R  F I N N E R T Y
CAYDEN

Connor.
Nunca te lo dije realmente en las tres simples palabras existentes para describir el bello sentimiento que te llena en cada sentido.
Cada palabra, texto, cada momento fue especial.
Todo empezó por unos simples mensajes y algunas bromas, nuestra amistad comenzó a crecer a un grado alto de confianza.
Hablábamos y discutíamos de temas triviales, te hiciste una de las personas más importantes de mi vida, tanto que llegó un punto en el que me molestaba que fuera así, llegué a depender de cada texto tuyo en necesidad de recibir otro, que me otorgaras la atención que mi interior deseaba.
Recuerdo que hablamos de nuestros planes a futuro, de nuestro trabajo, estudio, hogar, hijos y llegamos a la conclusión que visualizábamos lo mismo así que decidimos casarnos.
Todo era una simple broma ya que teníamos solamente 15 años, bueno, yo debía tomarlo así ante el no saber como lo tomabas tu pero anhelaba que se hiciera real.
Seguimos hablando, de cualquier cosa de hecho, hasta que me mandaste un audio dejándome enamorada de tu voz, una mezcla de distintas notas especialmente graves que me dejaron enamorada pero nunca lo acepté.
Los días pasaban y de verdad creía que yo gustaba de ti hasta que me hablaste de Sienna, me enteré de que llevaban un tiempo siendo algo y me destrozo.
Se veía en tus mensajes lo tanto que la querías pero no había nada que pudiera hacer al respecto más que apoyarte, seguir siendo tu amiga.
Después hablamos de tu proyecto sobre plantar un árbol, en donde te quejaste por haberte ensuciado mientras que yo admiré la acción cosa que por lo que vi te impresionó.
Comente lo que quiera hacer que constaba de plantar un pequeño árbol y verlo crecer a la vez que yo lo hacía, que este sacara sus raíces al mismo tiempo que yo creaba las mías y noté que te encantó la idea.
Me dijiste "cuando nos casemos plantaremos un árbol, y a la vez que esté crece y crea raíces tu y yo avanzaremos y crearemos una familia" algo tan bobo y ligeramente distinto a como tu lo dijiste.
Porque como lo mencioné antes, me gustas... bueno, gustabas para el momento en que leas esta carta y eso significo para mi.
Recuerdo como alagabas mi cabello, con tus comentarios me llevaste a imaginarnos en cualquier lugar sentados, mientras tomabas mi mano y acariciabas mi cabello, lastima que nunca fue así.
Fue tan solo unos días antes del desastre cuando pasó lo peor para mis frágiles sentimientos, subiste esa foto con Sienna y puedo jurarte que mi corazón dolió, mi alma dolió.
Llore aquella noche y no conteste tus mensajes hasta el siguiente día por la única razón que ya dependía de ti y no podía soportar más tiempo ignorándote, mi corazón estaba en tus manos y sin darte cuenta lo aplastabas al tomar la mano de Sienna.
¿Y porque no quererla? Si ella era simplemente perfecta por el hecho de que la querías, ya que si la querías era porque era perfecta, no podía ser nada menos.
Conteste y excuse mi falta del día anterior con que tenía tarea, de verdad esperaba que notaras mi cambio pero eran sólo mensajes inanimados sumándole al hecho de que tu atención ya no era solo para mi.
El desastre fue algo que ya sabía que pasaría, era algo inevitable y no tenía nada relacionado a ti pero jamás lo mencioné.
Termine aquella noche en el hospital, deseaba decirte todo lo que me ocurría pero no quería involucrarte, no quería que vinieras o la única parte que seguía en pie caería al verte en persona.
Lamente el hecho de que jamás nos hayamos visto en persona pero aún así te conocía y tu me conocías mejor que nadie.
Fueron noches largas llenas de dolor, odie esa parte de mi que deseaba rogarte para que vinieras en mi consuelo así que para no cometer aquel error y causarte algún problema comencé a dejar de contestar.
Te molestaste, mucho cabe decir.
Habrá sido ésta mi peor decisión? O la mejor?
Mi vida durante las próximas semanas se basó en el hospital y mi casa hasta que el establecimiento se volvió mi vivienda.
Llegue a ese punto en donde no podía salir de ahí sin volver a la noche siguiente, mi piel lucia pálida y mi cara sin vida según escuchaba a mi madre al darle noticias a mi padre quien estaba al otro lado del país.
Vino los próximos días aunque no fue gran consuelo, lo único en lo que podía pensar era en ti, en tus mensajes, en lo que estarías haciendo en ese momento ¿habría probabilidad de que pensaras en mi?
El tiempo pasó todo empeoró, mi cabello que tanto alagabas comenzó a caer por los tratamientos, llore al tener el primer mechón dorado en mis manos, lloraba por mi, mi vida, y por ti, ¿como rayos me querrías con tan horrible persona si tenías a ¡sienna!?
El peor día paso a los dos meses que dejamos de hablar pero yo seguía clavada en ello y te mande un mensaje  « hola », te noté activo pero aún no lo leías, y creo que solo lo hice por la simple sensación de que sabía que ese día era el fin.
Ese día todo terminaba, todo acababa, pasaba al otro lado, la leucemia se apoderaba de mi persona y no se podía hacer nada al respecto.
Tome mi teléfono y le retire la contraseña, ya no importaba los secretos que ocultaba ahí que en realidad no eran muchos pero se que serian importantes para mi mamá.
Comencé a escribir esta carta y lo hice mucho más rápido de lo que pensé, mi mente soltaba todo lo que debía decirte.
Mi hermana me vio y le di una explicación general pero al final le pedí privacidad como mis últimos deseos, no quería ser así pero realmente necesitaba desahogarme.
A este punto fue cuando comencé a despedirme de todos pero todos no querían aceptarlo y no querían decir adiós, les dije un pequeño "te amo" a cada miembro y se rehusaron a aceptarlo saliendo de la habitación.
Era como mi árbol que nunca alcancé a sembrar, si me reflejara ahí podría decirse que estaba siendo talada, partida y asesinada por las 8 letras que constituían lo que me dañaba.
Me vi en el espejo y vi que todo lo que decía mi madre era real pero sonreí, porque allá arriba nadie es horrible, nadie sufre, nadie es juzgado y allá estaría en paz, era esta carta la que me anclaba aquí y lo que viene en esta carta eres tú.
Puedo decirte que te amo, que crezcas como el árbol que me dijiste que sembraríamos, que tengas la familia y los hijos que soñaba contigo.
Espero seas feliz mi querido compañero que es como comenzamos a decirnos ya que "amigo" te parecía incómodo.
Espero que encuentres la felicidad que yo anhelaba darte, espero que como mi árbol no caigas sino crezcas, eches raíces y seas el árbol más grande y ejemplar de todo el bosque.
De verdad te quise, y lamento el haberte dejado de hablar para escucharse mis bobas razones, moriré sabiendo que seguirás y serás feliz, bueno, para cuando leas esto, morí pensando en ti, morí con mi último recuerdo esta carta de un capricho adolescente.

