2. El placer de apostar

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Dedicado a Etxeparemunitxen. Gracias por estar a mi lado, como siempre.

Lo emocionante de los juegos de azar no es la fortuna o carencia de ella que se pueda tener, sino los contrincantes.

Un velada en que la suerte no es propicia puede resultar de lo más amena si los rivales alrededor del tapete estimulan el intelecto de uno.

Así era Agatha.

Tanto el jeque, como la cincuentona de la cirugía extrema, se habían rendido y otras víctimas habían ido desfilando por los sitios que quedaban libres. No duraban más de dos o tres manos.

Agatha ganaba todo y festejaba cada victoria como si fuera la única y la última en toda su vida.

Fyodor perdía, claro está, pero ser testigo en primera persona de la transformación efectuada en su enemiga más acérrima, gracias a la amnesia, era algo por lo que valía la pena quedarse en bancarrota.

Sin embargo alguien no era de su misma opinión: el dueño del casino.

Hacía ya rato que varios miembros de seguridad se había acercado a la mesa del Black Jack intentado averiguar si Agatha hacía trampas.

Fyodor miró a cada uno de los tres de seguridad: al guapo moreno, a la rubia algo bizca, y al más viejo, casi a punto de jubilarse, y se rió.

Agatha jugaba limpio. La explicación a su victoria sin tregua era un dicho popular: afortunado en el juego desgraciado en amores.

Observó como de nuevo la dirección del casino le daba órdenes por un pinganillo en la oreja al crupier.

-Señorita Neele -le habló el crupier con un tono demasiado profesional donde no lograba, ni por asomo, esconder su nerviosismo. - Me comunican que debemos cerrar la mesa de Black Jack por esta noche.

La decepción de Agatha fue evidente por el lamento que soltó. Fyodor tuvo que intervenir y el crupier se lo había puesto muy fácil.

-Me parece muy grosero que al resto de jugadores que estamos siendo desplumados por esta encantadora dama se nos ignore por parte de su jefe.

Las otras dos víctimas en aquel momento asintieron con vehemencia demostrando su total acuerdo con la objeción expresada por Fyodor.

Al notar la gota de sudor frío que le apareció al pobre hombre, la satisfacción de Fyodor fue completa porque sabía que aquella reacción no era por sus palabras tan solo, no, no lo era.

-Quizá, quizá, quizá podemos jugar una última ronda.

Fyodor sonrió con satisfacción.

-Es lo mínimo.

Si era aquella la última partida porque no aumentar la emoción. ¿Por qué no apostar contra Agatha a doble o nada?

Miró su montón de fichas. Apenas unas veinte libras le quedaban mientras ella tenía torres y más torres que sumaban varios miles.

No podía él pues apostar con fichas.

Una idea muy tentadora, y adecuada al objetivo que le había llevado ese día a aquel casinohotel, vino a su mente.

Sabía que ella iba a aceptar.

Esas sonrisas nerviosas, esas miraditas, ese roce descuidado de sus dedos con los de él al recoger las fichas, esos brindis durante más las tres copas que habían compartido al jugar. Todo esto, no eran más que la confirmación de lo que él había sospechado nada más encontrársela al unirse a la partida. A ella le gustaba él.

El mundo no es suficiente (Agatha + Fyodor) Completada.Bungou Stray DogsWhere stories live. Discover now