3. Cinco años

460 53 46
                                    

Dedicado a mi betareader, que es duro y exigente como Chuuya con Dazai entrenándole.

La piel de Agatha olía a azahar y sus labios tenían el regusto dulce del jerez. Fue apenas un roce, nada más tocar con su boca la de Fyodor, ella se apartó sonriéndole con coquetería y seguridad, mucha seguridad.

-No sé qué trampa ha usado usted para ganar, señor Dostoyevsky, pero aunque no haya hecho juego limpio, yo soy una mujer de honor y sé pagar mis deudas de juego.

A Fyodor le encantaba la fuerza de esa mujer.

Le devolvió la sonrisa mientras saboreaba sus propios labios donde Agatha había dejado un pequeño rastro de carmín.

-En el amor y en el juego todo vale, señorita Neele, esto lo sabe cualquier jugador y cualquier amante.

-Y usted quiere ser ambas cosas esta noche -replicó ella con cierto desdén, fingido, naturalmente.

-Usted también.

Las pupilas de Agatha se dilataron por expectación por lo que entre ellos pudiera suceder en su dormitorio pero se contuvo con rapidez y, aprovechando el dar las gracias a un empleado que acababa de colocar la silla caída en su lugar, le habló por encima del hombro:

-Yo no soy una de esas mujeres que los aventureros como usted deben frecuentar, de esas...

-¿De esas que besan a desconocidos que acaban de conocer en la mesa de Black Jack?

-Sobre eso...-Agatha tomó su copa vacía de jerez y le hizo una seña con la cabeza para que le acompañase hacia el bar- Solo quería conocer su reacción, señor Dostoyevsky.

Fyodor se río totalmente encantado de aquel juego de inteligencia.

-¿Y qué le pareció mi reacción?

Agatha guardó silencio. Dejó la copa en una bandeja llena de otras copas vacías y aún, en silencio, salió afuera a una terraza con mesitas con velas, a la luz de la luna de aquella noche suficiente cálida para no necesitar de abrigo extra.

Se paró ante una mesita con dos sillas vacía. Fyodor comprendió y separó una de las sillas, esperando que ella ese sentase.

-Gracias, señor Dostoyevsky.

Tras él sentarse frente a ella, Agatha le respondió con una sonrisita traviesa.

-Pues su reacción confirmó mi primera impresión de que es usted un caballero.

A Fyodor le vino a la cabeza enseguida una Agatha de años atrás afirmando que él era una rata rastrera, sin honor y sin valía.

-Esto me reafirma a mí también mi propia impresión sobre usted - añadió Fyodor con voz sibilina.

Agatha que había tomado la carta de bebidas alcohólicas, levantó sus ojos curiosos hacia él.

-¿Y cuál es?

-Que usted sabe muy bien juzgar a las personas -respondió con un sarcasmo que la amnésica señorita Neele no captó y sonrió alagada.

-Me gusta usted, señor Dostoyevsky.

-En ese caso, y visto que vamos a pasar la velada juntos en su dormitorio, podríamos empezar a tutearnos.

-Ni en sus mejores sueños, caballero. Más que ese pequeño pico en los labios no va a tener usted de mí esta noche.

Fyodor rio para sí recreándose en la idea de que esa noche ella iba a dejar de ensuciar este mundo con su presencia.

-Tiene usted una risa extraña -expresó con total sinceridad mirándole entrecerrando sus ojos.

El mundo no es suficiente (Agatha + Fyodor) Completada.Bungou Stray DogsWhere stories live. Discover now