La hermana de Jayden entró a la habitación al escuchar los pitidos de la máquina, su pulso bajaba, los doctores entraron a la habitación e hicieron lo suyo.

La hermana soltó un sollozo y vio la notificación en el teléfono de Jayden "¿Así que ya me hablas?" mordió su labio reprimiendo las lágrimas al recordar la conversación que habían tenido el día anterior.

Abrió el mensaje e intento escribir pero la pantalla estaba húmeda por sus lágrimas y sus dedos temblorosos por el estrés, le pico al icono de llamada.

—¿A que se debe la llamada Jayden?—Pregunto extrañado, hacía mucho que no hablaban y jamás habían hecho una pequeña llamada o algo por el estilo.

—No soy Jayden...—Se soltó en llanto y en menos de cinco minutos el chico tomó su chamarra, agarró las llaves de la mesa y fue al hospital en busca de la que alguna vez fue su amiga.



—En nombre del Padre, del hijo, del Espíritu Santo, amén. Que en nombre del señor descanses en paz y seas liberada de todo pecado para que seas digna de alcanzar el cielo.

Esas palabras seguían clavada en su cabeza desde el que podría decirse el peor día de su vida, tomó las cenizas y limpió la gota que caía de su mejilla izquierda.

Con su otra mano tomó la pala y se dirigió al jardín trasero de su nueva casa, las colocó a un lado y comenzó a excavar.

Tardo un rato en hacer el hoyo, había comenzado a sudar ligeramente, se dejó caer en el suelo y tomó las cenizas entre sus manos.

—Como lo prometimos mi niña—Murmuró—Tendrás el árbol que siempre deseaste, y yo plantaré este que alguna vez te prometí.

Abrió la caja dejando caer el polvo gris en el oyó y luego un poco de tierra, continuó con las semillas y terminó de cubrir el hoyo.

—En tu memoria—Dijo al aire—, en nuestra memoria de lo que alguna vez ambos nos juramos, nos prometimos; en memoria de nuestro amor y lo que algún día soñamos ser.

—En tu memoria—Dijo al aire—, en nuestra memoria de lo que alguna vez ambos nos juramos, nos prometimos; en memoria de nuestro amor y lo que algún día soñamos ser

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Diossss que sad, me visualice en esa situación y al terminar volví a la realidad sintiéndome miserable alch.

𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; 𝑐𝑟𝑢𝑠𝘩𝑒𝑠. Where stories live. Discover now